La salud mental juega un papel importante en la productividad de los empleados y, como es obvio, en su calidad de vida más allá del ámbito empresarial. Tabú aún en algunas esferas, la realidad es que cuidar la salud mental de los empleados redunda en productividad para las compañías.
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Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “los trastornos de depresión y de ansiedad cuestan a la economía mundial un billón de dólares americanos anuales en pérdida de productividad”. Todos los estudios señalan que trabajadores con una salud mental deteriorada producen menos, pero también que ser menos productivo es un componente de una mala salud mental. ¿Qué pueden hacer las empresas por la salud mental?
¿Qué es la salud mental de las personas?
Hace poco llevado al Congreso de los Diputados, este tema tabú ha empezado a valorarse en la sociedad y a hablarse de forma un poco más abierta. La salud mental, dice la OMS, “es un componente integral y esencial de la salud”, que a su vez define como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades”.
Es complejo definir la salud mental cuando el propio concepto de mente resulta tan controvertido desde el punto de vista de múltiples campos, entre ellos psicología, neurobiología o filosofía. Aunque existe consenso en ciertos componentes.
De nuevo según la OMS, la salud mental sería un “estado de equilibrio emocional, cognitivo y conductual que permite al individuo desenvolverse de manera responsable en su entorno familiar, social y laboral, así como gozar de bienestar y calidad de vida”. Aunque a veces se define por su negativa, con foco en diversos trastornos: por ejemplo, si se está deprimido o estresado, la salud mental es débil.
Por descontado, estas simplificaciones han logrado que el campo esté estereotipado, hasta el punto de que desde fuera resulta prácticamente imposible establecer un grado de salud mental para las personas, como destaca la Confederación Salud Mental España, que ha lanzado un juego online para derribar estereotipos y falsas creencias.
¿Cuál es la relación entre trabajo y salud mental?
El trabajo (desempeñar algún tipo de actividad, incluso la no remunerada) parece jugar un papel esencial en la consolidación y apuntalamiento de la salud mental a través de mecanismos de valoración personal. Cuando uno trabaja se vuelve útil y se ‘siente’ útil. Aporta a la sociedad y las personas que trabajan reciben recompensas en forma de dopamina, como comentan Lieberman y Long en su libro ‘Dopamina’. Sin embargo, no todo son ventajas.
Trabajar, sobre todo en ciertas condiciones, puede ser estresante, frustrante o poco agradecido. Bajos salarios, alto grado de exposición a riesgos laborales, un horario que no se cumple, la hipervigilancia, la falta de autonomía, el saber que el trabajo será inútil, un entorno laboral tóxico o un commuting elevado son algunos de los factores que dinamitan la salud mental.
Simplificando, quizá en exceso, el mundo laboral se debate en una lucha entre aquellos factores que ayudan a la salud mental y aquellos que ayudan a estabilizarlos. Estos factores, a menudo llamados ‘externos’ en oposición a los ‘internos’ (por ejemplo, la genética o la educación en la infancia, rasgos ‘propios’) afectan a la salud mental para bien o para mal. Cuando ayudan, la productividad aumenta de forma notable.
La relación entre salud mental y productividad
No es ningún secreto que trabajadores sanos, felices y estables mentalmente son más productivos que los que no presentan estos perfiles. Del mismo modo que una persona en buena forma física es más productiva que aquella que no lo está tanto o que quien duerme bien es más productivo que quien no.
Al igual que uno no puede desenvolverse con agilidad cuando tiene un brazo escayolado, una persona que necesite atención psicológica funcionará de manera limitada en casi todas las actividades de su vida. Incluida la laboral. Es por esto último, sumado al impacto del trabajo en la salud mental, por lo que resulta necesario hablar de este tema.
En marzo de 2020 Qualtrics y SAP realizaron un estudio conjunto sobre el impacto emocional de la COVID-19, aprovechando este experimento natural. Como era de esperar, buena parte de los trabajadores se sintieron aislados en el ámbito social, estresados y ansiosos, además de agotados emocionalmente. El componente de cercanía y valoración desapareció con el aislamiento.
Esto, por supuesto, era algo que ya se preveía. De hecho, en 1990 se publicó la Declaración de Caracas por parte de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la OMS, y llegaron a definir ‘salud mental’ como “la capacidad de afrontar las tensiones de la vida cotidiana y trabajar de forma productiva”. No es solo que tener un perfil bajo de salud mental redunde en una mala productividad, sino que una baja productividad supone, en sí mismo, una salud mental que requiere asistencia.
Por qué cuidar la salud mental de los trabajadores
Varios estudios respaldados por la OMS confirman que los costes de tratar a personas con problemas de salud mental superan con creces los costes derivados de no hacerlo. Llevado al mundo empresarial, las empresas proactivas con estos temas podrían sacar rédito al cuidar a sus trabajadores porque serán más productivos que en situación de vulnerabilidad. Dicho de otra forma: a las empresas les conviene que los trabajadores estén bien. Pero, ¿cómo hacerlo?
Según la publicación ‘El impacto de la salud mental en la productividad’, de Deloitte, hay siete aspectos básicos capaces de promover una buena salud mental dentro de las organizaciones.
- Involucrar a la capa de liderazgo mediante compromisos o declaraciones públicas.
- Definir necesidades actuales de la fuerza laboral.
- Establecer políticas corporativas ante eventos de contingencia.
- Promover campañas de concienciación masivas sobre la protección de la salud mental.
- Definir un programa básico y preventivo en soft skills para generar un ambiente de trabajo seguro en el aspecto psicológico.
- Definir un programa avanzado de entrenamiento en resiliencia para capitalizar las capacidades de respuesta de las personas.
- Establecer un centro de información en la nube que sirva como canal informativo confiable.
Hasta hace no mucho, la prevención de riesgos laborales se ha centrado en el componente físico de los trabajadores: una lesión de espalda, un tobillo torcido, una gripe, etcétera. Sin embargo, dejar de lado la salud mental provoca pérdidas millonarias porque esta pesa tanto en la ecuación de la productividad como una lesión física, con el reto de que es menos visible y que a menudo se oculta.
Los tabúes sociales que rodean una mala salud mental han sido un agravante para su resolución porque los trabajadores, para protegerse de juicios o castigos, los ocultan a las empresas, a familiares y a amigos. Es por ello que ‘abrir este melón’ y hablar de ello de forma abierta es un primer paso en materia de salud. Y, para el tejido empresarial, de productividad.
Imágenes |Jason Goodman, Brooke Cagle, Austin Distel