Las repercusiones financieras del Black Friday, a pesar de ser menos conocidas que las comerciales, no por ello son menos relevantes.
La rentabilidad económica del negocio, la rotación y el Black Friday
La rentabilidad económica la podemos comprender como un producto del margen por la rotación. Es decir, si incrementamos, con las mismas inversiones, las ventas, podremos ser capaces de elevar la rentabilidad económica a condición de que los márgenes con los que trabajamos no se resientan en mayor proporción.
En el viernes negro tenemos una oportunidad para elevar la rotación. Normalmente, se producen mayores ventas sin necesitar de grandes inversiones. Los comercios suelen mantener el mismo local, con el mismo almacén, los mismos equipamientos, etc. Incluso es posible que se aproveche la ocasión para reducir determinados inventarios.
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No obstante, el Black Friday es una campaña compleja y puede requerir algunas inversiones, como, por poner dos ejemplos, las relacionadas con el equipamiento de los empleados (especialmente los de refuerzo) o alguna adquisición relacionada con el acondicionamiento del local.
Ahora bien, para que realmente el Black Friday contribuya a incrementar la rotación, se debe producir un genuino incremento de ventas. No nos vale con solamente desplazar las que se realizarían en otras épocas a estas fechas. Ello es así, fundamentalmente, porque en el comercio suele ser difícil desprenderse de inversiones en momentos de baja demanda.
Los efectos sobre el margen
La segunda gran prueba está en la evolución del margen. En ese sentido, el Black Friday no puede comprenderse si no es desde un punto de vista temporal. Se encuadra después de comenzada la temporada de otoño y antes de la Navidad y las rebajas de invierno. Y, si lo organizamos, inmediatamente antes del Cyber Monday.
Para analizar el efecto sobre el margen, resulta muy importante estudiar toda la temporada para saber hasta qué punto podemos mantener un poco más elevados los precios en momentos determinados (sobre todo al inicio, en el periodo que va desde el comienzo de temporada al Black Friday) para beneficiarnos del hecho de que existan clientes más ansiosos por adquirir los productos y que tengan una mayor disposición a pagar.
Por otro lado, la evolución del margen es también un reto organizativo. Necesitamos optimizar los procesos para que el coste de atender al público no se dispare en estas fechas. El ejemplo más claro es el esfuerzo logístico, especialmente en el comercio electrónico.
El Black Friday y la gestión de los riesgos
Uno de los efectos prácticos más importantes del Black Friday es que amplía y anticipa el periodo de compras navideñas. De este modo, el número de días clave para el comercio aumenta. Si consideramos el conjunto de la temporada de otoño e invierno, propicia que el peso de otros momentos importantes de la campaña disminuya.
El incremento del número de fechas clave de la campaña hace que el peso de posibles errores en cualquiera de ellos sea menor. Por ejemplo, si todo nos lo jugásemos en las rebajas, habría años muy buenos junto con otros muy malos, dependiendo de las circunstancias del entorno y nuestra pericia al afrontarlas. Al haber más hitos durante la temporada, los resultados más favorables tienden a compensarse con otros peores y, en conjunto, se tiende a cifras más regulares.
Normalmente, esa mayor estabilidad favorecerá nuestro acceso a la financiación. Tanto los propietarios como los proveedores de financiación ajena suelen requerir mayores rendimientos en compensación a mayores riesgos. La regularidad, por tanto, hace más factible conseguir financiación.
Sin embargo, hay que tener presente que el Black Friday propicia que, a su finalización, la campaña está más avanzada. Un error durante esos días puede ser más complicado de enmendar en el periodo posterior que si no celebrase.
El black friday y la tesorería
El Black Friday puede tener diversos efectos sobre la gestión de la tesorería y, en general, del activo y pasivo corrientes. Por un lado, puede ser una oportunidad para disminuir las necesidades de determinados inventarios. Por ejemplo, para desprendernos de algunos artículos con poca rotación. Una reducción de precios puede facilitar su salida.
La coyuntura también puede ser favorable para afinar un poco más en la gestión de nuestro stock. Podemos permitirnos apurar un poco más las existencias de los artículos más demandados y aún dispondremos de algunos días para recibir nuevos pedidos antes de las fechas de mayor negocio de la campaña navideña. En todo caso, conviene hacer unas buenas predicciones sobre la evolución del inventario.
Para estudiar las necesidades de tesorería, también es muy importante la valoración del importe de posibles créditos a clientes. El Black Friday es un buen momento para realizar ofertas de financiación.
En este caso, nuevamente, la previsión es esencial. Debemos estudiar hasta qué volumen podrían llegar las ventas financiadas y cómo podríamos obtener nosotros, a su vez, financiación para realizar esas operaciones.
Las repercusiones financieras del Black Friday existen, incluso para las empresas que no participan en él. Ha reconfigurado las campañas otoñales del comercio y debemos estar preparados ante ello.
Imágenes| rawpixel, Cam Morin, Will H McMahan y Julien-Pier Belanger en Unsplash
