Ser autónomo es la forma más sencilla para realizar una actividad profesional o económica. Ser trabajador por cuenta propia tiene ventajas e inconvenientes, y uno de estos últimos es la responsabilidad sobre todos sus bienes económicos. [hde_related]
De todos estos bienes, el más importante es la vivienda habitual. No es una propiedad cualquiera, pues suele ser una residencia familiar.
Por ello, poner en riesgo la propia vivienda es uno de los mayores riesgos de ser autónomo, algo que puede evitarse gracias a la figura del emprendedor de responsabilidad limitada.
Qué es un emprendedor de responsabilidad limitada
La figura del emprendedor de responsabilidad limitada (ERL) no es nueva. Se creó en 2013, justamente en lo más duro de la burbuja financiera: la pérdida de la vivienda por miles de personas, incluidos los autónomos.
Sus características son sencillas de entender. Es una persona física que ejerce una actividad profesional o económica por cuenta propia, como un autónomo, pero cuya responsabilidad ilimitada frente a terceros no incluye la vivienda habitual.
Esta diferencia es fundamental. Hasta que surgió esta figura cualquier autónomo respondía por sus deudas con todo su patrimonio, presente y futuro, incluyendo su casa.
La única diferencia entre el autónomo y esta figura está solo en que la vivienda se protege y en caso de deudas, no se pueden dirigir contra ella. Queda exenta de cualquier reclamación económica.
Requisitos para ser emprendedor de responsabilidad limitada
La elección de la palabra “emprendedor” no es casual. En puridad, la protección de la vivienda se realiza antes de comenzar con la actividad económica. Por ello, habrá que informar cuál será la vivienda que se excluye, que debe cumplir con una serie de características.
En primer lugar, la vivienda de uso habitual no debe tener ningún tipo de relación con la actividad económica. No puede ser el lugar donde se ejerza la actividad, aunque no sea en su totalidad, como ocurre con muchos profesionales. Tampoco se puede hacer otro uso económico como ser garantía para un préstamo relacionado con la actividad profesional.
Existe igualmente un tope en el valor de la vivienda que se sitúa en los 300 000 euros. Y, finalmente, también quedan excluidos todos aquellos emprendedores que hayan contraído cualquier tipo de deudas por su actividad antes de darse de alta como emprendedor de responsabilidad limitada. En definitiva, la figura del ERL protege la vivienda habitual utilizada exclusivamente como residencia ante contingencias futuras, nunca pasadas.
Proceso de constitución
Los trámites para ser un emprendedor de responsabilidad limitada no difieren mucho de un autónomo, por lo que tiene también que darse de alta tanto en la Agencia Tributaria como en el modelo 036 o 037 y en la Seguridad Social.
No es una empresa y por ello no hay que realizar ningún trámite de adquisición de la personalidad jurídica. Lo que sí es necesario es inscribirse tanto en el Registro Mercantil como en el Registro de la Propiedad en su condición de empresario de responsabilidad limitada.
En esta inscripción, se indican los datos identificativos de la vivienda habitual que quedará excluida de la responsabilidad del empresario. Con este proceso se garantiza tanto la protección de la vivienda antes de que se iniciara la actividad como que los posibles deudores obtengan esa información cuando se dirijan a ambos registros de acceso público.
En este proceso de constitución, si el empresario de responsabilidad limitada está casado, es de gran importancia que revise el régimen económico para evitar que la responsabilidad por las deudas recaiga en su cónyuge en caso de matrimonio en régimen de bienes gananciales.
Ventajas e inconvenientes
La ventaja fundamental de ser ERL es clara: dejar fuera de la responsabilidad por las deudas a su vivienda habitual. Además, al igual que el alta del autónomo, su proceso es sencillo y mucho más económico que constituirse en una persona jurídica como una Sociedad Limitada.
Pero también existen inconvenientes que se deben tener muy en cuenta:
- En primer lugar, hay diferentes supuestos en los que se excluye la vivienda, el más común cuando se realiza actividad económica en ella, como ocurre con muchos profesionales freelance.
- En segundo lugar, está la posible extensión de la responsabilidad de las deudas a su cónyuge, como se ha señalado.
- Y en tercer lugar, que a diferencia de los autónomos, sí tiene la obligación de presentar cuentas anuales en el Registro Mercantil.
Pero, especialmente, están los inconvenientes que le diferencian de una empresa: que no se limite la responsabilidad al resto de los bienes y que la tributación de sus ganancias, al realizarse por el IRPF, es creciente: si los ingresos suben el pago de impuestos, es superior al que puede realizar una empresa que tributa a través del impuesto de sociedades a un tipo impositivo fijo.
Un emprendedor de responsabilidad limitada no deja de ser una persona física que ejerce una actividad económica o profesional por cuenta propia, pero que puede proteger su vivienda habitual. Este es el punto que le distingue del autónomo, mientras que las diferencias con una empresa son mucho mayores. Por ello lo importante es conocer que a la hora de emprender existe esta figura y sopesar cuál es la que nos aporta más ventajas a nuestro modelo de negocio.
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