Emprender puede significar cumplir un sueño, pero no es nada fácil. Conseguir que un negocio sea realizable, rentable y sostenible también implica mucho trabajo, esfuerzo, errores, miedos, dificultades…
Comenzar puede dar vértigo, pero a veces, simplemente hay que saltar. Es el caso de Sandra Romero García, creadora y única trabajadora de Ni Plata Ni Oro, una tienda de joyería artesanal que vende piezas realizadas con resina y técnica de alambrismo. Además de pendientes, collares y anillos, ha introducido recientemente nuevas piezas: bandejas, ceniceros, joyeros y espejos.
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¿Cómo empezaste en este mundo de la artesanía? ¿Cómo nació el proyecto?
La verdad es que nada estaba planeado. Cuando tenía 17 años no logré entrar en la carrera que quería, que era psicología, así que decidí volver a presentarme a selectividad al año siguiente estudiando las asignaturas que me faltaban en una academia.
En frente de esta academia había un centro sociocultural y un día ofrecían un curso de alambrismo y me apunté. Seguramente nunca habías escuchado esa palabra. Yo tampoco, pero me apunté porque tenía mucho tiempo y muchas ganas. Y resultó que me encantó. Estuve todo el año haciendo bisutería con alambre.
Al año siguiente entré en Psicología. ¡Por fin! Y lo dejé todo de lado. Cinco años más tarde, en el primer año de máster me encontré un rollo de alambre y pensé: «Oye, yo sabía hacer cosas con esto…» Y ya te puedes imaginar que empecé ¡y ya no paré! Al principio hacía cosas a amigas y luego decidí vender, descubrí la resina, hice la web… y poco a poco el proyecto fue creciendo.
¿En qué momento decidiste tomar la decisión de dedicarte a esto profesionalmente y montar tu propio negocio? ¿Tuviste que renunciar a algo?
Todo empezó como un hobby, nunca pretendí dedicarme a esto. La psicología siempre fue mi vocación y lo tenía clarísimo. Sin embargo, en cuarentena empecé a vender entre cuatro y cinco veces más de lo que vendía antes. Ya sabes, el auge de los negocios online: no podíamos salir de casa para comprar y yo vendía por Instagram, así que estaba en bandeja. Aunque no hacía envíos hasta que se acabase la cuarentena, la gente compraba igual y yo, no me lo podía creer.
En julio acabé el máster que había ido a hacer a Valencia y me mudé a Madrid con mi pareja con toda la intención de buscar trabajo como psicóloga. Pero la cosa estaba muy mal, y yo era súper feliz dedicándome a esto aunque no llegase a fin de mes. Con su ayuda y la de mis padres decidí que esto era lo que quería, pero tardé unos meses en tomar la decisión, y no fue hasta otoño que decidí dirigir todos mis esfuerzos a hacer crecer la tienda.
Para mí fue muy difícil, sentía que traicionaba mi vocación de psicóloga, que había hecho muchos sacrificios para conseguirlo y que ahora lo dejaba de lado. Pero esto me hace muy feliz y es lo que quiero ahora a pesar de las dificultades y de no tener ni idea de cómo llevar un negocio.
Al comienzo, ¿cuál fue la barrera más grande a la que tuviste que hacer frente?¿Cómo la superaste?
Se puede decir que estoy todavía en el comienzo, o yo lo siento así. Creo que las mayores barreras que he tenido que afrontar fueron, en primer lugar, aceptar yo misma que esto era un trabajo, que ya no era una afición. Y aprender a gestionarlo separándolo de mi vida personal. Me costó mucho ponerme horarios y respetarlos, no contestar mensajes de noche, aprender a tomar descansos, sacar tiempo para mí… Después, decidir parar de buscar trabajo de psicóloga, eso fue de lejos lo más duro. A veces todavía vuelve ese miedo a estar tomando la decisión equivocada al no centrarme en la psicología.
[hde_quote author=»Sandra Romero,» position=»creadora de Ni Plata Ni Oro»] El aprendizaje ha sido tan progresivo que siento el trabajo fácil, y eso hace que me cueste mucho cobrarlo, porque realmente lo disfruto. Es seguramente uno de los mayores retos en la gestión del negocio y hace tiempo que me estoy enfocando en mejorarlo. [/hde_quote]
¿Cómo ha sido la evolución de Ni Plata Ni Oro desde que empezó hasta ahora?
En mi página de Instagram se puede ver claramente cómo evoluciona el estilo, las técnicas, la fotografía, el copy writting… pasé de crear todo en alambre a hacerlo casi todo en resina; de fotos caseras a fotos caseras con buena luz, y de publicar sin pie de foto a intentar aprovechar cada post para conectar un poco con mis seguidoras, que son la base de este proyecto.
Pero el cambio más importante fue el que no se ve. El que sólo ve mi pareja que me acompaña en todo el proceso, o mis amigos y mi familia. Cada día estoy un poco más lejos de donde empecé, cada paso me parece gigantesco, desde una nueva clienta a esta entrevista, o a mi primer contrato para vender en un mercadillo de artesanía.
Muchas veces me paro un segundo y pienso en cómo llegué aquí, siento como si hubiera pasado de golpe. A veces se me olvidan las noches haciendo resina a las dos de la mañana y todas las veces que he llorado porque tenía miedo de en qué me estaba metiendo. A veces incluso, me da vértigo pensar en que la tienda crezca, pero es realmente mi sueño ahora mismo.
¿Cuáles son las características principales de tus productos? ¿Qué novedades has introducido recientemente?
La principal característica de mis productos es la originalidad. Para muchas creaciones utilizo materiales naturales como piedras semipreciosas o flores que son únicos e irrepetibles, lo que hace las piezas muy especiales. Puedo hacer un joyero de flores y luego repetirlo, pero siempre serán flores diferentes y por lo tanto piezas únicas.
Recientemente he empezado a hacer piezas mucho más grandes como bandejas, ceniceros, joyeros, marcapáginas, bolígrafos, espejos… Una con resina puede hacer de todo, pero no me quiero alejar de la esencia de Ni Plata Ni Oro.
En general, ¿qué consideras que es lo más complicado de llevar las riendas de tu negocio?
Para mí lo más complicado es valorar correctamente mi trabajo. Cobrar el precio que se merecen mis piezas. Al ser algo que hago yo misma, en mi casa, se me olvida lo difícil que sería para la Sandra de hace dos años hacer algo así. El aprendizaje ha sido tan progresivo que siento el trabajo fácil, y eso hace que me cueste mucho cobrarlo, porque realmente lo disfruto. Es seguramente uno de los mayores retos en la gestión del negocio y hace tiempo que me estoy enfocando en mejorarlo.
[hde_quote author=»Sandra Romero,» position=»creadora de Ni Plata Ni Oro»] La libertad de hacer lo que quieres y saber que todo tu esfuerzo es para ti, que tu trabajo respeta tus valores, tus ritmos y tus intereses. [/hde_quote]
¿Y lo más satisfactorio de ser emprendedor y autónomo?
Sin duda, gestionar yo misma mi trabajo. Crear un proyecto a mi medida, con mis objetivos, mi metodología y, sobre todo: sin jefes. La libertad de hacer lo que quieres y saber que todo tu esfuerzo es para ti, que tu trabajo respeta tus valores, tus ritmos y tus intereses.
¿Cómo conectas con tus clientes? ¿Qué herramientas empleas?
Desde el principio Ni Plata Ni Oro se ha basado en la cercanía de los clientes, vendiéndole a mis amigas, a amigas de amigas, y dando un trato personal hablando directamente por mensaje privado con cada clienta.
Ahora que somos unas pocas más, y muchas no me conocen, intento grabar historias hablando a cámara para recordar que hay un ser humano detrás de este proyecto, pero no hace mucha falta.
En general, ellas me tratan con mucho respeto y empatía. Normalmente me hablan por mensaje directo para hacer un pedido y rápidamente la conversación se vuelve distendida y cercana. Simplemente pasa. Creo que es fundamental ser natural, hablar como uno habla, hacer ver que podría ser su amiga, que no soy una máquina. Y muchas veces me he hecho amiga de clientas, es de lo más valioso que me ha dado Ni Plata Ni Oro.
¿Qué te gustaría conseguir a largo plazo?
Si tuviese que decidirlo ahora mismo (y tuviese el dinero) alquilaría un local y montaría una pequeña tiendita-taller donde vendería mis creaciones e impartiría cursos. Me encantaría tener un espacio donde la gente me pudiese ver trabajar o incluso hacer sus propias piezas. Sería un sueño, la verdad.
Y para terminar… Una curiosidad: ¿cómo surgió el nombre de Ni Plata Ni Oro?
El nombre surgió de una manera bastante sencilla. Cuando estaba en primer año de máster, empezando a recuperar el interés por el alambrismo, decidí hacerme una cuenta para publicar mis creaciones, sin ninguna intención de crear una tienda ni nada parecido. Como lo hacía todo con alambre de aluminio decidí llamarla Ni Plata Ni Oro, como dando a entender que no hacía joyería tradicional.
La verdad es que a día de hoy me encanta el nombre, pero no lo pensé nada cuando lo puse. Simplemente necesitaba una arroba y fue esa. Hoy todavía me persigue cuando quiero usar plata y pienso ¡No, ni plata ni oro! Y me sigo decantando por el acero, que es mucho más accesible para mis clientas.
Imágenes | Ni Plata Ni Oro y bodegón de Marisol Carretero Oller