Queen es, sin duda, una de las bandas más revolucionarias de la historia de la música. Nunca antes un grupo musical había tocado tantos estilos musicales diferentes de una forma tan exitosa, incluso dentro de un mismo single. Y se puede decir que, hasta el día de hoy, no ha habido otra banda tan multidisciplinar.
Esta apuesta por estilos tan heterogéneos como el metal, el rock, el punk e incluso la ópera no fue nada sencilla y fue muy mal entendida por los expertos musicales de la época. Los directivos de alguna de sus discográficas se mostraban escépticos con algunas de sus maquetas, hasta estar a punto de rechazar uno de los discos que, a posteriori, se convirtió en un auténtico éxito musical y mito de la música moderna: ‘A night at the Opera’.
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Bohemian Rhapsody, la reina de las canciones
Era el año 1975 y en aquella época las canciones se debían adaptar a un formato muy concreto si querían llegar al mayor número de oyentes posible: la radio. Las discográficas exigían a los artistas singles de entre tres y cuatro minutos, ya que por encima de esa duración era imposible convertirla en un éxito musical.
Sin embargo, Freddie Mercury y su banda acudieron al despacho de un ejecutivo de EMI Records con una propuesta tan sugerente como arriesgada: una canción de seis minutos que, además, era una fusión entre géneros musicales tan diferentes como la balada, la ópera y el rock. Un prodigio técnico al que nadie auguraba un buen futuro.
Tanto EMI como la industria musical mostraron sus reticencias a que esta fuese la canción de lanzamiento de su disco ‘A Night at the Opera’. El propio Elton John, amigo personal de Mercury, advirtió al estudio de que el sencillo iba a ser un fracaso asegurado, sobre todo teniendo en cuenta las leyes por las que se regía el marketing musical en los años setenta. Incluso el propio Roy Featherstone, jefe de EMI y fan declarado de la banda, creía que el single era demasiado largo como para emitirse en la radio.
Por eso, los directivos de EMI sugirieron que la canción debía cortarse con una especie de versión editada para la radio, pero los integrantes de Queen se negaron. La canción debía ser escuchada completa, con cada una de sus secciones, ya que allí residía gran parte de su encanto. Ante negativa tan rotunda, la otra alternativa era utilizar la canción ‘You’re my Best Friend’, compuesta por John Deacon, bajista del grupo. De nuevo, Mercury mostró su negativa.
El fin de semana que cambió todo
Ninguna de las partes se movía de su posición y quedaba poco tiempo. Era viernes, y decidieron volver a reunirse el lunes siguiente para tomar una decisión. Sin embargo, ese fin de semana, Mercury cogió el toro por los cuernos y llamó a Kenny Everett, presentador de Radio Luxemburgo, a quien le entregó una copia del disco para que lo reprodujese en su programa.
En aquella época, Everett era un presentador muy influyente, especialmente sobre el público inglés más joven, y decidió reproducir la canción hasta 14 veces en su programa de radio en ese fin de semana. Y estas acciones dieron sus frutos, siendo el principio de su éxito.
Ese mismo lunes, miles de jóvenes acudían personalmente a las tiendas de discos a solicitar una copia de ‘Bohemian Rhapsody’. Pocos días después, el 31 de octubre de 1975, se lanzó la canción, y el 21 de noviembre de ese mismo año, el disco completo. El resto ya es historia.
Un éxito musical sin precedentes
‘Bohemian Rhapsody’ rompió todos los registros musicales durante sus primeras semanas: fue el número uno en los charts británicos durante nueve semanas tras lanzarse en 1975, y en enero de 1976 ya había vendido un millón de copias solo en el Reino Unido. Posteriormente, tras la muerte de Freddie Mercury en noviembre de 1991, volvió a liderar los ránkings. En 2018, y 43 años después de su estreno, volvió a aparecer entre los 40 singles más escuchados gracias a la película interpretada por Rami Malek y convirtiéndose en la canción con más streamings de la historia en Spotify.
Además, desde entonces, ha sido votada como la mejor canción de todos los tiempos según diversas encuestas y, en 2004, fue incluida en el Grammy Hall of Fame, que es algo así como el altar de la música, donde se rinde homenaje a las grabaciones musicales de importancia cualitativa o histórica duradera.
Sin embargo, lo que nadie ha olvidado es la crítica tan desfavorable que recibió ‘Bohemian Rhapsody’ en el momento de su lanzamiento, y que pudo convertirse en uno de los errores empresariales más sonados de la historia si no es por el empeño de Freddie Mercury.
Los críticos no sabían cómo reaccionar ante tanta exuberancia musical, y muchos prefirieron ignorarla. Otros se debatían entre reconocer el aporte novedoso e incluso revolucionario, la ambición, el logro técnico, y despreciarla por su artificialidad, sus aires de grandeza o su superficialidad. Sin duda, una apuesta arriesgada que finalmente salió mejor de lo esperado.
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