Los millones de autónomos existentes en España, en algún momento de la vida de su empresa, se plantean si les compensa pasar de ser autónomo a tener una sociedad limitada.
Parece lógico que cuando un emprendedor crea su negocio lo haga de la forma más sencilla, simplemente dándose de alta como autónomo. Pero cuando se crece y se genera cierto nivel de beneficios, el pago de impuestos obliga al empresario a plantearse el cambio.
Para saber el momento en el que pasarse de autónomo a tener una sociedad limitada se deben tener en cuenta estos aspectos.
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Fiscalidad y los beneficios generados
El aspecto económico suele ser el principal motivo para plantearse crear una sociedad limitada. ¿Los costes y gastos del cambio se verán compensados con pagar menos impuestos?
Los autónomos tributan por el impuesto de la renta de las personas físicas (IRPF). Este impuesto está basado en una escala gradual por la que se paga más dinero a medida que más se gana. La escala actual del IRPF supone que se puede llegar a pagar el 45% de los beneficios si se ganan 60.000€.
Para saber si es conveniente pasarse a sociedad limitada, el autónomo debe realizar sus propios cálculos. Lo normal es que si se obtienen beneficios de unos 50.000€ anuales, ya se compensen los costes y dificultades del cambio. Esto es debido a que el impuesto de sociedades, en vez de ser gradual, es un tipo impositivo fijo, que por norma general es el 25% de los beneficios, en vez del 45%, independientemente de la cantidad ganada por el pequeño empresario.
Grandes contratos y relación con clientes
Acceder a trabajar con grandes empresas es más sencillo para las personas jurídicas, e incluso obtener contratos públicos, ya que se exige una serie de garantías y de fiabilidad que el empresario individual no ofrece.
Existe una regla no escrita sobre que las sociedades tienen más reputación y dan mejor imagen que los autónomos, y es algo con lo que no siempre se puede luchar.
El riesgo
El volumen de riesgo de la actividad empresarial determinará si es suficiente ser autónomo o es mejor crear una sociedad limitada parar proteger el patrimonio personal.
El riesgo no tiene que ser solo el hecho de poder acumular una deuda. Al realizar actividades peligrosas, con otros países o que afecten a una gran cantidad de personas, puede hacer que el peligro que se corra ya sea suficiente.
En la sociedad limitada el patrimonio personal está más protegido, respondiendo ante terceros solo con el patrimonio de la empresa y no con el patrimonio personal del promotor.
Financiación
Llega el momento en el que para ciertas operaciones de financiación de cierto volumen, ya sea en formato préstamo o pólizas de crédito, la figura del autónomo se queda corta para los bancos.
En ocasiones, crear una sociedad facilita el acceso a la financiación bancaria, sobre todo si va aparejada al crecimiento de la facturación de la empresa.
La entrada de socios
El crecimiento de una empresa lleva consigo la posibilidad de incorporar socios, ya sea por necesidad de capital o por su valor estratégico para el negocio.
La llegada de socios a la empresa no se podrá dar siendo autónomos; para eso necesariamente se tiene crear una sociedad.
¿Cómo pasar de autónomo a Sociedad Limitada?
Realmente, lo primero que se debe tener claro que no existe ninguna fórmula para convertir y pasar de autónomo a sociedad limitada.
La normativa española no contempla esta transformación, por lo que los pasos a dar siguen la lógica de como si se estuviera creando una sociedad nueva. Una vez se tenga constituida la nueva sociedad limitada, se deberán pasar todos los contratos, incluso los de financiación bancaria o de alquiler del local que están a nombre del autónomo a la sociedad.
Los bienes de equipo o maquinaria es conveniente pasarlos a la sociedad mediante una aportación no dineraria, constituyendo así el capital social.
En cuanto a la Seguridad Social, se debe, desde el primer momento comunicar el cambio, no la baja, porque se pasará de estar dado de alta por ser empresario individual a ser un autónomo societario.
Si se tuvieran empleados, lo normal, para respetar sus derechos, sería recurrir a la figura de la subrogación, prevista en el artículo 44 del Estatuto de los trabajadores, mediante la cual los trabajadores pasarán a ser parte de la sociedad.
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