Las complementariedades entre sectores son uno de esos aspectos clave que pueden permanecer ocultos. Encontrar un sector distinto al que trabajamos en el que apoyarnos para crecer y mantener la armonía con el entorno puede llegar a ser un arte. De hecho, muchas alianzas que hoy nos parecen lógicas y naturales no fueron obvias.
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Ferrocarril y telégrafo: un ejemplo de sectores simbióticos
El ejemplo histórico de los comienzos de la extensión del telégrafo y el ferrocarril nos muestra la importancia de la complementariedad entre sectores. A primera vista, son dos sectores poco relacionados. Incluso, podríamos pensar en una cierta competencia, ya que hay noticias para cuya transmisión habría que elegir entre trasladarlas por telégrafo o hacer un viaje en tren para comunicarlas personalmente.
Sin embargo, ambos sectores encontraron un impulso mutuo a las necesidades que tenían para su desarrollo al tender de forma paralela las vías férreas y las líneas telegráficas. La alternativa era trazarlas a lo largo de corredores independientes, pero las ventajas de la colaboración hicieron que en muchos casos se compartiesen.
En principio, encontraron un beneficio común: las expropiaciones de terrenos para trazar ambas infraestructuras no se duplicaban. Eso suponía ahorrar muchos trámites y mucho dinero en justiprecios y costes derivados del propio proceso de expropiación.
Además, la extensión de corredores comunes beneficiaba el mantenimiento del ferrocarril. Si había un percance, una avería o sucedía alguna emergencia con los pasajeros, tenían a mano un medio como el telégrafo para comunicarse velozmente. Incluso esta colaboración se acabó desarrollando en tareas ordinarias de comunicación ferroviaria, como el caso de los semáforos basados en la telegrafía.
Para el telégrafo, compartir corredores también le facilitó sus labores de mantenimiento. Cuando eran necesarias, disponían de un medio de transporte rápido y con capacidad para trasladar muchas personas y materiales. Aun cuando no era posible desplazarse en tren, por lo menos tenían un corredor libre para desplazarse a pie, a caballo…
Además, ambos sectores demandaron el desarrollo de otros, como la banca y la construcción. Y su impulso conjunto dio un salto importante a las comunicaciones que tuvo una importante repercusión en toda la economía.
Los sectores tecnológicos complementarios
En la economía actual, vivimos muchas situaciones semejantes. Quizá la más destacada sea la de los sectores ligados al desarrollo de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (TIC).
A primera vista, puede parecer que hay una cierta competencia. Es cierto que todos los sectores de las TIC buscan abrir nuevas formas de manejar la información y comunicarnos con otras personas y con el entorno en el que vivimos. No hay reglas fijas y los retos más importantes de nuestra economía pueden abordarse con soluciones en las que pese más o menos una tecnología que otra.
Sin embargo, todas las tecnologías digitales comparten, en cierto modo, un corredor común: el de la información. De algún modo, su misión es dar cada día más sentido a ese mundo de unos y ceros que transforma nuestras vidas.
En ese sentido, resultaría muy ilustrativo hacer un DAFO(siglas del diagrama de debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades) de cada tecnología y de las empresas que trabajan en ella. Veríamos que otras tecnologías pueden apuntalar las debilidades de cada una de ellas y ayudan a responder a las amenazas. La colaboración entre empresas que trabajan en campos distintos ha generado la fortaleza del sector. Externamente, eso está generando la confianza que los usuarios potenciales necesitan para apostar por una tecnología.
Cómo encontrar complementariedades entre sectores
Podríamos decir que hay dos formas de cultivar las complementariedades entre sectores. La sencilla es la que se da cuando uno es proveedor del otro. Si, por ejemplo, crece la construcción, con ella lo hará el sector cementero.
En estos casos, hay cierto automatismo. Sin embargo, no conviene dormirse y confiar en exclusiva en el crecimiento del sector que nos arrastra. Casi siempre, existen alternativas. Por lo tanto, si un sector no se adapta a los nuevos requerimientos del entorno, hará que su cliente preferente acabe buscando otras soluciones.
La vía compleja es buscar complementariedades con sectores con los que hay competencia, pero se comparten recursos y objetivos. Los acuerdos entre empresas o asociaciones de empresas de distintos sectores suelen centrarse en optimizar el aprovechamiento del recurso. Puede ser un elemento físico o cualquier tipo de intangible. Incluso puede ser una mezcla de ambos.
Un ejemplo, de cómo se entremezclan elementos físicos e intangibles lo vemos con las actividades del mundo rural. Muchas veces compiten por los recursos naturales y no es fácil la convivencia entre sectores. Sin embargo, las iniciativas conjuntas que ayudan a sostener el territorio suelen traer beneficios para todos. Muchos de ellos son intangibles, como la confianza en los productos y la reputación del lugar.
En las ciudades también lo vemos cuando varios sectores compiten por la misma ubicación. La posibilidad de hacer valer su saber hacer suele materializarse cuando se tejen relaciones entre ellos. Se genera una relación armoniosa en la que cada sector empuja a los demás.
En definitiva, las complementariedades entre sectores son un factor de crecimiento que conviene explorar. Generan un mejor aprovechamiento de los recursos y oportunidades para impulsar la productividad.
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