La llaman la milla de oro de la logística en España. Es el corredor que abre la A-2, la autovía que va de la capital de Madrid a Barcelona, en sus primeros kilómetros y que comprende municipios como Coslada, San Fernando de Henares o Torrejón de Ardoz, y que, pasados los kilómetros se adentra en Guadalajara. Durante un buen rato, el coche que avance por esa carretera no dejará de ver naves industriales gigantescas con muelles de carga para decenas de camiones en algunos casos.
Durante un buen rato, el coche que avance por esa carretera no dejará de ver naves industriales gigantescas con muelles de carga para decenas de camiones en algunos casos. Concentró, de hecho, la mitad de la contratación de metros cuadrados de almacén de toda la comunidad de Madrid y sus zonas limítrofes durante 2018, un año en que, por otra parte, la capital marcó récord, con 931.000 metros cuadrados contratados, según la consultora inmobiliaria CBRE. Además, la zona de Coslada y la carretera de Barcelona concentra también más de la mitad de 5,7 millones de metros de suelo logístico construidos en Madrid y alrededores, según Estrada&Partners. [hde_related]
Es la “zona cero del comercio electrónico” en España, sobre todo desde que hace casi siete años Amazon abrió su primer gran almacén en España en San Fernando de Henares. En los últimos tiempos, y al calor precisamente del boom del e-commerce en este país, que crece a ritmos de casi el 30% anual y ya mueve unos 40.000 millones de euros, inversores de fondos extranjeros y socimis (sociedades inmobiliarias con ventajas fiscales) han puesto el punto de mira en la logística y el sector vive una revolución.
Efectivamente, el comercio electrónico está llevando al sector logístico a un boom sin precedentes, pero la mala noticia es que el e-commerce podría estar en peligro a medio plazo si no se adoptan medidas, al menos tal y como lo disfrutamos hoy. El sector logístico y el online podrían morir de éxito porque, como advierten desde la Universidad Oberta de Catalunya (UOC), ya hay carestía de naves industriales en los lugares donde más pedidos de e-commerce se producen, como Madrid y Barcelona.
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Josep María Catalá, profesor de la UOC, asegura que si la tendencia continúa “llegaremos a un punto en que se producirá un colapso de los pedidos”. Por su parte, Xabier Budet, profesor de Economía y Empresa también en la UOC, dice que las consecuencias para los consumidores serán un empeoramiento del nivel de servicio y un incumplimiento de los plazos de entrega, que cada vez son más cortos.
Se trata de un asunto delicado porque la mayoría de los compradores abandonan casi a la primera a los proveedores que dan un mal servicio. Además, Budet prevé que habrá un incremento de costes que alguien tendrá que pagar. “Tenemos que empezar a preguntarnos si es sostenible el envío gratuito”, reflexiona.
Cómo ganar espacio y eficiencia
¿Qué se puede hacer para paliar esta falta de espacio y este posible colapso del e-commerce tal como lo conocemos? Los expertos consultados apuntan varias soluciones. Una de las más mencionadas es la aplicación de tecnologías de Big Data e inteligencia artificial para optimizar los procesos en los almacenes ya existentes y, finalmente, ganar espacio y eficiencia.
Son tecnologías que permitirán saber exactamente qué mercancías se están moviendo y optimizar las compras o los tiempos de reposición, por ejemplo. De esta manera, se podrían concentrar en los almacenes más cercanos a las ciudades los productos de más rotación, y llevar a emplazamientos más lejanos los que no son tan populares, por ejemplo. Eso evitaría el colapso de áreas como la que se ha creado alrededor de Coslada y la A-2, en Madrid, que ya es el quinto polo logístico de Europa.
[hde_summary]A pesar de la cantidad de información disponible en las cadenas de suministro proporcionada por multitud de dispositivos conectados gracias a IoT, y de la aplicación de herramientas de inteligencia artificial y Big Data, la automatización todavía tiene un largo camino por recorrer[/hde_summary]
“Las claves pasan por manejar la información en tiempo real y compartirla con todos los actores de un ecosistema cada vez más complejo y multimodal”, señala Eloy de Sola, responsable de retail y gran consumo de Capgemini. De esta forma, los operadores logísticos podrán aprovechar diferentes modelos de transporte en las entregas o hacer un buen uso de los viajes de retorno.
Algoritmos y modelos predictivos
El Centro Español de Logística (CEL) es un asociación empresarial que promueve las mejores prácticas en este sector. Pues bien, como recuerda Nuria Fuentes, su directora de comunicación, el premio a la excelencia que otorgó esta entidad el año pasado es un buen ejemplo de por dónde va la innovación en este campo. En concreto, el galardón recayó en un proyecto de Big Data realizado por PiperLab para Seur.
En concreto, el operador logístico, que cada vez reparte más a usuarios domésticos, de gustos y hábitos más cambiantes que las empresas, necesitaba un modelo predictivo para poder planificar su actividad en un horizonte de dos o tres meses. PiperLab desarrolló una solución con más de 9.000 modelos algorítmicos predictivos que acertaba, como media, en un 95% de las ocasiones.
Pero queda mucho camino por andar. A pesar de la cantidad de información disponible en las cadenas de suministro proporcionada por multitud de dispositivos conectados gracias a IoT, y de la aplicación de herramientas de inteligencia artificial y Big Data, la automatización todavía tiene un largo camino por recorrer. Según datos de Capgemini, a nivel mundial (aunque también aplicables a España), un 60% de las iniciativas de automatización están aún en fase experimental o piloto, y sólo el 13% se están implementando.
[hde_summary]El sector logístico tiene otro campo donde aplicar mejoras para aliviar la falta de espacio industrial: en la famosa última milla. La entrega de los productos a domicilio o a través de lugares de reparto situados cerca de las viviendas tiene mucho margen de mejora[/hde_summary]
“Los esfuerzos y las inversiones de las empresas se centran en proyectos aislados que luego son difíciles de escalar. De hecho, sólo un 14% de las empresas consigue sacar adelante al menos una de sus iniciativas”, asegura Eloy de Sola, que cree necesario que las compañías racionalicen sus inversiones y se centren en aquellas que tienen posibilidad clara de generar rentabilidad.
Problemas y soluciones en la última milla
Más allá de la aplicación de técnicas de Big Data e inteligencia artificial a la gestión de los almacenes y de la cadena de reparto, el sector logístico tiene otro campo donde aplicar mejoras para aliviar la falta de espacio industrial: en la famosa última milla. La entrega de los productos a domicilio o a través de lugares de reparto situados cerca de las viviendas tiene mucho margen de mejora.
Más allá del uso de drones (un asunto de ciencia-ficción a día de hoy por las restricciones de seguridad que tiene este tipo de transporte), hay soluciones al alcance de la mano que están empezando a ser puestas en práctica. Xabier Budet, de la UOC, dice que más que construir nuevas naves, hay que que reconvertir espacios urbanos existentes.
Así, Budet habla de las dark stores, muy populares en el Reino Unido y que son locales en los centros de ciudad no abiertos al público y que sirven para preparar pedidos. Pero también hace referencia a centros temporales de entrega (pop-up), o a microalmacenes situados en parkings o en centros comerciales donde hay espacios que han quedado en desuso. Otra opción son las entregas colaborativas, donde los mismos clientes llevan el producto a otros clientes, que pueden ser sus vecinos o familiares, y por ello obtienen un descuento o bonificación en su próxima compra.
Además, las restricciones al tráfico en los centros de las ciudades por cuestiones medioambientales fomentarán también la aparición de taquillas de recogida. De esta manera, la empresa de reparto no tiene que acudir al domicilio varias veces, con el ahorro de combustible que eso supone, y el usuario puede recoger el pedido en el momento que desee. Es una opción que ya empieza a hacerse popular en los Estados Unidos. En España también hay pioneros en esta fórmula, como la startup Citibox, que ya fue reconocida por el Centro Español de Logística en 2017 por su propuesta de buzones inteligentes para adaptar las entregas a los horarios de los clientes.
Patinetes, bicis eléctricas… y hasta autobuses
Xabier Budet, de la UOC, dibuja un escenario logístico en las ciudades mucho más amplio, y apunta a formas de entrega que hasta hace poco veíamos como inverosímiles, como patinetes eléctricos o bicicletas. Incluso, los autobuses interurbanos, que hace muchas décadas eran usados para el envío de paquetes, empezarán a recuperar esta función si el boom del comercio electrónico persiste.
[hde_summary]Destaca la proliferación que está habiendo de plataformas que conectan los negocios con una red de repartidores particulares que transportan pedidos con vehículos ecológicos. Sustentados en el el Big Data y la analítica de datos, son sistemas que generan automáticamente las rutas más cercanas al punto de recogida[/hde_summary]
Eloy de Sola, de Capgemini, destaca la proliferación que está habiendo de plataformas que conectan los negocios con una red de repartidores particulares que transportan pedidos con vehículos ecológicos. “Sustentados en el el Big Data y la analítica de datos, son sistemas que generan automáticamente las rutas más cercanas al punto de recogida”, explica. Es el caso de Paack, fundada por tres españoles en Dubai y que se ha aliado con El Corte Inglés para hacer sus entregas express, o de Revoolt, que también asume repartos de última milla con vehículos sostenibles, bien sean eléctricos o GLP.
Son sólo algunas de las soluciones que propone la industria logística para evitar el temido colapso del comercio electrónico por la falta de almacenes y el encarecimiento de los mismos.
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