Theranos: cuando una ‘startup’ amaña su propio relato

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Empresa

En 2003, Elizabeth Holmes fundó Theranos. Este proyecto prometía revolucionar la industria farmacéutica y médica. ¿Luchar contra enfermedades a través de una tecnología nunca vista? Llegó a valer 9.000 millones de dólares y fue apoyada por el expresidente de EE.UU. Bill Clinton, pero todo quedó en una gran estafa destapada hace pocos años.

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Es frecuente que las startups inflen sus resultados e incluso lleguen a inventarse su historia. Se sabe que muchas añaden el término “inteligencia artificial” en sus rondas de financiación para recibir más capital pese a no trabajar con ella ni desarrollarla. Pero el caso Theranos ha pinchado la burbuja de Silicon Valley. ¿Cuántas startups venden humo?

Cómo vender una buena historia

La historia de Theranos y Holmes es de manual y tenía todos los elementos para disponer del tirón mediático que inflase las velas de la startup en los medios de comunicación:

La historia era demasiado jugosa como para no causar sensación. Cientos de medios picaron durante años en el anzuelo. Desde la privilegiada perspectiva que aporta el futuro, podemos saber que los principios fueron honestos. Holmes confiaba en Edison, una plataforma de diagnóstico portátil que realiza exámenes de laboratorio. El problema empezó al no obtener resultados.

Cuando el marketing maquilla la realidad

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Los años pasaron y Edison no daba los resultados esperados. Lo cierto es que muchas startups acaban en la bancarrota. De ahí que las rondas de financiación usen la terminología “capital-riesgo”. En sus respectivas rondas Theranos llegó a recaudar 700 millones de dólares.

Pero incluso cuando fue evidente a nivel interno que no se avanzaba, Holmes no quería ver su empresa acabada. Aun a sabiendas de que no tenían resultados, siguieron publicando notas de prensa esperanzadoras e incluso falsos resultados. Estaban manipulando el valor de mercado de su empresa.

Mientras tanto, Edison avanzaba (porque avanzaba) pero con una lentitud que no tenía reflejo en el marketing de la empresa. Theranos estaba inflando la historia y construyendo un relato paralelo. Mientras su gente se peleaba en el laboratorio, el equipo de marketing redactaba falsos documentos.

Los años pasaban y la realidad se alejaba del marketing de cartón piedra y los Power Point. La olla empezaba a calentarse y las primeras fugas de presión dieron las voces de alarma.

Los blufs acaban saliendo a la luz

Un bluf es un “montaje propagandístico destinado a crear un prestigio que posteriormente se revela falso”, según la RAE. La palabra proviene de la voz inglesa «bluff«, a su vez una onomatopeya que representa el desinflado de un globo. Aquí lo llamaríamos burbuja, y Theranos encaja como un guante.

En 2015, el ‘Wall Street Journal’ publicó un artículo cuestionando la veracidad de Theranos. Tenían algunas declaraciones de trabajadores descontentos con cómo la empresa estaba tratando el tema de la falta de avance. Dos años antes, Ian Gibbons, jefe científico de la marca, se había suicidado por sobredosis.

gota de sangre theranos

No pintaba bien para la empresa, a la que los afilados periodistas estadounidenses acusaron de “desangrar” a Silicon Valley. Y era cierto. En 2016 los cerca de 4.500 millones de dólares del patrimonio de Holmes se tasaron en cero cuando se descubrió que la empresa ni siquiera usaba las máquinas Edison para los análisis de sangre.

Lluvia de denuncias

Si el marketing había inflado durante años una burbuja, esta se desinflaba con rapidez. Decenas de denuncias apuntaban a Theranos. Tanto instituciones como el Departamento de Salud de Arizona o la FDA (Food and Drug Administration) hicieron públicos datos que demostraba el timo de Theranos.

En 2017 la empresa tuvo que despedir a cerca del 40% de la plantilla al no poder hacer frente a los pagos. Mientras tanto, entidades como Walgreens o el Fiscal General de Arizona denunciaron a la empresa por su mala praxis. Tras esto llegaron las denuncias de los fondos de inversión, como Partner Investments LP (PFM) y otros afectados. Este fue el mazazo que derribó el castillo de naipes.

Era evidente que Theranos era un bluf y habían estado timando a los inversores. La empresa valía cada vez menos, tan solo los pocos activos que poseía, y el pastel a repartir se reducía mes a mes. El último en denunciar no cobraría demasiado. Finalmente en 2018 la situación se volvió insostenible y la empresa se declaró en concurso de acreedores.

Theranos no es la primera compañía que miente a la opinión pública para comprar algunos años de vida, pero sí es de las que más ha logrado sobrevivir y más ha recaudado. Llegó a valer 9.000 millones de dólares en sus buenos tiempos y sobrevivió de 2003 a 2018 sin aportar resultados. Todo un récord que esperamos no volver a ver.

Imágenes | iStock/VPanteon, istock/Ivan-balvan, iStock/djedzura

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