Qué es el ‘engagement’ y cómo mejorarlo

Empresa

El engagement, tanto el orientado a la marca y productos como a campañas puntuales, es clave en el marketing empresarial. El nivel de compromiso del cliente con la empresa determina el futuro de esta, pero no todos los engagements funcionan de la misma forma. ¿Cómo pueden las marcas lograr clientes fieles? ¿Cómo se mide dicha vinculación? [hde_related]

¿Qué es el engagement?

El engagement empresarial es una dimensión de la relación entre el cliente y una marca que nos habla del compromiso del primero con la compañía, producto o servicio en cuestión. Este factor mide la capacidad de un producto o campaña para crear o mantener relaciones sólidas y duraderas con los consumidores.

Cuanto mayor sea el engagement, menor será la posibilidad de que el cliente acuda a otra marca o use productos sustitutivos. En este sentido, el engagement puede entenderse como una barrera psicológica para la salida del cliente. Una que puede medirse de diferentes formas.

Las empresas que aumenten el engagement mediante distintas estrategias de diseño, marketing, trato posventa, etc. también harán crecer sus ingresos. Aunque es clave entender que esta dimensión tiene un coste económico: mantener el interés exige un esfuerzo consciente.

¿Cuáles son los tipos de engagement?

Como cualquier otra dimensión empresarial, el engagement tiene diferentes catalogaciones en función de qué parámetros se analicen o desde qué rama de estudio se analice. Así, los cuatro tipos de engagement más aceptados por la comunidad científica son los siguientes:

Engagement emocional

La marca logra generar un vínculo emocional con el cliente, una conexión no necesariamente racional que afecta tanto a corto como a largo plazo. Es frecuente que el cliente reconozca la marca en cuestión como parte de su identidad personal.

El fenómeno fan boy estaría incluido dentro del engagement emocional: el cliente o usuario no hace uso de mecánicas racionales para defender a ultranza una marca. Es un tipo de conexión extremadamente complicada, pero muy resiliente y estable en el largo plazo.

Engagement cognitivo

En este caso la marca logra una conexión basada en la motivación del cliente hacia su producto. Se trata de un vínculo racional basado en la utilidad. El producto o servicio suele ser objetivamente mejor que otro en algún factor, y esto genera permanencia.

Está relacionado con un pensamiento estratégico, largoplacista y consciente. También con el beneficio personal para el cliente. Marcas que prioricen los objetivos de este último lograrán mejor permanencia en este sentido.

Engagement conductual

El cliente se ve ‘atrapado’ en un silogismo de tipo ‘uso esta marca porque uso esta marca’. La inercia del uso previo hace que la decisión racional se decante por hacer lo mismo que la vez pasada, pero sin crear conexión emocional ni ser consciente del motivo.

En este engagement es muy importante el diseño de los productos para que estos sean fáciles de usar por defecto, sin un cuestionamiento consciente de cuál es la opción idónea. El cliente, simplemente, lo usa sin preguntarse si habrá una mejor alternativa. Es frecuente en productos ‘heredados’ por los progenitores.

Engagement agentivo

A estos elementos se ha añadido recientemente un cuarto pilar, convirtiendo el engagement en una dimensión tetrafactorial. El engagement agentivo guarda relación con una construcción o reconstrucción por parte del cliente del producto o servicio, así como con lo que la persona aporta de forma intencional o proactiva. Los muebles para ensamblar guardan relación con esto.

Este engagement también suele tener mucha relación con marcas cooperativas, integradas en movimientos sociales, o que escuchan a los usuarios para construir mejores productos y servicios. Los clientes se sienten parte de la marca, pero de forma racional y mesurable.

Es relevante destacar cómo ninguno de estos engagement funcionan de manera aislada. El modelo tetrafactorial y psicológico de esta dimensión considera los cuatro factores en paralelo.

Las fases del engagement

Casi todos los modelos de engagement, sin importar el espacio en que se usen y el tipo desde el punto de vista de la psicología, pasan por diferentes fases. En algunos casos estas tienen diferentes subdivisiones o pueden desaparecer para dar lugar directamente a la siguiente fase. Generalmente son:

KPI para medir el engagement

Dado que el compromiso puede medirse de infinitas formas, no existe una única métrica para el engagement. Pero entre las más usadas se encuentran:

Cómo mejorar el engagement

Aunque las campañas puntuales de marketing pueden mejorar el engagement de una marca, lo cierto es que aquellas que busquen una larga relación con sus clientes necesitan trabajar en aspectos más básicos:

Así como elementos que, sin aportar beneficios objetivos, conviertan al cliente en un privilegiado (como ocurre en el engagement emocional).

Las campañas específicas que capten clientes o ayuden a que estos permanezcan con la marca resultan siempre interesantes, pero el mejor engagement es el que se logra a largo plazo. Marcas que se vuelven parte de la identidad del cliente.

Imágenes | Adam Jang, Nick Fewings, Jonas Leupe, Eleni Afiontzi.

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