Cómo organizar la reunión de trabajo perfecta

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En el ámbito laboral, las reuniones son tan necesarias para compartir ideas y sacar adelante proyectos como perjudiciales para la productividad si se convocan en exceso o duran mucho tiempo. Es un debate recurrente el que busca el número ideal de reuniones de trabajo que se pueden organizar o dar con el formato más conveniente para que no acaben frustrando a los empleados y entorpeciendo su día a día. 

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La pandemia de la COVID-19 y el teletrabajo masivo que provocó llevó las tradicionales reuniones en las salas de las oficinas al entorno más frío e inmediato de las plataformas de videoconferencia, como Zoom, Microsoft Teams y Webex. Durante la crisis sanitaria se multiplicaron los encuentros online, en muchos casos a deshora, y esa proliferación dio lugar a la llamada ‘fatiga digital’. Otra vez, las reuniones volvieron a estar en entredicho. Sus detractores hablaron de ‘reunionitis’, un mal hábito que promueven los jefes desconsiderados que convocan a toda hora a sus subordinados y que gestionan mal el tiempo de los empleados.  

Menos reuniones = más productividad

Una nota reciente emitida por la Universitat Oberta de Universitat Oberta de Catalunya (UOC) hace referencia a un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT, por sus siglas en inglés, en Estados Unidos) que asegura que si hubiera en las empresas tres días sin reuniones a la semana, la productividad aumentaría un 73 %. Además, esta reducción tendría un efecto muy positivo en la salud mental de la plantilla, ya que se estima que el estrés podría llegar a reducirse más de la mitad. 

Otro estudio de Harvard (Estados Unidos) concluye que 7 de cada 10 reuniones impiden que los empleados realicen un trabajo productivo. Además, este informe constata que durante la pandemia se redujo el tiempo de los encuentros profesionales, pero aumentó su número. 

Las reuniones virtuales suelen generar menos estrés que las presenciales. Además, al no dar protagonismo a aspectos como la ropa, la posición física y el lenguaje corporal, los asistentes van más al grano y mantienen un nivel mayor de concentración en el tema que se va a tratar. En definitiva, se concreta más el objetivo de la convocatoria, se respetan más los turnos de palabra y escucha y se reducen las interpretaciones. Por el contrario, en los encuentros virtuales disminuye la capacidad de crear ideas y proyectos. 

Esa enfermedad llamada ‘reunionitis’

Más allá de las diferencias entre las reuniones en el medio online y en la oficina, hay una serie de consejos que cualquier directivo debería tener en cuenta a la hora de convocar a su equipo. Todo con el fin de aprovechar el tiempo y de cumplir con las expectativas de los asistentes y no aburrirlos y frustrarlos. Para no caer en esa enfermedad empresarial llamada ‘reunionitis’, que llena el calendario de encuentros improductivos, y aprovechar al máximo el contacto personal y la puesta en común de ideas. 

Un ejemplo de hasta qué punto es clave tomarse en serio la gestión de las reuniones de trabajo y aplicar un método a las mismas lo dio Larry Page, uno de los fundadores de Google. En 2011 mandó un email a los empleados de la compañía explicando cómo debían plantearse los encuentros, para que nadie perdiera el tiempo ni se lo hiciera desperdiciar a los demás. Esa circular incluso fijaba el número máximo de asistentes. 

Consejos que no se deben olvidar 

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