Las redes sociales están llenas de cuentas de madres, madres primerizas o futuras madres. Son las llamadas ‘mamás influencers’ que hablan de su vida, productos, relaciones, sus problemas y cómo los resuelven. Hay miles de cuentas en el mundo que abordan el tema de la maternidad, de las más variadas formas. De hecho, es una audiencia potencial muy amplia, capaz de formar una comunidad fiel y participativa.
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Hay mamás influencers que logran abrirse camino en el mar ultracompetitivo de los likes gracias a un contenido divertido o educativo. En este caso, aprovechan su propia experiencia personal y la popularidad que pueden alcanzar está vinculada exclusivamente a su actividad en línea. En otros casos, sin embargo, son personajes que ya eran populares en las redes sociales o en el mundo del espectáculo. Y que tras la maternidad decidieron cambiar su forma de comunicarse, centrando el contenido en su vida de madres.
Ser una madre influencer también significa conseguir acuerdos publicitarios con empresas para dar a conocer ciertos productos o servicios. Si hasta hace unos años el centro de todo era el blog, ahora lo son las redes sociales, especialmente Instagram. Para lograr buenos resultados, la influencer debe comunicarse con sus usuarios, publicar fotos, historias e incluso vídeos en YouTube. Es esencial mantener una comunidad activa y receptiva, mientras que el tono debe ser lo más honesto y transparente posible.
Para muchas madres primerizas, de hecho, seguir a las mamás influencers es una forma de compartir la experiencia. En algunos casos, también les permite abordar temas, como la depresión posparto, que a menudo siguen siendo tabú en las relaciones de carne y hueso. Incluso entre amigas cercanas.
Mamás influencers en España
En España, las mamás influencers más conocidas son Verdeliss, María Pombo, María Fernández-Rubíes Soler o Verónica Díaz. A estas profesionales se sumaron algunas celebridades que, tras el embarazo, decidieron dedicar sus redes a la maternidad. Este es el caso, por ejemplo, de Patricia Montero, Edurne, Noemi Salazar o Laura Escanes.
Hoy en día, las mamás influencers son estrellas. No dan abasto con todos sus seguidores. A menudo cuentan con un departamento de prensa para que actúe como filtro. Y esto incluso sin ser Chiara Ferragni. El caso de la reina mundial de las fashion bloggers, con 13 millones de seguidores, es emblemático. En marzo de 2018 la italiana dio a luz a Leone, y desde entonces también se ha convertido en una mamá influencer en toda regla.
El fenómeno es a nivel mundial, convirtiéndose en un verdadero trabajo. O en una alternativa muy rentable, especialmente en los meses de baja laboral. Es difícil cuantificar claramente el número de mamás influencers. Es probable que haya varios miles solo en España, aunque muchas dejan de publicar poco después de empezar. Sin embargo, si se realiza una búsqueda en Instagram con el hashtag #mamablogger, los resultados hasta la fecha (octubre 2021) son 3 246 956 publicaciones.
Este gran éxito también implica el surgir de un debate acerca de la oportunidad de transformar la maternidad en un trabajo. Pero, sobre todo, preocupa la exposición de los niños. Como demuestra el caso de Verdeliss. Hace unas semanas, la influencer tuvo una hija que nació prematura. Como de costumbre, Estefanía Unzu (su verdadero nombre) llenó la red de imágenes de la pequeña, la séptima de la familia. En este caso, sin embargo, al tratarse de una niña hospitalizada, las polémicas fueron considerables. Incluso hay una recolección de firmas para pedirle que no exponga más a sus hijos.
El camino de la especialización
El riesgo, además de dañar la privacidad de los niños, es también el del robo de identidad. Sin embargo, más allá de la polémica, la especialización en un nicho de mercado es una tendencia que ya está bastante extendida en la red. Garantiza el compromiso de los seguidores y también sustanciosos contratos de patrocinio por parte de marcas especializadas. En el caso de las mamás influencers, van desde pañales hasta productos de higiene y belleza para bebés y juguetes. Pero también estancias en complejos turísticos equipados para acoger a niños pequeños.
Por lo tanto, asistimos a la invasión de fashion blogger, travel blogger, beauty blogger, food blogger o cats blogger. Por otro lado, el 60 % de los usuarios de Instagram asegura haber descubierto nuevos productos o servicios gracias a este canal. Otra tendencia en rápido crecimiento, que en realidad es una expansión del universo de las mamás influencers, es la de las familias influencers.
También en este caso mandan el enfoque emocional y una autenticidad estudiada. Crystal Abidin, antropóloga que estudia el comportamiento de los influencers familiares, en este artículo de ‘The Atlantic’ lo definió como “amateurismo calibrado”. Entonces, desde los hashtags #mumtobe y #FashionMama el paso hacia #familyofthree (o four, five en esto que parece una especie de vuelta al proletariado) es realmente muy corto.
Los blogueros familiares escalan posiciones rápido. Y, a veces, con demasiada frecuencia según psicólogos y psicopedagogos, sufren una ulterior mutación. De hecho, los perfiles familiares acaban conduciendo a menudo al fenómeno de los baby influencers. ‘Hijos de’ con sus propias cuentas en las redes sociales desde el día de su nacimiento. Y con contratos de patrocinio. Para algunos será una rentable herencia, para otros una sentencia.
Por Alberto Barbieri
Imágenes I Fernanda Greppe/Unsplash https://unsplash.com/photos/7UOI1OZASZs