Pueden pasar años desde que se concibe una idea innovadora hasta que, ya lo suficientemente pulida, acaba destacando en el mercado. Es entonces cuando, como por arte de magia, surgen imitaciones que, incluso, pueden llegar a mejorar la invención original.
Aportar un valor diferencial es clave para disfrutar de una posición de liderazgo, y en ese proceso es imprescindible protegerse frente a la competencia. ¿Cómo? Salvaguardando el nombre de la empresa y el de los productos y servicios que comercializa, además de sus innovaciones y diseños.
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Proteger nombres comerciales y marcas
En primer lugar, es necesario registrar el nombre de la empresa y el de sus productos o servicios. Es algo muy básico que se suele dar por hecho, pero hay muchas empresas (sobre todo startups y pymes) que no tienen protegida su identidad, ya sea por dejadez o desconocimiento.
Ser el titular de un nombre comercial o una marca puede impedir a terceros la utilización, en el mismo sector de actividad o en otro, de denominaciones o signos que sean idénticos o similares.
Para solicitar la protección de un nombre comercial o una marca se debe acudir a la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) presencialmente o también se puede realizar el trámite de manera electrónica. Antes de hacer la petición, conviene realizar una búsqueda para asegurarse de que no existe una marca previa igual o muy parecida. Para ello, la OEPM dispone de un localizador de marcas.
El coste por la inscripción de una marca es de unos 145 euros por la primera clase solicitada y cerca de 94 euros por la segunda y siguientes. Su duración inicial es de 10 años, aunque esa protección puede ser mantenida indefinidamente con el pago de tasas de renovación. De solicitarse la inscripción de la marca por internet, las tasas se reducen un 15%.
Es importante saber que, dentro del proceso de constitución de una sociedad mercantil, estamos, sin saberlo, dando el primer paso para proteger la marca. Y es que, según recuerdan desde la página web de la OEPM, tal constitución “exige la obtención previa en el Registro Mercantil Central de una certificación favorable que recoja la expresión denominativa con la que va a ser identificada la sociedad”. Dicha certificación corrobora que no existe ninguna organización con el mismo nombre.
Por último, no hay que perder de vista internet y es importante proteger la dirección de la página web, es decir, el nombre de dominio o url. De su registro se ocupan instituciones designadas por el ICANN y Red.es, de modo que los conflictos generados por el uso de dominios no son competencia de la OEPM.
Proteger ideas y diseños
Además de proteger el nombre de la empresa y el de sus productos y servicios, la OEPM recomienda salvaguardar las ideas, tanto las innovaciones de carácter tecnológico o industrial, que se protegen con las patentes y los modelos de utilidad, como las de carácter intelectual, que se protegen mediante derechos de autor.
Sin olvidar los diseños, pues la forma que una empresa da a sus productos les añade valor, les distingue de los demás e, incluso, puede ser el motivo principal de compra del consumidor. Por eso, es conveniente proteger los diseños industriales.
En este punto es frecuente confundir los modelos de utilidad -con los que se protegen innovaciones tecnológicas o industriales- con la protección de los diseños industriales. Con los primeros se ponen a salvo invenciones técnicas que resuelven problemas técnicos, mientras que en el segundo caso se protege solo la apariencia externa de un producto.
La OEPM lo explica con el ejemplo de un destornillador: la protección de su diseño industrial salvaguardaría la forma del mango, pero no la punta, que es la parte que resuelve la necesidad de ajustarse a cada tipo de tornillo. Así, el destornillador como invento quedaría protegido con la figura del modelo de utilidad.
Considerando el panorama actual de globalización y fuerte competencia (tanto online como offline), quizás nunca haya sido tan importante proteger frente a terceros la identidad y el valor diferencial de una empresa.
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