Las relaciones empresariales modernas están poniendo cada vez más énfasis en la motivación de sus empleados. El objetivo es hacer que los trabajadores perciban su empleo como algo ilusionante y, hasta cierto punto, apasionante, y no como una mera obligación.
Sin embargo, hacer que los empleados de una empresa estén motivados no es una meta sencilla. Cada uno de ellos mantiene sus propias ambiciones, que no siempre tienen que ver con la política o la estrategia de la empresa. Por suerte, no es imposible, sobre todo, si el grupo comparte las mismas ambiciones.
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¿Qué es la motivación?
La motivación es un estado interno de todas las personas que activan y dirigen su conducta hacia fines o metas determinadas. En esencia, es el impulso que mueve al individuo a realizar ciertas acciones y hacer todo lo posible para culminarlas.
A nivel laboral, la motivación influye de manera directa en la productividad de los empleados. Es algo lógico; cuando un trabajador percibe que su organización se preocupa por su bienestar, mejora su compromiso con ella y su implicación. En consecuencia, querrá cumplir con la estrategia empresarial de la que se siente parte activa.
Los estados mentales y la fuerza de deseo y acción
A lo largo de la historia, los psicólogos conductistas han tratado de dar respuesta a la razón que motiva a una persona a adoptar un comportamiento determinado. En muchas ocasiones, basándose solo en la situación y el comportamiento externo observable. Sin embargo, con el paso de los años, se han dado cuenta de que la misma persona se comporta en ocasiones de manera diferente, a pesar de que, en apariencia, esté en la misma situación.
Esta conducta tan dispar sugiere que existen otros elementos internos no observables: los estados mentales. Para muchos teóricos, es el deseo de hacer algo lo que guía la conducta humana. El llamado deseo de acción (o action-desire) es el que siempre proporciona motivación, sobre todo en la medida en la que el agente tenga capacidad para conseguirlo. De hecho, algunos teóricos afirman que la motivación procede solamente de un deseo, en general, aquel que es más fuerte.
Tipos de motivación en el trabajo
Existen al menos tres tipos de motivaciones diferentes en el trabajo:
- Motivación intrínseca, la que nace del propio trabajador. Está relacionada con la satisfacción personal que supone lograr nuevas metas, más allá de los beneficios que esa tarea le pueda reportar. Responde a la necesidad de autorrealización y permite mejorar el clima laboral. Si un trabajador está contento con lo que hace y cuenta con las herramientas adecuadas, es más probable que pueda alcanzar esta motivación.
- Motivación extrínseca o externa es aquella en la que intervienen factores que no dependen ni son controlables por el individuo, al menos de forma directa. Los empleados están motivados por una posible recompensa o para evitar una pérdida. Este tipo de motivación tiene como objetivo premiar el rendimiento de los trabajadores mediante incentivos económicos u otras ventajas profesionales, como el salario emocional.
- Motivación transcendente, la que proviene del beneficio que obtienen terceras personas. Es un tipo de motivación altruista y en ella encajan todos los trabajos de voluntariado, colaboraciones con ONG y otras iniciativas de carácter social.
Estos tipos de motivación no son excluyentes entre sí. Más bien, se retroalimentan. Lo más normal es que cuando se es capaz de adquirir un nivel óptimo de motivación intrínseca o trascendente, la extrínseca ya no es tan relevante, y viceversa. Por eso es importante alcanzar un nivel con el que el trabajador se sienta realizado en todas ellas.
Cómo mejorar la motivación laboral
Aumentar la motivación es esencial para lograr un mejor clima laboral. Y aunque existen muchas diferencias individuales respecto a lo que motiva a cada persona, hay una serie de pautas que cualquiera puede poner en marcha para mejorar su motivación:
- Rodearse de personas optimistas. Al final, todo se contagia, tanto el optimismo como el pesimismo. De hecho, cuando se es más optimista, cuesta mucho menos motivarse.
- Evitar las quejas. Solo sirve para malgastar energía y tiempo. Lo ideal es mantener la ilusión intacta como si fuese el primer día.
- Obligarse a actuar. Sin pensar en que hay que hacer tareas pocos motivantes, aunque haya otras que sí. Simplemente, hazlas. Y cuanto antes, mejor.
- No perder de vista el objetivo. Asume que puede haber inconvenientes y acciones más difíciles a lo largo de todo el camino.
- Desarrollar un buen plan de acción para alcanzar esa motivación. Es recomendable dividir la meta final en pequeños hitos más alcanzables y que permitan conseguir el objetivo final.
Al fin y al cabo, lo más importante es disfrutar del camino. Por lo general, los seres humanos tienen más ilusión mientras intentan lograr una meta que en el momento en el que la consiguen. De hecho, con toda probabilidad, haber alcanzado todos los objetivos hará que te sientas desmotivado de nuevo si no tienes otros nuevos pronto.
¿Qué pueden hacer las empresas?
Las empresas también pueden influir en mejorar la motivación de sus empleados, invirtiendo en ella, lo cual no siempre supone un gasto.
- Mejorar las condiciones laborales de los trabajadores, lo que servirá para aumentar la motivación extrínseca. No tiene por qué implicar las retribuciones económicas. El salario emocional ha ganado cada vez más importancia.
- Reconocer la labor de los empleados. Que los responsables feliciten a sus trabajadores por un trabajo bien hecho tiene un impacto muy positivo en la motivación.
- Team building, con iniciativas que fomenten las actividades en equipo y las convivencias.
- Ser trasparente, más allá de los trámites administrativos y financieros. Es decir, comunicando los resultados de negocio y los objetivos que se vayan consiguiendo, entre otra información importante.
- Coaching, con un profesional que apoye a un trabajador a lograr sus objetivos y le brinde la capacitación y orientación que necesita.
En definitiva y ante todo, para mejorar la motivación es fundamental que tanto la empresa como los trabajadores se planteen nuevas metas que alcanzar. Solo así mejorará el clima laboral y, con él, la motivación en el trabajo.
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