17 conceptos financieros que todo emprendedor debe dominar

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Los manuales dicen que una persona que pone en marcha un proyecto de empresa debe tener cinco cualidades ineludibles: debe ser creativo; debe tener iniciativa, estando dispuesto siempre a dar el primer paso; tiene que arriesgar y no temer al fracaso; debe buscar nuevas oportunidades, incluso cuando su empresa ya está en marcha; y debe ser responsable, midiendo bien el impacto de las decisiones que toma en cada momento.

Lo que muchos manuales no dicen es que cualquier emprendedor debe saber un poco (o bastante, según se mire) de finanzas. Al fin y al cabo, su proyecto se convertirá en una empresa que, si todo va bien, pagará nóminas y alquileres, generará una cuenta de resultados, abonará impuestos, pedirá préstamos y necesitará circulante para los gastos del día a día, entre otras muchas cosas.

 

Por eso, hemos seleccionado 17 conceptos financieros básicos que cualquier emprendedor deberá tener en cuenta y que, sin ninguna duda, le oirá a su contable desde la primera reunión:


Activos
: Son los bienes materiales (como ordenadores, maquinaria o locales) o inmateriales (como marcas y patentes) que tiene una compañía para el normal desarrollo de su actividad.

Acreedores: Personas jurídicas o físicas que exigen a la empresa un pago por algo que ésta ha adquirido con anterioridad. Por ejemplo, si se compran a plazos dos o tres ordenadores para empezar la actividad, la tienda en la que se hace esa compra se convierte inmediatamente en un acreedor. El banco al que pide un préstamo también es un acreedor.

Cash-flow: Es el dinero contante y sonante que la empresa tiene en caja. Sale de restar los pagos a los cobros. También se llama tesorería y conviene tenerla saneada.

Circulante: Son las necesidades de recursos económicos que tiene una empresa para seguir funcionando en el día a día. En otras palabras, es el dinero al alcance para pagar nóminas o alquileres, o abonar las facturas más urgentes a los proveedores, entre otras cosas.

Colchón de tesorería: Un emprendedor que empieza debería tener reservas para cubrir gastos fijos como alquileres, nóminas o suministros durante 18 o 20 meses. De esta manera, estará en disposición de superar el período más crítico, aquel que transcurre hasta que empieza a vender con regularidad, y a cobrar por ello también de forma regular.

 

Cuenta de explotación: Es la resta de los ingresos menos los gastos. A ese resultado, que son los beneficios brutos, luego hay que quitarle los impuestos o los gastos de financieros de mantener un crédito o un préstamo, por ejemplo. Una vez hecho esto, tendremos el resultado neto.

Fondo de comercio: Es lo que vale una empresa más allá del valor de sus activos (inmuebles, equipos de producción…). El fondo de comercio suele formarse con las marcas, la cartera de clientes o la experiencia de la compañía.

Friends, family and fools: Son los inversores que apoyan al emprendedor en los primeros momentos. Suelen ser familiares y amigos.

Fondo de maniobra: Cantidad de dinero que necesita una empresa para seguir funcionando. Es la resta de las cuentas por cobrar y las existencias, menos las cuentas por pagar a proveedores y acreedores.

Números negros y rojos: Hay números negros si hay liquidez o tesorería. Los números rojos llegan cuando no hay liquidez. El emprendedor debe estar preparado para los números rojos y salir adelante negociando, por ejemplo, plazos de pago con sus proveedores.

Pasivo: Son las obligaciones que tiene el emprendedor o empresario con terceros, como sus empleados (pago de nóminas), sus proveedores (pago de material adquirido) o los bancos (pago de deudas).

Punto de equilibrio: También llamado break-even. Llegar a este punto puede ser considerado una gran noticia para cualquier emprendedor. Eso significa que está generando unos ingresos que compensan ya los gastos. Muchas empresas mueren antes de llegar al break-even.

 

Margen de contribución: Es la diferencia entre lo que cuesta producir un producto o servicio y el precio de venta del mismo. Cuando mayor sea el margen de contribución, mayor será la ganancia generada por la empresa.

Préstamos y créditos: Parecen lo mismo, pero no lo son. Los préstamos suelen tener un tipo de interés menor que el de los créditos, y se usan para financiar operaciones a largo plazo, como la compra de una máquina o un equipo muy caro, pero que es fundamental para generar el producto estrella de la compañía, por ejemplo. Con el préstamo, todo el dinero se recibe al principio, y luego se va devolviendo con cuotas regulares. Mientras tanto, con el crédito, que se usa para operaciones a corto plazo, el cliente puede disponer del dinero cuando quiera utilizando una cuenta o una tarjeta de crédito. Y sólo se pagan intereses por el dinero recibido. A medida que la empresa devuelve el crédito, vuelve a disponer de más dinero para sacar, aunque sin superar un límite.  

Ratio de liquidez: Es la capacidad de una empresa para convertir en dinero contante y sonante sus activos y facturas por cobrar. A esto hay que restarle las deudas a cancelar en el corto plazo. También puede ser el dinero que tenemos en caja dividido por las obligaciones de pago a corto plazo. Es un término que muestra la capacidad financiera de una compañía en un momento dado.

Retorno de la inversión: También llamado pay-back. Es el tiempo que tarda un emprendedor en recuperar la inversión inicial. Es importante calcular siempre el retorno de la inversión cuando se afronta la compra de cualquier activo. De esta manera sabrá a qué atenerse y sobre todo si se puede permitir esa inversión y no se le va a atragantar más adelante.  

Juan I. Cabrera

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