Según un estudio publicado en The Wall Street Journal por Lauren Weber (@laurenweberwsj), el mundo laboral ha vuelto a dar un cambio desde 2005 que ya se ha catalogado como “drástico”. Ha bajado la demanda de horas, se ha vuelto menos estable, pero también más flexible, entre otros factores que comentaremos.
Aunque este informe estudia los puestos de trabajo en América del Norte, es un buen marcador para una economía como la española, sobre todo en algunos aspectos relacionados con la conciliación a varios años de distancia del mercado laboral externo. Viendo cómo reacciona EEUU a los cambios impuestos por la tecnología, podemos adelantarnos para mejorar las condiciones laborales.
¿Seguiremos de trabajando de 9h a 18h?
La jornada laboral en España establece como límite diario ocho horas de trabajo efectivo, sumando un total de 40 horas semanales, salvo excepciones. Sin embargo, con frecuencia se supera el clásico horario de 9h a 18h con una hora para comer, trabajando horas de más, como recogen la ARHOE y la OCDE. No es algo aislado de nuestro país. Ocurre en casi todo el mundo.
El artículo en WSJ menciona que el 6% de los estadounidenses en 1973 trabajaban horas excesivas, y en 2016 el 26% de ellos decía trabajar más de 48 horas semanales. Por un lado, en EEUU las compañías han reducido buena parte de las coberturas del seguro laboral, mientras que por otro se tiende a empresas que buscan la conciliación laboral y personal. ¿No es esto una incongruencia?
Lo parece. En el mundo laboral ha habido cambios, pero no todos los trabajos y empresas avanzan en la misma dirección:
-Por un lado, las empresas, para detectar y retener el talento de sus empleados, mejoran su employer branding, de modo que se tiende a que sea el profesional el que elija empresa, a diferencia del modelo tradicional. En estas contrataciones por cuenta ajena se mejoran mucho las condiciones laborales de los trabajadores con objeto de atraer y retener.
-Por otro, muchos trabajadores están dando el salto a la emprendeduría a través de startups (muchas tecnológicas), aunque la mayoría de ellos actúa como empresa unipersonal o autónomos (freelance). El freelance elige proyectos, así como el tiempo que le asigna cada día a ellos.
En ambos escenarios, el profesional gana más flexibilidad laboral: el trabajador por cuenta ajena busca empresas como Orange que permitan conciliar su profesión con su vida privada; y el autónomo elige (cuando su profesión se lo permite) a qué hora entrar a trabajar y cuándo salir.
En este sentido, se están desdibujando las barreras de 9h a 18h que tenían mucho sentido a lo largo del siglo pasado, cuando Internet no hacía asequible la conciliación de cada persona o empresa que tuviese un horario fuera de la norma.
El trabajador se está transformando en un «agente libre»
Hay varios factores que hacen que los horarios clásicos pierdan vigencia hoy día. Algunos de ellos son la posibilidad de trabajar “deslocalizado” (estrategias como la hora feliz o permitir el teletrabajo), confiar al trabajador más responsabilidad que administrar por su cuenta (holocracia, intraemprendimiento, escucha a los empleados…), el aumento del número de autónomos, el cambio en los núcleos familiares, etc.
Incluso las oficinas están evolucionando hacia la flexibilidad, en muchas ocasiones para reforzar alguno de los cambios del párrafo de arriba. Las empresas se han dado cuenta, tanto en EEUU como en España y en el resto del mundo, de que el trabajador busca un entorno agradable que fomente un estilo de vida sano o que permita acudir con nuestra mascota, entre otros.
En un entorno en que se demandan habilidades específicas y profesionales muy especializados en un área concreta, estos trabajadores ganan poder relativo en el mercado y actúan como «agentes libres» (así se les llama en el artículo del JSW), ya sea como asalariados en una empresa como siendo autónomos que trabajan para sí mismos.
El mundo laboral va a cambiar mucho más a lo largo de las últimas décadas
El employer branding y el cuidado de los trabajadores se está consolidando como una fuerza del futuro. Otras, como la automatización, también. Según Klaus Schwab, fundador del Foro Económico Mundial, estamos entrando en la cuarta revolución industrial de la mano de la digitalización, la automatización y la IA.
Como resultado, se automatizan habilidades y funciones (y no tanto puestos laborales) que desplazan el mercado laboral, haciendo que buena parte de las personas no es que se encuentren inempleadas, sino que sean inempleables (Yuval, 2016), porque harán falta menos horas para conseguir el mismo trabajo.
Sumando esto al envejecimiento de la población, algunos autores han propuesto jornadas laborales decrecientes hacia edades de jubilación más tardías, ya que hay indicios científicos de que la mayor parte de la gente sería más feliz si la jubilación fuese gradual, siempre y cuando perciban que pueden elegir.
Es muy probable que, a medida que pase el tiempo, el convenio de la barrera de trabajo de 9h a 18h se vaya desdibujando a más velocidad. El decrecimiento de la demanda de horas laborales, las herramientas digitales, las empresas flexibles y los autónomos trabajan, quizá sin saberlo, por ese objetivo.
Marcos Martínez
