“Soy autónomo y no me pongo enfermo porque no puedo”. Muchos autónomos se sentirán identificados con esta afirmación.
No tanto porque no padezcan problemas médicos, sino por cómo afectan estos a sus negocios. Autónomos y trabajadores por cuenta ajena aún tienen muchas diferencias.
Ser autónomo tiene sus ventajas, pero también sus puntos conflictivos, especialmente si nos falla la salud. Para ser conscientes de esto preguntamos a tres autónomos que han padecido una enfermedad recientemente. ¿Cómo ha impactado eso en su trabajo, el nivel de ingresos o su empresa?
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Sara M. es una empresaria con una marca orientada al marketing digital. Gonzalo M. es autónomo en el sector de las reformas a domicilio. Víctor G. tiene una pyme con 19 trabajadores dedicada a la programación. Todos han enfermado recientemente y presentan casos particulares.
Perder clientes por estar enfermo o indispuesto
El caso de Sara M. tras la muerte de su abuelo es particularmente frustrante. A pesar de que uno de sus clientes conocía la situación particular de su proveedor, no responder a un email durante aquel día supuso la pérdida de este cliente. “Estas situaciones a nivel personal afectan mucho. No puedes evitar sentir que no tienes derecho a ponerte malo”.
Un caso parecido nos cuenta Gonzalo: “Tuve que ingresar en el hospital de urgencia el día antes de arrancar un proyecto”. Su mujer fue la encargada de llamar al cliente, que comprendió la situación. Sin embargo, tres días después, ya recuperado, Gonzalo descubrió que la reforma había empezado… con otro proveedor. “Lo queremos todo ya, y esto es más común de lo que se piensa”, señala.
Según la última encuesta ‘La jubilación y los hábitos de ahorro de los españoles’, el 80,9% de los autónomos han trabajado estando enfermos. El temor de la pérdida de clientes por dejar de trabajar estando de baja afecta al 83,9% de los autónomos.
Contar con una infraestructura empresarial ayuda
El caso de Víctor fue muy diferente. El paro por enfermedad no ha supuesto la pérdida de clientes. “Porque tengo la suerte de no ser el encargado”, comenta Víctor. “Levanté la empresa hace ocho años y después de cinco tropezando, [la dicotomía] era cerrar o dejar de encargarme de dirigir, así que contraté un encargado y yo trabajo en programación”, afirma. Es un caso atípico.
Este programador nos cuenta que “cuando sufrí el accidente [de coche] en mi empresa ya había una infraestructura que respaldaba mi ingreso de larga duración”. Después de nueve meses y cinco operaciones, volvió a su empresa y encontró que todo funcionaba. “Pero si fuese como la mayoría de empresarios, casi veinte personas estarían ahora en la calle y yo sin empresa o clientes”.
Puntualiza que “de haber sido una pyme normal, con el dueño arriba y dirigiendo todo, además de pasar por el hospital […] ahora contaría con una mala reputación en el sector por el cierre de la empresa, los impagos, los trabajos no entregados,…”. Sirva su caso para ejemplificar la importancia de tener una estructura empresarial consistente.
¿Tienen los autónomos derecho a paro?
“Tienes derecho a coger baja laboral, como los trabajadores [por cuenta ajena]”, confirma Gonzalo. Para ello es importante cotizar por incapacidad temporal por contingencias comunes al darte de alta en el RETA. Víctor puntualiza que esto ya es obligatorio desde 2019, pero que antes no lo era.
El problema, continúa Gonzalo, “no es tanto que percibas el 60% o el 70% […] sino detener tu actividad”. Los autónomos tienen derecho paro remunerado como sigue, en función de la base reguladora por la que coticen:
- Enfermedad común o accidente no laboral: 60% a partir del día 4 de la baja.
- Enfermedad común o accidente no laboral: 75% a partir del día 21 de la baja.
Víctor nos comenta que “en mi caso el accidente ocurrió un domingo y no era de trabajo”. Si hubiese sido in itinere, habría percibido el 75% de la base reguladora desde el día número uno de la baja. En este sentido están cubiertos de forma similar a los trabajadores por cuenta ajena. Pero su empresa no.
La importancia de clientes empáticos
Los tres casos ilustran la gran diferencia entre autónomos y asalariados: “si uno de mis trabajadores enferma, la empresa no tiene problemas”, nos dice Víctor, “pero si le pasa a quien dirige todo, la estructura empieza a temblar”. Sara nos comenta la importancia que tiene esto a nivel personal.
“Las tareas tienen que salir independientemente de tu estado”, lo que a menudo significa trabajar enferma o con fiebre. “Por experiencia previa tengo muy claro que no puedo dejar de trabajar una semana entera por lo que casi nunca llego al mínimo de días de baja para recibir alguna ayuda”.
Levantar un negocio propio sin un backup o apoyo, como otro trabajador que pueda suplirte de inmediato, puede resultar complejo. Es algo a tener en cuenta antes de emprender. De ahí que también sea clave trabajar con clientes empáticos, ya sean particulares, pymes o grandes empresas, que se pongan en nuestro lugar.
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