Vivimos en una sociedad en la que se lanzan infinidad de mensajes para que no tengamos miedo a emprender y podamos lanzarnos a la aventura de crear nuestro propio negocio. Por otro lado también existen presiones sobre el riesgo de fracasar con una empresa.
En muchos casos los empresarios de éxito hablan de que hay que empezar por un fracaso para forjarse el camino hacia un negocio exitoso y aunque ellos ya hayan pasado por el difícil camino del emprendedor novato y hayan llegado a la cima, a nosotros nos cuesta confiar en sus palabras porque sentimos que estamos a años luz de ellos.
La confianza en nosotros mismos
Para generar y fomentar la confianza podemos realizar entre otras cosas, una lista de ítems positivos nos produzcan seguridad y nos hagan sentir mejor en los momentos difíciles. Deberíamos empezar sabiendo que en la vida del emprendedor siempre van a existir situaciones en las que vamos a necesitar esa ración doble de seguridad en nosotros mismos. Es importante asumir que nada está exento de riesgo y que- como ya dicen los emprendedores aventajados- es posible, que no cosechemos un éxito sin haber pasado antes por un fracaso o un momento de revés empresarial.
Tenemos que recordarnos a nosotros mismos las cualidades que nos hacen destacar y por las que hacemos de nuestro negocio algo único, pensar: “esto que hago yo, no lo puede hacer nadie más.” Todos contamos con habilidades, empezando por la del valor de iniciar un proyecto de gran envergadura, como es una empresa. También nos va a ayudar evocar cosas que nos gustan y que nos hacen sentir cómodos ya que son las que forjan nuestra personalidad. Ayuda pensar que la ilusión y la motivación de hacer lo que realmente nos gusta son un gran motor de empuje para ponernos manos a la obra y no cejar en el intento de conseguir éxitos.
Las personas que nos fortalecen
Rodéate de personas que crean en ti. Puede llegar una etapa en las que las fuerzas flaqueen y sientas ganas de tirar la toalla. Los comienzos no son fáciles y necesitaremos (aparte de nuestras ganas) estar rodeados de personas que crean en nosotros y nos demuestren su apoyo. Normalmente, la familia y los amigos. Pero a veces, incluso puede ser un socio, un cliente o un antiguo compañero de universidad. Son esas personas que nos ayudan a poder las ideas en perspectiva y recuperar la determinación.
En definitiva, se trata de la confianza en nosotros mismos y en nuestro proyecto sea más fuerte que el miedo a emprender, y cada uno debe armarse con una red de apoyo que mantenga esta fortaleza intacta.
Marta Gámez