Es un hecho que la figura del emprendedor lleva años en un primer plano dentro del mundo empresarial. Sin embargo, está claro que no todos los emprendedores tienen las mismas razones para “lanzarse al ruedo”. Puede ser por convicción, por vocación, por necesidad… Sea como fuere vamos a ver los tipos de emprendedores y sus características.
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Pero antes, veamos cómo se define un emprendedor. Según la RAE, emprender no es más que “acometer y comenzar una obra, un negocio, un empeño, especialmente si encierran dificultad o peligro”, y un emprendedor es quien “emprende con resolución acciones o empresas innovadoras”, o un adjetivo “propio de la persona emprendedora. Carácter emprendedor”.
Se trata, claro está, de una simple definición sobre lo que hoy día se ha convertido para muchos en una forma de vivir, una fuente de autoempleo o una manera de convertir un hobby en nuestro trabajo.
Como podéis imaginar, hay muchas tipologías de emprendimiento y, por tanto, muchas clasificaciones de emprendedores. Por ello, nosotros hemos investigado y nos decantamos por la clasificación de emprendedores que realizó Bill Aulet, director del Centro Martin Trust para el Emprendimiento de la escuela de negocios del MIT, una reputada institución educativa estadounidense.
Y aunque reconocen que emprendedor es un término muy amplio que puede designar a muchos tipos de personas, ya sean jóvenes o mayores, basándose en las experiencias de sus alumnos han realizado una clasificación de cinco tipos de emprendedores según su personalidad y actitud frente al reto de poner en marcha una empresa.
¿Qué tipos de emprendedores hay?
El curioso
Hablamos de alguien al que cualquier cosa le genera curiosidad. Por este motivo, está interesado en aprender de cualquier cosa tanto relacionada con su actividad personal como profesional. En este segundo caso, incluso le atrae la idea de investigar el propio proceso de emprendimiento, preguntarse si los pasos son correctos e intentar llegar a entenderlo al 100%.
Por eso mismo, el emprendedor curioso no tiene miedo de llegar hasta el final con sus ideas, aunque en ocasiones puedan encontrarse con que su ideal inicial sobre el proyecto era un error. Por tanto, este tipo de emprendedor puede llegar a tener una trayectoria diferente a lo habitual, y ser especialmente innovador.
El preparado
Es un tipo de persona que se ha pasado años perfilando un proyecto y tiene su negocio muy claro y “mascado”. El emprendedor preparado tiene una idea, sabe cómo llevarla a cabo, conoce su nicho de mercado y hasta puede tener elegido su equipo, pero le falta un elemento clave: el dinero para financiarlo.
Por supuesto no le faltan actitud, ilusión ni ganas, por lo que lo normal es que acabe consiguiendo su objetivo y logrando que financien su proyecto. De hecho, esta tipología suele ser bastante apreciada por los fondos de inversión y business angels, que aprecian a los emprendedores decididos y con un plan de negocios claro y realista.
El novato
Sería algo así como la otra cara de la moneda del anterior; el emprendedor novato es alguien que no tiene aún una idea clara de negocio, no sabe en qué quiere emprender y, probablemente, tampoco sabe en qué sector quiere emprender.
Sin embargo, sabe que quiere hacerlo y tiene una fe inquebrantable en sus posibilidades. Conoce bien sus puntos fuertes y débiles, qué cosas sabe hacer y qué cosas debería delegar en sus colaboradores, aunque aún no sepa a qué dedicar exactamente sus esfuerzos.
El “segúndon”
Bill Aulet lo llama “The joiner” (que podría traducirse como “el carpintero” o “el ensamblador”) y es un tipo de emprendedor que prefiere un papel secundario ya que considera que no tiene las cualidades necesarias para emprender en solitario. Por eso, el emprendedor “segundón” prefiere esforzarse al máximo para que el proyecto salga adelante, aunque él no tenga el protagonismo ni consiga la mayor gloria.
Además de ser una persona leal, es muy bueno fomentando el espíritu empresarial y el compañerismo dentro de la empresa para que los proyectos salgan adelante, por lo que es un personaje de gran valor dentro de una compañía.
El corporativo
Se trata de una figura que no está dispuesta a poner en marcha una idea de negocio y triunfar con una startup, pero que una empresa grande la compre y se quede con su idea. El emprendedor corporativo prefiere “jugar a lo grande” desde el principio.
Por ello, busca integrarse en una empresa que ya sea grande, aplicar su pensamiento innovador desde dentro y ayudar a su manera a que la compañía en cuestión sea aún más grande.
Y estos son los tipos de emprendedores que propone el MIT. Evidentemente son sólo ejemplos de muchas tipologías de emprendimiento que se pueden analizar, pero son bastante reveladoras. ¿Te identificas con alguna de ellas?
Por Óscar Condés
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