Cómo tener una empresa sostenible con seis gestos prácticos

Pymes

Una empresa sostenible es aquella que busca tener un impacto positivo en la sociedad y el medioambiente, y no solo el beneficio económico. Hoy, apostar por la sostenibilidad es un deber moral y cívico, pero también una necesidad estratégica y de imagen de marca. Y lo mejor es que no hay que ‘inventar la rueda’ para lograrlo. [hde_related]

La apuesta por el cuidado del planeta o la digitalización debe estar en la agenda de autónomos y pequeñas y medianas empresas, como muestra la iniciativa #AhoraMásCerca, de Orange Empresas, que se ha convertido en un punto de encuentro donde emprendedores y gestores comparten inquietudes y consejos para adaptarse a las necesidades del mercado. 

El tiempo apremia si la humanidad quiere evitar los peores efectos del cambio climático. Para evitar el calentamiento terrestre de consecuencias catastróficas, los expertos calculan que el planeta no deberá superar en 1,5 o 2 °C la temperatura media de la era preindustrial. Es el objetivo que se estableció en el Acuerdo de París de 2015. El camino para lograrlo debería ser la reducción a cero en 2050 de la emisión de gases de efecto invernadero. 

Sin embargo, la Organización de las Naciones Unidas advertía el pasado septiembre de que, por el momento, no se están haciendo las cosas bien. Estas emisiones no solo no bajarán durante esta década en todo el mundo, sino que subirán un 16 % en comparación con 2010. 

En cualquier caso, cada vez más, la sociedad y las empresas están siendo conscientes del desafío medioambiental. Para las compañías, garantizar la sostenibilidad del planeta tal como lo hemos conocido se trata de un deber, como hemos mencionado antes, pero también es una apuesta estratégica y de supervivencia empresarial. Al fin y al cabo, unos consumidores cada vez más concienciados con el cuidado del medioambiente también van a exigir cada vez productos más ecológicos y prácticas empresariales más respetuosas con la naturaleza. 

Empresas de todos los sectores y todos los tamaños, y no solo las grandes corporaciones, tendrán que plantearse a partir de ahora cómo abordan su transición energética para rebajar su huella de carbono y contribuir a frenar el cambio climático. Aquí van algunos consejos bastante sencillos y asumibles para convertir una empresa sin más en una empresa sostenible y, por lo tanto, con futuro. 

El primer paso es apagar la luz 

La producción de electricidad es muy contaminante porque, a pesar del desarrollo de las fuentes de energía renovable, como la fotovoltaica y la eólica, sigue dependiendo mucho de los combustibles fósiles, como el carbón y el gas natural. Por eso, reducir la factura de la luz, además de ser bueno para las cuentas de la compañía, es clave para el medioambiente. 

¿Cómo hacerlo? Conviene apagar luces cuando no sean necesarias, no abusar del aire acondicionado y no tener muchos dispositivos en stand-by (modo reposo), porque parece que no consumen, pero siguen haciéndolo. También es muy aconsejable pasar a bombillas LED, puesto que gastan una décima parte comparadas con las tradicionales.  

Busca la luz natural

Tener una oficina luminosa no solo anima al personal, sino que también facilita el ahorro de energía. Una oficina sostenible también requiere que tenga buenos aislamientos, para ahorrar en calefacción en invierno y aire acondicionado en verano. También es una buena idea invertir en sistemas de calefacción o refrigeración inteligentes, que no se mantengan en funcionamiento cuando no hay nadie alrededor o a deshora. En este sentido, hay muchas tecnologías disponibles de inmótica, que es la domótica aplicada a los entornos industriales y de oficinas. 

Recicla, reutiliza, repara, reduce y recupera

La erre es la letra fetiche del movimiento verde. Así empiezan recicla, reutiliza, repara, reduce y recupera. Son las famosas ‘cinco erres’ que una empresa debe añadir a su estrategia y, sobre todo, practicar en el día a día. Y eso empieza por gestos tan básicos como el de reutilizar el papel que se imprime a una sola cara y eliminar los vasos de plástico y usar en su lugar el cristal. También puede ser una buena idea reutilizar mobiliario y adquirir piezas nuevas fabricadas con materiales reciclados.  

Fomenta el teletrabajo

Durante la pandemia de la COVID-19, la calidad del aire mejoró en las ciudades por las limitaciones de movimientos y por el teletrabajo. Ahora conviene aprovechar el experimento laboral que trajo consigo la crisis sanitaria para hacer las urbes más sostenibles y menos agresivas con el medioambiente. Una empresa sostenible fomentará, en la medida de lo posible, el trabajo a distancia y las reuniones virtuales. Además, de esta manera ayudará a sus empleados a conciliar mejor la vida profesional y familiar. Y también buscará emplazamientos accesibles en transporte público y bicicleta. El objetivo último deberá ser siempre minimizar el uso del coche.  

Pregúntate por el origen de tus proveedores

Las empresas concienciadas con la sostenibilidad tendrán que revisar su cadena de abastecimiento. Traer un producto de China cuando en la misma región se puede encontrar un fabricante local que lo proporcione no tiene sentido en términos energéticos, ni medioambientales. La recomendación es apostar por local siempre que sea posible. Además, de esa manera, la compañía contribuirá a fortalecer la economía de la zona.  

Conciencia a tus empleados

La educación es la mejor arma para luchar contra la degradación del medioambiente a largo plazo. La labor de los centros docentes con los jóvenes y de los medios de información con la sociedad en general es clave en este aspecto. Y las empresas también pueden aportar su ‘granito de arena’, con formaciones periódicas a los empleados para inculcarles estos valores y animarles a cambiar de hábitos. También puede ser interesante que las compañías colaboren con proyectos y oenegés vinculadas con la lucha frente al cambio climático.  
Imágenes | iStock.com/Halfpoint, Pexels.com/MarcMueller, Pexels.com/OliaDanilevich

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