Que la vida del trabajador autónomo nunca ha sido ni fácil ni sencilla es una verdad absoluta. Que cada vez son más los profesionales que, vistas las actuales limitaciones económicas sobrevenidas con la crisis y la necesidad de agarrarse a cada euro que pasa por caja, buscan cómo rebajar su factura fija mensual, también.
Y cuando ya se ha recortado de aquí y de allá, cancelada la plaza de parking y reducido los días que vienen a limpiar la oficina, y hasta se ha vendido la cafetera monodosis por Wallapop, de las pocas otras cosas que quedan sin tocar, la segunda son los costes que supone pagar un asesor para llevar las cuentas del negocio. Pero espera, antes de nada, ¿qué ventajas e inconvenientes hay que sopesar para tomar esta drástica decisión?
La balanza con las ventajas y las desventajas
Por una parte, entre las ventajas tenemos la más evidente: el ahorro económico. Un ahorro que puede oscilar entre los 50 euros mensuales que puede costar el paquete más básico, a los más de 300 que pueden llegar a suponer algunos trabajos más complejos que pueden tener que ver con la presentación de recursos en plazo sobre temas fiscales ante organismos oficiales o tener representación ante Hacienda.
La gran desventaja de no contar con una asesoría es poder quitarse de la cabeza un montón de preocupaciones y dedicarle más tiempo al negocio, que no es poca cosa. Si tenemos en cuenta que además la mayor parte de los profesionales por cuenta propia no tienen formación específica en temas contables y fiscales, corremos el riesgo de cometer importantes errores legales de bulto. Y recordad: el desconocimiento de la ley no exonera de la responsabilidad.
Además, estos errores son sancionables económicamente en muchos casos, por lo que contar con el asesoramiento de un profesional que ha visto muchas situaciones similares y sabe aconsejarnos de manera objetiva puede compensar a la primera inspección que recibamos. No obstante, hay también numerosas supuestos y modelos de negocio en los que puede ser más que razonable llevar directamente “los papeles”. Por ejemplo, si el autónomo no tiene personal contratado, emite y recibe un número bajo de facturas al año, o es lo que se llama un “autónomo dependiente”, esto es, trabaja mayoritariamente para una única empresa y tiene una relación contractual de esta índole con ella, donde la casuística se repite mes a mes, es fácil aprender a gestionar las cuentas personales.
Asimismo, hay muchas actividades profesionales que están exentas de IVA y de presentar las correspondientes liquidaciones trimestrales, o que practican retenciones de IRPF directamente en sus facturas y, por tanto, no tienen que cumplimentar el modelo 130 cada trimestre, como son trabajos de asesoramiento verbal, formación o redacción de textos periodísticos.
Para todos estos supuestos, hay en la actualidad numerosos programas de gestión online sencillos que ayudan mucho para manejarse con cierta soltura en la web de Hacienda y utilizar los certificados electrónicos imprescindibles para operar. Sin embargo, siempre es aconsejable realizar algún tipo de formación o tutelaje específico para autónomos que permita iniciarse en temas legales, fiscales y tributarios para familiarizarse con la variada terminología y no perderse entre tantos modelos proforma. Si su municipio o cámara de comercio no ofrece servicio de este tipo, siempre se puede buscar vídeos por la Web.
Soy tu asesor online, ¿en qué puedo ayudarte?
Una de las opciones que más recorrido está teniendo en el mundo autónomo, de la mano de las nuevas tecnologías, es la de contratar los servicios de una asesoría online. A mitad de camino entre la tradicional gestoría y la total autonomía, permite al emprendedor tener apoyo en aquellos aspectos más complejos de las cuentas, utilizar software de facturación y contabilidad “en la nube”, no depender de horarios estrictos y, lo que siempre bienvenido, unos costes enormemente competitivos, que ayudan a delegar algunos temas sin perder el control de los números. En muchas ocasiones, se trata de un pago por uso a partir de una iguala o franquicia.
Este modelo permite al autónomo poder tener acceso a su documentación en tiempo real y poder ir llevando la contabilidad al día. Acumular y guardar facturas de pagos y cobros pendientes o tickets de compras puede ser un verdadero quebradero cabeza y ocupar mucho tiempo de organización (recopilar, buscar, ordenar, sumar…y no entregar fuera de plazo).
Otra opción es recurrir a la economía colaborativa. Cada vez hay más plataformas en la Web que buscan ofrecer todo tipo de servicios de manera colectiva para que salga más barato el pago (financiación y créditos en fintechs, contratación de pólizas de seguro colectivas, compra de energía y gasolina, compartir despacho…), y la asesoría contable no se va a librar de estas prácticas cada vez más normalizadas.
Lo que sí está claro es que cada persona tiene que encontrar el modo que mejor se adapte a sus necesidades, no siempre sirve quedarse con una gestión básica con independencia del tamaño del negocio, ni renunciar al asesoramiento de un profesional. No hay que perder de vista las peculiaridades fiscales y laborales del sector en que te muevas, o las complejidades del sector de actividad, o las posibilidades de solicitar ayudas, bonificaciones o exenciones. Quizás lo que sí se debería plantear es pedir más servicios por el mismo precio, además de la confección anual de la declaración de la renta de las personas físicas, por ejemplo, buscar otras vías de ahorro más efectivas.
Javier Renovell