Todos los pasos van en la misma dirección: desde la decidida apuesta de los fondos de recuperación por los proyectos ‘verdes’ hasta el aumento del coste de los derechos de emisión de CO₂ en los mercados internacionales. Pasando por las iniciativas que fomentan el transporte marítimo en detrimento del rodado. La reducción de las emisiones de carbono a la atmósfera es uno de los retos del nuevo milenio, y las pymes tienen mucho que decir al respecto.
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Tanto, que pueden ser el gran vector del cambio sostenible en países como el nuestro, donde representan el 98 % del tejido productivo. Aunque corren tiempos de incertidumbre, es justo en momentos de crisis como este cuando la rueda del progreso gira a más revoluciones. Son muchas las cosas que puedes hacer para que tu empresa reserve ‘asientos VIP’ en el ‘tren’ de la descarbonización.
Medir la huella de carbono
La huella de carbono es un baremo que mide la cantidad de gases de efecto invernadero originados por las actividades humanas. El cálculo incluye agentes nocivos como el metano y el óxido de nitrógeno, pero se expresa en toneladas de dióxido de carbono (CO₂), al ser este el elemento más común y el que más contribuye al cambio climático.
Como es lógico, conocer este dato es fundamental para desarrollar una estrategia de descarbonización. No es necesaria la adquisición de costosos aparatos ni la contratación de un equipo de expertos. Basta con hacer acopio de las cifras de gasto eléctrico y de consumo de combustible de tu compañía e introducirlas en una de las muchas calculadoras de carbono que hay disponibles en la red, como la de Carbon Trust.
El impacto de la cadena de suministros
Es muy posible que el vertido carbónico de tu empresa se vea empequeñecido frente al de las compañías que dan servicio a tu negocio. Y es que las emisiones producidas por la actividad de las pymes son tan solo una fracción del total originado por las cadenas de suministros. Si crees que careces de control sobre esto, te equivocas.
En el primer párrafo decíamos que las administraciones están dando forma al cumplimiento de los acuerdos internacionales alcanzados contra el cambio climático. Y esto significa obligaciones, pero también incentivos.
Hace poco, el Gobierno central ha aprobado un paquete de 60 millones para las empresas que decidan mover sus mercancías por mar en lugar de por carretera. Este es un ejemplo del apoyo público a los canales logísticos con una menor huella carbónica, pero hay y habrá muchas más ayudas y subvenciones para aquellas pymes que opten por proveedores y servicios menos dañinos para el medio ambiente.
Desarrollar una estrategia de reducción de emisiones
Aunque es mucha la importancia de las elecciones que hagas como consumidor, la cantidad de CO₂ que salga de tu negocio dependerá de tu proceder en las actividades del mismo. Es decir, de tus decisiones como empresario. Aquí es donde se deja de predicar y se empieza a dar ‘trigo’. Y para eso se necesita un plan bien estructurado:
- Evaluación. Una vez calculada la huella de carbono de la compañía, es hora de proyectar las diferentes alternativas de cambio y los recursos disponibles. Es esencial realizar un informe de riesgos que contemple todos los posibles escenarios.
- Objetivos. Los números no mienten, por lo que las metas a perseguir deben tener un enfoque científico y ser cuantificables. No se trata de enunciar ideales abstractos, sino de establecer qué trayectos por carretera se pueden evitar, de qué proveedores se puede prescindir y qué medidas de eficiencia energética van a implantarse.
- Financiación. Las estrategias de inversión en descarbonización deben estar sostenidas de forma sólida en las cuentas e integradas en la política financiera de la compañía. Así como las herramientas públicas y privadas a las que se puede recurrir para dar soporte financiero al plan, como préstamos ‘verdes’ y ayudas oficiales.
- Concienciación. Tal y como afirmamos en el post sobre el ahorro energético, el compromiso con la reducción de emisiones no vincula solo a la dirección, sino a todo el capital humano de la empresa. La adecuada comunicación de unas pautas claras a la plantilla es vital, sobre todo en aspectos como la eficiencia y el ahorro de electricidad.
- Rendición de cuentas. El desempeño de la compañía en el proceso de descarbonización debe ser verificado, evaluado y comunicado de forma periódica y transparente. Y reforzado a través de las medidas disciplinarias correspondientes.
Crea comunidad
El propósito de aunar voluntades, que representa cuarto y mitad de la lucha contra el cambio climático, no está reservado en exclusiva a las grandes cumbres de la política internacional. Existen multitud de proyectos online de apoyo orientados a que las pequeñas y medianas empresas de todo el mundo consoliden su compromiso.
La Organización de las Naciones Unidas apadrina el movimiento ‘1,5 ºC Supply Chain Leaders’, abierto a cualquier compañía dispuesta a asumir la meta de reducir al mínimo su huella de carbono. Asimismo, hay otras iniciativas de corte más transversal, como Pymes Climate Hub, también con la colaboración de Naciones Unidas, dirigida a empoderar a las pymes para que adopten medidas climáticas.
Por José Sánchez Mendoza
Imágenes | Shutterstock/ Olivier Le Moal y Blue Planet Studio