Nuestro país está repleto de emprendedores y emprendedoras de pequeñas o medianas empresas. De hecho, el 99,9% de las empresas que existían en 2015 eran pymes, nada menos que 3.110.522. Familiares, formadas entre unos pocos socios o de viaje en solitario, pero reducidas. Y, por tanto, conocidas solo por unos pocos y con tintes de cierto anonimato.
Estamos acostumbrados a ver en los medios cómo directores o dueños de grandes compañías (generalmente varones) firman acuerdos y asisten a reuniones muy importantes de miles de millones de euros de por medio. Quizá por eso, porque hemos levantado demasiado la vista del tejido empresarial que forma la base de los negocios, no nos hemos dado cuenta de las millones de empresarias que tenemos en España.
Hoy, aprovechando que es el Día de la Mujer Trabajadora, queremos presentaros a cuatro de estas empresarias “anónimas” bajo un filtro tan complejo de analizar como el éxito empresarial. Ellas no ocuparán las portadas de periódicos nacionales, pero nos demuestran con su trabajo diario y su constancia que el emprendimiento femenino existe.
¿A qué se dedican nuestras cuatro empresarias de éxito?
Cinco líneas es poco para poder definir un negocio, pero las suficientes para perfilar en qué ambiente se mueve cada una de nuestras empresarias:
Rosa, de Rosa Morel ©2017,
En Málaga encontramos a Rosa Morel (@soyrosamorel), publicista y redactora experta en el ámbito digital. Desde sus líneas de negocio, rosamorel.com y vivirdeescribir.com, se dedica a transmitir sus conocimientos sobre redacción persuasiva digital y a formar a otros redactores que quieran vivir de su pasión.
Cuando le preguntamos a qué se dedica, responde que a «escribir para vender online», algo que practica desde 2009. Tras años en el negocio, empezó a contactar con «profesionales y empresas que que quieren conectar con su público a través de los textos de su web», para formarles.
María Coco. Foto Twitter.
En Segovia vive y trabaja María Coco (@mariacoco), periodista de formación, con afán por la comunicación y a la que podemos considerar una emprendedora en serie. Es propietaria de Audacia Comunicación, agencia que saca brillo a la comunicación de otras empresas; Segoviaudaz.es, un periódico digital segoviano; Sushicatessen, una franquicia de sushi; y pronto de una hamburguesería.
Debido a la gran cantidad de proyectos en marcha, resulta complicado decir a qué se dedica María Coco. «¿Cuál de ellas?» responde al preguntarle qué hace su empresa. Tras unas líneas sobre su pasión por la comunicación y los proyectos gastronómicos, confiesa que hace realidad «el sueño de poner en marcha». «Somos muy hormiguitas —admite—, vamos poco a poco, creciendo con lo que vamos generando […] apostamos por crecer de forma pausada y ordenada». El emprendimiento, no solo el emprendimiento en serie, ha demostrado que beneficia a quien es constante pero tiene los pies en el suelo.
Belén (izquierda) y Lidia Gil (derecha) en su librería. Fotografía JCG.
En Almansa localizamos la librería Libros 10, con las hermanas Lidia y Belén Gil (@libros10) a la cabeza. Un pequeño local orientado al público infantil con espacio para todo. Leer, jugar y aprender, como se ve en la fachada de la librería en la que se organizan eventos para que los niños vayan tomando contacto con las palabras.
Se definen como una «librería especializada en los “me aburre leer” de los niños», así como en los «“me cuesta hacer que se enganche a la lectura” de los padres». Plantan cara a ambos modelos de pensamiento y creen firmemente que todo niño es un lector en potencia. Dentro de este pequeño local tienen como objetivo el fomento de la lectura, lo que por su puesto a veces se traduce también en jugar.
Presidiendo la mesa, Nerea Blanco Marañón. © Filosofers S.L.
Realmente complicadas de ubicar se encuentran Nerea Blanco, Raquel Tresguerres y Ainhoa Rodríguez. Madrid, Salamanca y Regina (Canadá), respectivamente. Las tres son socias de Filosofers, una compañía que demuestra (con sus eventos para pensar) que la filosofía está más viva que nunca.
Como buenas filósofas, se nos van por las ramas de lo intangible cuando hacemos preguntas directas. Frases como «dar alas al pensamiento» o «vestirnos de ideas» aparecen con frecuencia en la entrevista. Pero no por tener un producto más abstracto dejan de tener claro su objetivo: «Difundir la Filosofía de un modo diferente, con un aire fresco, canalla».
¿Por qué emprender, si el riesgo es tan alto?
Emprender supone arriesgar. De hecho, dicen que solo uno de cada cinco negocios sigue adelante. Es una idea básica, repetida en las escuelas de negocios y a la que ninguna de nuestras empresarias es ajena. Eso sí, la discuten argumentando las ventajas que conlleva emprender (incluso cuando el negocio sale mal).
Belén Gil (Libros 10) se conoce bien las estadísticas. Aunque tras muchos cursos de empresa, estrategia y marketing, confiesa que no es capaz de dar una definición de emprendimiento. Entonces, ¿cómo valorar el riesgo? En lugar de ello, mira más allá, calificando que «emprender requiere un gran trabajo personal» donde el «complejo a equivocarse» es poco menos que un lastre inútil. «El riesgo está ahí, es algo con lo que hay que contar», pero prefiere mirar hacia el horizonte e, incluso si se ha tropezado por el camino, sacar la experiencia adquirida. Como por ejemplo, que emprender «te lleva a ser la mejor versión de ti misma en ámbitos que ni sospechabas antes de abrir una empresa».
Rosa Morel no niega las estadísticas tras las empresas, aunque sí las pone en cuarentena. «Me dan igual», afirma. Con su trabajo de enseñar a escritores ha demostrado que la escritura tiene muchas más salidas de las que hace tiempo se creía. Y que «sin riesgos no hay sueños cumplidos».
Está claro que los modelos de negocio modernos no podrían haberse predicho hace unos años. En este contexto, está claro que el que arriesga, cuando gana, gana mucho. ¿Y qué pasa si pierde?
Pues si se pierde, también se gana, porque, como argumenta María Coco (emprendedora en serie), «el fracaso no existe porque, aunque suene a tópico […] el aprendizaje que has experimentado queda en ti para siempre. Es un poso para triunfar en futuros proyectos».
Nos queda claro que emprender supone arriesgar, pero sin riesgo no se gana. Aunque desde Filosofers, Nerea nos aporta una manera diferente de enfocarlo:
—¿Por qué emprender?
—¿Por qué no emprender?
¿Hay algo fácil en emprender?
Cuando preguntamos a nuestras empresarias sobre si existe algo sencillo en la emprendeduría, o si hay algo particularmente difícil, las respuestas son variopintas.
Rosa Morel admite que «tenemos miedo a que las cosas salgan mal», y que probablemente esa sea la mayor complicación de todas. Particularizando en el emprendimiento femenino, sostiene que muchas de sus clientas (empresarias) vienen con la «idea preconcebida de que el empresario es un señor con traje y corbata». Una idea que se desecha en el momento en que una se da cuenta de que su trabajo da frutos, y que se puede prescindir tanto de la corbata como del señor.
Claro que, en ocasiones, los proyectos resultan completamente imposibles por nuestra cuenta. Por suerte, en el emprendimiento femenino la cooperación suele darse con bastante frecuencia. Nerea Blanco dice que se lanzó sola al mundo de la emprendeduría y que «en el momento en que estaba a punto de desistir porque no daba abasto, encontré un equipo increíble que creía en el proyecto y en mi capacidad para hacer esto navegar».
María Coco coincide en que los apoyos son muy importantes, y ella lo hace en su socio, Rodrigo Rocheé. Mientras que «él pone la razón», María pone «la emoción» a los proyectos. Un tándem sin el cual resultaría complicado gestionarlo todo. Junto con esto (y probablemente por el extra de emoción) algo que ha resultado fácil en sus proyectos es «conseguir que la gente confiara en nosotros y, también, el formar equipos sólidos e ilusionados».
Desde la Libros 10, las hermanas Belén y Lidia Gil admiten que más que facilidades hay complicaciones y una larga espera. Pero una espera activa en la que el trabajo del día a día, con los años, da los resultados esperados. Confiesan que han crecido en todo, «incluso en motivación, porque es algo que durante el camino del emprendedor se pierde a menudo». Terminan confirmando lo que el resto de entrevistadas decían: el mayor apoyo es amar lo que haces.
Otro factor que puede complicar la emprendeduría es el «arrancar sin capital», como dice Nerea Blanco. La opción de adquirir un crédito (además de compleja) trae consecuencias y deberes. Obligaciones a futuro que no todas admitimos en un inicio. Pero siempre puedes invertir «tus horas y tus capacidades», algo que en Filosofers ha demostrado ser una fórmula de éxito.
Lo que lleva a la pregunta:
¿Tienen éxito las emprendedoras?
«Un rotundo sí», admite Belén Gil, orgullosa, con su hermana asintiendo al lado. Muchas veces entran en su librería padres desesperados y que, «semanas después de su compra, vuelven con su hijo/a para decirte que el libro es genial y que quieren más». Para estas libreras, eso es el éxito.
Nerea Blanco también pone un ejemplo con un evento que organizaron en su empresa hacía poco. En él, define el éxito como «encontrar la felicidad haciendo en cada momento lo que desees […] De tal manera que lo que hagas diariamente no lo consideres nunca un trabajo. Sino una forma de ser, de estar en el mundo».
Es lo que las escuelas de negocio llamaban trabajar de tu hobbie. Trabajar en algo que incluso harías sin que nadie te pagase, solo porque es lo que deseas hacer.
Es reseñable destacar que todas focalizan el éxito más allá del mundo empresarial. No tanto como emprendedora, sino como simplemente María, Rosa, Nerea o Belén. Éxito a nivel individual.
Por ejemplo, Rosa Morel destaca que tiene un horario flexible y viaja cuando quiere, que el éxito es «un equilibrio en todas las áreas de la vida». María Coco reconoce que sus proyectos la llenan «más allá del cansancio de algunos días», y encuentra el éxito en poder decir que treinta personas tienen trabajo gracias a que ella emprendió en su momento.
Nerea cierra aludiendo a las estadísticas en distintas redes sociales, o a los momentos en que su negocio ha salido en los medios. Por poner un ejemplo en esta línea, un indicador de éxito podría ser el aumento de seguidores en los medios digitales. Cruciales para muchos de los negocios actuales.
¿Qué herramientas digitales usan nuestras emprendedoras?
Como dice Rosa Morel (de rosamorel.com), «la web es el comercial 24h», por lo que tener página web es necesario dentro de un entorno de marketing digital.
Y es que todas las emprendedoras entrevistadas tienen su negocio en la web. Nerea con filosofers.com, Lidia y Belén con librerialibros10.com, y María… audaciacomunicacion.es, segoviaudaz.es, sushicatessen.es. Aunque pronto tendrá otra página web más que gestionar.
Pero la página web no es nada sin las redes sociales. Si la web es el expositor y comercial, las redes sociales son el nuevo teléfono de contacto. Nerea sintetiza sin tapujos todas las necesidades digitales de las nuevas empresas:
«sin las redes sociales no somos nadie. Sin un blog en el que desarrollar nuestro pensamiento no podríamos vivir. Y sin la newsletter para comunicar las novedades a nuestros “filosofers”, creo que tampoco podríamos estar tranquilas. Y nosotras sin Google no podríamos comunicarnos ni tener todo en orden. Al estar tan repartidas por el mundo, tiramos de Hanghout para comunicarnos y de Google Drive para compartir todos nuestros archivos. ¿Hablamos de WhatsApp? ¿O de gmail? No paramos de hablar.»
Aunque esto no significa que una deba lanzarse a la piscina de las redes sociales sin más. Dependerá del modelo de negocio. En el caso de Libros 10, Belén nos dice que «tenemos una página web y tienda online hecha a nuestra medida. No nos gusta hacer que las herramientas digitales nos sobrepasen. Somos una empresa pequeñita».
¿Cómo de dependientes de Internet somos en las empresas?
Hoy en día muchos negocios han girado hacia el marketing digital. Gran parte de los clientes que entran en tiendas o restaurantes lo hacen guiados de opiniones de la web, y acuden a tiro hecho a la empresa sobre la que han leído.
Nerea confirma que, sin Internet, la parte de su negocio enfocado a la tienda carecería de sentido, y que la parte dedicada a la venta de experiencias vería mermada la clientela. «Sin Internet es difícil conseguir visibilidad».
«¿Cuánta gente llega a un local y cuánta gente te conoce a través de la red? —pregunta María Coco—. Si no estás en internet, no existes. Ya no vale todo, sólo vale aquello que se cuida. El público es exigente y las empresas también tenemos que serlo. Eso sí, sin cabeza la tecnología sirve de poco»
Aunque necesarias, las herramientas web pueden llegar a ser un problema para los clientes. Una estética web cuidada y clara se vuelve una necesidad. Las redes sociales han de gestionarse con cabeza, y el email marketing debería usarse como la sal en una ensalada: lo justo, sin hacer spam.
Rosa Morel va más allá. Su negocio, redactora publicista digital (con la especialización de hacer calar un mensaje en Internet), no tiene sentido sin Internet. Como complementa, «no necesito Internet para escribir, pero sí para demostrar que lo que escribo hace ganar dinero».
Como oposición, Belén Gil recalca que su librería se mantendría, pero que la experiencia sería mucho más reducida. Por un lado, «abrir la ventana de Internet es dejar que entren personas que normalmente no pasan por la calle donde está la librería» pero, además, Internet aporta ventajas de formación a las empresarias, tales como «compartir vocaciones con otros libreros, intercambiar consejos, estar atenta a los cambios en la forma de leer…»
¿Se aplica Big Data, optimización o escalabilidad en las pymes?
«Optimizar: siempre. Pensar en escalabilidad: siempre», confirman Nerea Blanco, María Coco y Belén Gil, que «todos esos términos los tiene la pequeña empresa, aunque a una escala más pequeña».
Lo que para una multinacional es un software específico que analiza millones de búsquedas para determinar el comportamiento de sus clientes (Big Data), en una pyme es un cuadro de Excel que muestra las compras más frecuentes por periodo, el cliente más fiel o las tendencias a lo largo del tiempo. De una forma más simple, pero no menos efectiva.
Rosa Morel, además, aporta su experiencia en escalabilidad. Empezó ofreciendo servicios con sus textos como redactora, y poco a poco ha ampliado a mentora, speaker, y ahora ofrece cursos e infoproductos. Incluso se ha pasado a los embudos de venta. «Renovarse o quedarse obsoleta», admite.
Esto lo leerán futuras empresarias en busca de (quizá) consejos e inspiración. ¿Qué les dirías?
Nerea Blanco: “Les diría un lema de mi padre: Calma, serenidad y sosiego. Si ves que poco a poco la cosa va saliendo, entonces no te rindas. Pide ayuda cuando la necesites. No siempre se puede con todo. Y quien te quiere sabrá apoyarte.
Piensa en tu proyecto como en un hijo. Siempre tiene sus momentos bonitos y sus momentos duros. Pero, al final, el amor siempre gana. Por eso, hagas lo que hagas debes hacerlo desde el amor, y sobre todo el amor a ti misma. Concédete la búsqueda de tu felicidad”.
Belén Gil: “Es algo que ya he dicho. El éxito empieza en ti, conócete a ti misma antes de conocer cómo puede ser tu empresa. Conoce tus virtudes y tus defectos para saber dónde estarán los puntos fuertes de tu empresa y dónde has de intentar mejorar.
Cuando tu proyecto es vocacional se convertirá en casi toda tu vida. Bueno, en realidad se convertirá en toda tu vida, y te pedirá que le prestes lo mejor de ti para luego devolvértelo con creces. Sé constante, alegre, paciente, sujeta los pies en la tierra, pero amarra la cabeza a las nubes…”.
María Coco: “Les diría que el momento es ahora y que, si deciden emprender y darse la oportunidad de ser feliz, busquen una inversión que, en caso de no funcionar, no condicione su vida, no les arruine. Se puede empezar poco a poco, yo apenas lo hice con un ordenador, las llaves de mi coche viejo y una ilusión desbordante.
Les diría que habrá momentos malos, de no querer, de pensar el porqué tomé la decisión pero que los momentos buenos compensarán (con creces) pero que los otros están, que hay que pasarlos. Les desearía suerte, mucha. La ilusión se contagia, les animaría a contratar talento y a confiar en su equipo. Con esto, y mucho trabajo, el éxito estará garantizado”.
Rosa Morel: “Que nada ni nadie te pare. Sigue tu intuición y haz lo que te venga en gana. Quizá (lo más seguro) es que te caigas unas cuantas veces, pero cuando mires atrás verás cómo se conectan los puntos para darle sentido al proceso”.
Destaca de todas las empresarias a las que hemos entrevistado que, frente a productos tangibles y sólidos (que sin duda tienen su lugar en alguno de los negocios), priman las experiencias, el disfrutar del tiempo y la adquisición del conocimiento. Así como destacable es que los sentidos guarden un lugar en cada uno de estas empresas. En oposición a los modelos de negocio clásicos basados en productos y muy orientados a mandos masculinos, da la impresión de que la emprendeduría femenina cubre otro tipo de inquietudes.
Por ejemplo, en ningún momento de las entrevistas aparecieron las palabras beneficio, euros o sueldo. La palabra dinero se nombró de pasada, pero en referencia a las ganancias de empresas con las que se relacionaba una de nuestras empresaria. No quiere decir que el capital no sea importante, pero sin duda no es lo primero en los negocios, donde palabras como pasión, felicidad o aprender toman el relevo.
Pequeños detalles que llaman la atención, y que nos hacen preguntarnos si será esta una nueva era para modelos de negocios. Impulsados esta vez por mujeres.
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Marcos Martínez Redondo