No se sabe muy bien por qué a las matemáticas les persigue la mala fama. Cuando se pregunta a los estudiantes por sus asignaturas favoritas, rara vez es mencionada. Para acabar con este estigma nació Smartick.
Un método de aprendizaje online donde los alumnos aprenden a su ritmo. Con ejercicios que ponen al límite sus conocimientos, pero lo suficientemente accesibles para que sean capaces de resolverlos en su mayoría. Y, lo mejor, la dificultad crece según los avances que hacen.
Diseñada para niños de entre cuatro y 14 años, sus progenitores o tutores pueden comprobar sus progresos también vía online. Detrás hay técnicas de inteligencia artificial. Pero sobre todo el reto que un día se propusieron sus creadores, Javier Arroyo y Daniel González de Vega, hace ya casi 10 años. Sacar las matemáticas de ese rincón oscuro al que estaban abocadas para demostrar que con esta asignatura no solo se aprende a resolver operaciones.
Esta empresa española fue galardonada el pasado julio con el Eisenhower Fellow por el Congreso de Estados Unidos. Tras este reconocimiento internacional, hemos hablado con Javier Arroyo, uno de sus cofundadores.
¿Cómo surgió la idea de crear Smartick? Entendemos que la iniciativa vino porque detectasteis alguna carencia en la enseñanza de una materia como las matemáticas.
A comienzos de 2009 mi socio, Daniel González de Vega, y yo nos propusimos crear un método tras observar cómo los niños españoles aparecían recurrentemente en los últimos puestos de los informes internacionales (TIMSS, PISA). Ocurría en todas las categorías, pero sobre todo en matemáticas. La situación de esta materia es similar en muchos países, salvo escasas excepciones asiáticas o europeas.
Nos pusimos el objetivo de desarrollar un método que aprovechara la tecnología y ayudara a los alumnos a afianzar y mejorar el aprendizaje de las matemáticas. Y que lo hiciera de forma natural y personalizada en una disciplina que consideramos clave.
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¿De qué forma ayuda vuestro método a desarrollar el interés por ellas?
Sabemos que no hay un gen que determine que a alguien se le den bien o mal las matemáticas. Muchas veces depende de la buena o mala experiencia adquirida en su aprendizaje. Las matemáticas tienen un impacto muy grande en la autoestima y la confianza de los pequeños, por eso, cuanto antes se afiancen sus contenidos básicos, antes conseguiremos que los niños se interesen por ellas. Incluso que lleguen a gustarles.
La diferencia de Smartick con el resto de métodos es su inteligencia artificial. Es lo que le permite ofrecer un plan de estudios personalizado, adaptado en tiempo real al nivel y ritmo de aprendizaje de cada alumno. En Smartick no proponemos al niño ejercicios que sabemos que no va a ser capaz de hacer. Le hacemos trabajar en la frontera de su máximo nivel de competencia y su aprendizaje siempre es relevante. De este modo, conseguimos que los niños contesten a la mayoría de los ejercicios y se afianza su confianza con los números.
Con ejercicios adaptados a cada niño y un sistema basado en inteligencia artificial, ¿qué perfiles forman parte del equipo que desarrolla los contenidos?
En la actualidad, el equipo de Smartick está formado por medio centenar de informáticos, matemáticos, pedagogos y maestros que trabajan para seguir mejorando el método. Se realizan actualizaciones cada 5-6 semanas que incorporan las últimas tendencias metodológicas y desarrollan los contenidos. Además, cuenta con un equipo de atención al cliente interdisciplinar para resolver las dudas de padres y tutores. Lo impresionante de Smartick es el acceso que tenemos a los datos que generan los niños al hacer los ejercicios. Gracias a estos sabemos bien cómo y qué están aprendiendo, y eso también nos ayuda a perfeccionar el método.
Desde que nació el proyecto, ¿tenéis referencias de cuáles son los resultados que han obtenido sus usuarios? ¿Cuál es su perfil?
Desde que comenzamos nuestra andadura comercial en 2011, más de 32.000 niños de un centenar de países han mejorado sus conocimientos matemáticos. Los resultados obtenidos son contundentes. El 94% mejora su capacidad de cálculo, razonamiento y lógica. Y ocho de cada diez mejora sus notas en una de las asignaturas más temidas en el colegio.
En este crecimiento, la prescripción de los clientes ha sido la clave. Es muy gratificante cuando los padres nos dan las gracias por lo mucho que ayuda el método a sus hijos. La verdad es que nuestra gasolina emocional son precisamente esas reacciones de las familias Smartick por todo el mundo.
El uso de las pantallas –tablets, teléfonos móviles…– en casa es una cuestión delicada, ¿cómo habéis conseguido que los progenitores confiaran en vuestro método?
Efectivamente. Uno de los retos más grandes es hacer ver a los padres que, aunque sea un método online, es un tiempo productivo de pantalla. Somos perfectamente conscientes de que el uso indiscriminado de pantallas para los niños es perjudicial para ellos. Muchas veces se usa a modo de chupete digital. Pero tenemos que saber transmitir que, precisamente por eso, Smartick es la solución perfecta. Ya sea para sacar provecho a ese tiempo, o o como peaje para que los niños puedan acceder a otros juegos. Sabemos, por ejemplo, que hay padres que les dicen a sus hijos que no hay Fornite si no se hace Smartick primero.
¿Veis factible que se empiece a utilizar en los colegios?
Smartick ya está presente en una treintena de colegios, tanto en España como en el ámbito internacional, consiguiendo unos resultados muy buenos. Algunos, como el Maristas de Chamberí lo tiene implantado para todos los alumnos de Infantil y Primaria en la asignatura de Matemáticas. Otros centros lo tienen como actividad extraescolar. En este proceso, lo que sí nos ha llamado la atención en todo este tiempo es la complejidad de la toma de decisiones que se produce en los equipos escolares a la hora de implantar un sistema como el nuestro.
Presentes en más de 100 países, ¿los contenidos se adaptan al sistema educativo de cada uno o son los mismos sin importar la procedencia de los alumnos?
El método es el mismo en todo el mundo salvo algún matiz. Por ejemplo, algunas operaciones son distintas en el sistema educativo anglosajón. Eso precisamente es una de nuestras ventajas. Sabemos que la comunidad de expatriados y de homeschoolers son muy seguidores del método: les garantiza que sus hijos están aprendiendo matemáticas estén en el país que estén. Lo bueno de las matemáticas es que es el lenguaje universal de la ciencia.
En 2015 el MIT seleccionó a Smartick como una de las startups con mayor proyección. Y en julio fuiste galardonado por el Congreso de Estados Unidos con el Eisenhower Fellow. ¿Qué significan estos dos reconocimientos?
Que te reconozcan los méritos en un país tan competitivo como EE.UU. siempre es una satisfacción. Ese mercado es uno de nuestros grandes objetivos. Somos cabezotas y somos conscientes de que allí nos batimos con gigantes tecnológicos, pero justo eso es lo que nos motiva. Estamos muy orgullosos de nuestro trabajo concienzudo, de hormiguita, siempre enfocados en las matemáticas.
La tradicional separación entre materias de ciencias y letras lleva tiempo en entredicho. ¿Cómo pueden ayudar las matemáticas al desarrollo intelectual de los estudiantes?
Las matemáticas son fundamentales a la hora de potenciar lo que se ha dado en llamar el pensamiento crítico. Es decir, no hay que tragarse unos dogmas sin cuestionarlos. El pensamiento matemático te enseña a ser paciente, a confiar en los datos, a mejorar la comprensión lectora porque tienes que entender muy bien los enunciados, a saber razonar con lógica… Todas esas cosas ayudan a cualquier estudiante, también a los que se vayan a dedicar a las humanidades. También creo que las humanidades son fundamentales para la interpretación de algunos datos. Ayudan a poner en contexto la actualidad para añadir perspectiva.
¿Qué futuro les espera a las matemáticas? ¿Dejarán de ser la ‘oveja negra’?
Las matemáticas son el futuro, están presentes en la vida diaria. Sin duda son una disciplina clave para la mayoría de las nuevas profesiones que están por llegar. Los padres han de tener claro que el niño que tenga mejor base matemática le proporcionará un mejor futuro. Por eso, entre todos, tenemos que ayudar a hacerlas más atractivas. Y creo que, en divulgación, se están haciendo esfuerzos muy interesantes.
Imágenes | Smartick