Los mecenas fueron clave durante el Renacimiento, con su decidido apoyo al arte y el conocimiento humano. Sus labores han ido variando según la época. En la actualidad, opciones como las del micromecenazgo y el business angel han democratizado su figura.
Si nos atenemos a su definición oficial, un mecenas sería una persona que aporta su patrimonio o red de contactos y lo pone a disposición de artistas, escritores o científicos para que estos puedan culminar sus obras. Las recompensas por este apoyo son diversas, incluyendo las opciones altruistas de forma genuina. [hde_related]
Mecenas, los grandes impulsores del arte
Cuando se habla del arte durante el Renacimiento, a menudo se cita también a aquellas familias ricas e influyentes sin cuya aportación los grandes maestros jamás hubieran podido terminar sus obras maestras. En Italia, por ejemplo, hubo familias de mecenas tan conocidas como los Médici (Florencia), los Sforza (Milán), los Gonzaga (Mantua) o los D’Este (Ferrara).
Tras una época tan oscura como la Edad Media, durante los siglos XV y XVI la burguesía y la nobleza europeas se convirtieron en protagonistas clave para el desarrollo de las artes. Y también de la ciencia y el conocimiento, ya que, en su búsqueda de una nueva concepción del hombre y del mundo, en el Renacimiento se apostó también por disciplinas como las matemáticas o la filosofía.
La consolidación de la burguesía fue asimismo crucial en el desarrollo de la figura del mecenas. Con la intención de convertirse en una nueva y pujante clase social, los burgueses se empezaron a interesar por la cultura más refinada. De esta forma, destinaron parte de sus ahorros a impulsar ciertos proyectos e incluso a financiar las carreras completas de sus artistas favoritos.
Cómo se ha transformado la figura del mecenas
Por hacer una simplificación comprensible, se puede considerar a los burgueses como los coleccionistas de arte de aquella época. Las recompensas por su apoyo, eso sí, eran de variada tipología. Con mayor o menor grado de interés económico, se podían considerar como una inteligente operación financiera a futuro, una herramienta útil para mejorar sus relaciones sociales o una simple satisfacción personal.
En muchas ocasiones, la obra final, fuera esta artística, literaria o científica, quedaba en propiedad del mecenas. Quien puede que más tarde la pusiera a disposición del público de alguna u otra forma, como museos, instituciones o fundaciones. Para entender cómo ha ido mutando esta figura habría que entender también las concepciones culturales diversas y propias de cada país.
A pesar de su obvio culto al individualismo, o justo por este mismo, las grandes fortunas norteamericanas han sido muy dadas a la filantropía. Son muy conocidos en la actualidad los casos de Bill y Melinda Gates, George Soros y Warren Buffett. En España, sin embargo, quien ejerce como mecenas suele mostrar reparos en hacer públicos sus donativos. Además, aquí las mecenas tienen nombre de mujer.
El mecenazgo se democratiza gracias a la tecnología
Como han cambiado bastante con el paso de las décadas, son numerosos los estudios que tratan de analizar las causas por las que las nuevas generaciones se deciden a apoyar un proyecto. Distinguen, por ejemplo, la sintonía personal con una causa concreta, experiencias filantrópicas previas en el seno familiar y reflexiones más generales sobre cómo debería de ser una sociedad comprometida.
Y aquí es donde ha resultado fundamental la evolución de la tecnología. Con la consolidación de la banda ancha y de las plataformas sociales, el crowdfunding ha democratizado la figura del mecenas. En un mundo globalizado donde todos somos prescriptores, cualquier usuario con cierto interés se ha podido convertir también en microinversor.
Las formas y recompensas han sido diversas, pero con un mismo resultado: la cooperación entre la comunidad convierte en realidad una idea. El micromecenazgo, eso sí, no es solo perfecto para proyectos humildes. El arte no fungible o NFT también está sirviendo para aportar financiación independiente a artistas consolidados y pesos pesados del audiovisual como Sylvester Stallone y Kevin Smith.
Business angels, mecenas cruciales dentro del ecosistema emprendedor
Si nos atenemos al sector empresarial, además de la financiación tradicional y de nuevas alternativas como el citado crowdfunding, el crowdlending y la crowdequity, cada una con ciertas particularidades adaptadas a distintos tipos de necesidades, en los últimos años ha ido ganando mucha relevancia la figura del business angel.
Este tan descriptivo apelativo de “ángeles de los negocios” procede, al parecer, de aquellos mecenas que empezaron a apoyar el estreno de obras en Broadway en Estados Unidos a principios del siglo pasado. El concepto de business angel, en la actualidad, se asocia al de alguien que contribuye de manera activa en un negocio de reciente creación. A través, sobre todo, de aportaciones de dinero o ‘capital inteligente’, es decir, experiencia, contactos o know how.
Estos inversores privados son fundamentales en el ámbito del emprendimiento, ya que este tipo de proyectos suele carecer de un historial que les avale a la hora de solicitar financiación. Con portales y comunidades específicas para poner en contacto a business angels y start-ups, la tecnología, como en el caso de la microfinanciación, es la mejor aliada para los mecenas modernos.
Por Pablo Vinuesa
Imágenes | Fotografía de portada por Jason Goodman, interiores de Matteo Maretto y Austin Distel, todas en Unsplash.