¿Apero? ¿Afterwork? 10 prácticas nórdicas que (de verdad) aumentan la productividad de las empresas

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La cultura empresarial está cambiando en España. Algunas compañías permiten el teletrabajo, otras ofrecen formación continua y un puñado apuesta por la flexibilidad. Sin embargo, a veces, este cambio se queda en poco más que organizar un afterwork o tener una mesa de pin pon en la oficina. Seguimos pecando de presentismo laboral y tenemos pánico al fracaso. Más allá de anglicismos y técnicas de marketing interno, te presentamos 10 prácticas de la cultura laboral nórdica que sí influyen en la productividad de las empresas.

productividad de las empresas

Cuatro características que marcan el trabajo en los países nórdicos

En los últimos años, la comparación con los países nórdicos ha surgido con mucha insistencia. Es cierto que no es oro todo lo que reluce en Dinamarca, Suecia, Noruega, Finlandia e Islandia. Además, solemos meterlos todos en el mismo saco, cuando las diferencias entre sí son bastante importantes. Sin embargo, una serie de valores definen su cultura laboral (aunque no siempre se cumplan). Estas son las cuatro claves de la cultural laboral nórdica, tal como recoge Forbes en un artículo reciente.

Trabajo en equipo por encima de todo

No es que no existan ambientes laborales competitivos. Pero la tendencia es centrarse en fomentar que los empleados colaboren en lugar de competir entre sí. Se repite por activa y por pasiva, trabajar codo con codo, remar juntos en la misma dirección, beneficia a la compañía y al trabajador en el medio y largo plazo. Además, genera un ambiente relajado que reduce considerablemente el estrés.

Organización no jerárquica

Un CEO es un CEO, en España y en Dinamarca. Pero mientras aquí suele rodearse de un aura medio mística y ser casi intocable, en los países nórdicos es normal que coma con sus empleados como uno más. Hasta puede que te permita contarle un chiste o darle una palmada en el hombro. Al margen de estos detalles, la organización no piramidal del trabajo genera confianza entre los trabajadores y reduce la tensión (que no el respeto) ante la presencia de un jefe. Esto mejora la comunicación y, a la larga, la productividad.

Autonomía de cada empleado

¿Pero no había que trabajar en equipo? La autonomía de los trabajadores es, de hecho, un pilar del trabajo en equipo. No se trata de que cada uno vaya a su aire, sino de que los empleados tengan los recursos y la libertad para tomar decisiones (de las que son responsables) y los esfuerzos no se pierdan en un laberinto burocrático. Además, si cada trabajador se hace cargo de sus tareas y responde a ellas de forma autónoma, no habrá problemas si tiene que tomarse la mañana libre para ir al médico o si trabaja media jornada desde casa para cuidar de sus hijos.

Generar confianza

Estos tres aspectos persiguen, en el fondo, un único objetivo: crear un ambiente laboral en el que empleados y directivos se sientan cómodos y confiados. ¿Por qué? Porque es así como mejor nos comunicamos, más nos atrevemos a innovar, mejor colaboramos y, en definitiva, tenemos un mayor rendimiento. La confianza, como señala la danesa Camilla Brenchley, senior project manager en Nestlè, en este artículo de LinkedIn, es la clave de todo.

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Seis consejos para fomentar la confianza

El trabajo en equipo, la organización no jerárquica de la empresa, la autonomía y la confianza no son cosas que se consigan de la noche a la mañana. De hecho, aunque caractericen la cultura laboral nórdica, es muy común encontrar compañías en esos países que no la practiquen. Fomentar todas estas prácticas y, sobre todo, la confianza, recae sobre los directivos. Así entiende Brenchley que se lo consiguen los jefes en su país de origen.

  1. Reunirse a menudo. Es cierto que a veces se cae en la reunionitis, en juntarse porque sí cuando se podía solucionar sin tanto lío. Sin embargo, los directivos nórdicos suelen valorar la reunión en sí misma. Es el mejor espacio para compartir observaciones y problemas, aunque no todas sirvan para tomar decisiones concretas.
  2. Compartir espacio. Encerrarse en un despacho es cerrar las puertas a todos los estímulos e informaciones que llegan de la oficina y de otros departamentos. Compartir espacio con trabajadores y otros directivos ayuda a entender mejor los problemas que hay más allá de la propia mesa de trabajo.
  3. Solucionar los problemas como equipo. Los problemas individuales se tratan como problemas de todos. Compartir las preocupaciones e intentar salvar los obstáculos de forma conjunta es la mejor manera de fomentar el trabajo en equipo.
  4. Formación continua y mentoring. Al final ha aparecido un anglicismo. Apostar por la formación continua de los empleados, tanto de fuentes externas como a través de mentores de la propia empresa, es una buena forma de impulsar el aprendizaje colaborativo.
  5. Compartir más que trabajo. Al salir del trabajo, ¿quién tiene ganas de seguir compartiendo el tiempo con los mismos compañeros? Sin embargo, reuniones y actividades puntuales fuera de la oficina fortalecen los equipos. Al final, los aperos y los afterworks parece que sí que tienen su razón de ser.
  6. Celebrar los éxitos (y los fracasos). Valorar las cosas positivas que se obtienen, celebrar los éxitos, genera confianza. Pero no solo. Aprender a ver los fracasos y los tropiezos como algo normal e, incluso, necesario, todavía refuerza más las relaciones laborales en una compañía.

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Más allá del repetido concepto hygge y el mito de la sociedad feliz, más allá de su elevado nivel de vida y los tópicos sobre su clima, los países nórdicos esconden algunos secretos que sí parecen estar detrás de su éxito a nivel productivo. Probablemente la suya no sea la única fórmula válida (como nos cuentan estos otros expats), pero funcionar, funciona.

Juan F. Samaniego

Imágenes: iStock y Pixabay

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