Más de 3,1 millones de autónomos emprenden y trabajan en España. El 16,4% de la población ocupada no es empleada por cuenta ajena, dos puntos más que la media europea. ¿Qué ha llevado a esos millones de personas a abandonar la seguridad de un contrato y un sueldo fijo? ¿Es la pasión por el emprendimiento o una nueva realidad laboral? Estos son los datos de una tendencia que no ha dejado de crecer en los últimos años.
Una crisis que lo cambió todo
2008 es un año marcado en la memoria de todos. La crisis económica se cebó con el empleo y millones de personas pasaron a engrosar las listas del paro. Los autónomos también vieron reducida su actividad y muchos optaron por desafiliarse de la Seguridad Social. Así, en los primeros años de la crisis, el número de trabajadores por cuenta propia se redujo en España, al igual que en el resto de Europa.
Desde 2011, sin embargo, esta cifra no ha dejado de crecer. Entre 2011 y 2016, el último año con datos definitivos, el conjunto de Europa ha sumado 443.700 autónomos, de los que 164.100 son de España. Es decir, el 37% de los autónomos que ha sumado la Unión Europea en los últimos cinco años reside en España, según el último informe de la Federación Nacional de Trabajadores Autónomos-ATA.
Mientras países de nuestro entorno como Portugal o Italia y potencias económicas como Alemania han perdido autónomos en este periodo, España es de los países en los que más ha aumentado el número de trabajadores por cuenta propia. Solo Reino Unido (16,4% de crecimiento) y los Países Bajos (14,8%) presentan una tasa mayor de crecimiento dentro de la Unión Europea.
De emprendedores a falsos autónomos
Las medias y los números totales, como siempre, esconden realidades muy diferentes. De los más de tres millones de autónomos que hay en España, menos del 30% tiene trabajadores a su cargo. Además, el número de los llamados autónomos empleadores se ha mantenido muy estable en los últimos años.
El crecimiento está, sin embargo, en los autónomos no empleadores. Es decir, aquellos que encarnan la figura del autónomo que todos imaginamos: regentando un pequeño negocio o trabajando en casa, sin más fuerza de trabajo que la propia. Este es el colectivo que ha crecido en el último lustro. De hecho, el número de autónomos empleadores se ha reducido en algo más de 4.000, mientras que los no empleadores han sumado más de 168.000; un 8,6% de crecimiento que es muy superior al 1,6% de media de la Unión Europea.
“La dura crisis ha afectado a todos los países de Europa y por lo tanto a todos sus autónomos hasta el punto de que todos han visto perder cifras de autónomos a lo largo de los primeros años. La recuperación del tejido empresarial, que va llegando poco a poco, en España ha sido más rápida que la de la media europea”, explica Lorenzo Amor, presidente de ATA.
Una recuperación que parece más fuerte en algunos colectivos que en otros. Aunque no es algo nuevo, en los últimos años se ha vuelto a hablar mucho sobre la figura del falso autónomo. Es decir, aquel trabajador que está dado de alta como autónomo, pero que factura todo para una misma empresa. Ser falso autónomo es ilegal en nuestro país, pero, aun así, desde ATA calculan que existen más de 100.000 trabajadores en esta situación.
¿Y el sueño de emprender?
A lo largo de una vida laboral, una cosa es lo que nos gustaría hacer y otra, muy distinta, lo que acabamos haciendo. Para el 42,4% de los autónomos españoles, montar un negocio propio fue siempre su objetivo, mientras que para el 32,6%, ha sido la realidad laboral o la situación laboral la que lo ha llevado a emprender. Así se desprende de un estudio reciente elaborado por Spaces, una compañía que ofrece espacios de trabajo flexibles y coworking.
Por lo tanto, teniendo en cuenta estos datos y el hecho de que la mayor parte de nuevos autónomos no tienen empleados, se puede intuir que ha sido la realidad laboral post-crisis, con empresas que buscan reducir costes y mayor flexibilidad, la que está detrás del aumento de los autónomos en España. Esto no significa, sin embargo, que el sueño de emprender no exista.
Según el estudio de Spaces, cuatro de cada cinco españoles han pensado alguna vez en fundar su propia empresa. Algo más del 40% no se ha decido a hacerlo porque le parece demasiado complicado llevarlo a cabo. Y solo el 11,4% ha sido capaz haber creado su propia empresa. Los motivos que impulsan este deseo de emprender están claros: poder tomar decisiones propias, dar rienda suelta a la imaginación y la oportunidad de ganar más dinero.
El autónomo, el freelance, el knowmad… El mercado laboral está cambiando y las oportunidades para emprender afloran. Mientras, como trabajador, se pierden muchos de los derechos de los empleados por cuenta ajena y se gana en inseguridad, el autónomo tiene más flexibilidad y movilidad, así como la oportunidad de construir algo propio. La realidad laboral empuja, sí, pero el sueño de emprender sigue vivo.
Juan F. Samaniego
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