Alguien con decisión e iniciativa, capaz de enfrentarse a situaciones difíciles y asumir riesgos para conseguir lo que se propone. Así es el emprendedor. Pero nunca nadie dijo que tuviese que estar solo. Aun así, su figura tiene ese aire de individualismo, de Don Quijote que, contra viento y marea, lucha por sus objetivos.
Sin embargo, aunque parezca que todo el mundo tenga que emprender por su cuenta y las compañías nazcan de un solo socio o unos pocos socios fundadores, en los últimos años parece haber resurgido el cooperativismo. En el mundo digital, los emprendedores están tejiendo una red para que ya nunca más haya que empezar un proyecto en soledad.
La economía colaborativa
Las cooperativas son una fórmula de organización bastante asentada en algunos ámbitos, como la agricultura o la ganadería. Pero no son algo exclusivo de los productores de bienes, sino que también hay cooperativas de vendedores y de consumidores. Y, ahora, como no podía ser de otro modo, las hay digitales. La economía colaborativa está de moda. Empresas e iniciativas basada en redes horizontales y en la participación ciudadana que buscan que el consumidor se convierta en productor y aporte valor. Gracias a la tecnología y a Internet, el ciudadano de a pie puede acceder a los medios de producción.
Básicamente, en una cooperativa, las decisiones se toman entre todos los socios de forma democrática y los beneficios se reparten, en mayor o menor medida, entre todos sus miembros. Las herramientas digitales permiten expandir este tipo de estructura más allá de fronteras y límites físicos. Por eso, aunque son algo relativamente nuevo, las cooperativas digitales están naciendo como setas alrededor del planeta. Y se adaptan a cualquier sector.
- Cotabo o cómo los taxistas de una ciudad pequeña conquistaron un país. En 2005, unos cuantos taxistas de la ciudad italiana de Bologna deciden revitalizar una cooperativa con 40 años de antigüedad con herramientas digitales. Hoy, su aplicación móvil TaxiClick es utilizada por más de 5.000 taxistas asociados en toda Italia.
- Coopify o la asistencia doméstica a través de Internet. En este caso, la idea surge en Estados Unidos. Pequeñas cooperativas de trabajadores domésticos del área de Nueva York se unen para llegar a todos los rincones del Estado. Limpieza, canguros, cuidado de ancianos… todo tipo de servicios de asistencia se pueden solicitar a través del proyecto piloto de Coopify, una plataforma que promete también cuidar las condiciones laborales de sus cooperativistas.
- Banyan Project, una de las (muchas) nuevas caras del periodismo. Sin salirnos de Estados Unidos, esta cooperativa nace hace diez años para ofrecer información relevante a los consumidores en el incipiente mundo del periodismo web. Hoy, unas 30 firmas de reconocidos periodistas y analistas colaboran en un proyecto que ya ha traspasado fronteras.
- The Phone Coop, distribuidores del primer smartphone ético. De vuelta al viejo continente, The Phone Coop quiere llevar el espíritu cooperativo a las telecomunicaciones de Reino Unido. No prometen grandes cosas, salvo que el cliente primará por encima de los beneficios de la empresa y que el FairPhone respeta el medioambiente y no contiene minerales de zonas en conflicto.
Cuatro ejemplos entre los miles de cooperativas digitales que se desarrollan en el mundo. Al margen de sus actividades o intenciones, todas se basan en una estructura asociativa que reparte el beneficio entre los socios y en que las decisiones se toman entre todos.
¿Y en España?
Aunque puedas pensar lo contrario, el cooperativismo está también muy extendido en España. De hecho, en su vertiente más tradicional, una de las cooperativas más grandes del mundo se encuentra en el País Vasco. Se trata de Mondragón, propietaria de la conocida marca de electrodomésticos Fagor (desde 2013, en concurso de acreedores).
En el ámbito digital, también existen varias iniciativas, sobre todo encaminadas a agrupar emprendedores o trabajadores autónomos de algunos sectores concretos.
- Goteo, una plataforma de crowfunding que se replica por el mundo. Goteo es, básicamente, un software de código abierto que permite movilizar recursos económicos y colaboraciones alrededor de cualquier tipo de proyecto comunitario. Un equipo cooperativo listo para apoyar cualquier idea que quiera arriesgarse.
- SLB, la cooperación de los idiomas. Tres profesores de inglés y una traductora de catalán se han aventurado a transformar su experiencia lingüística en una cooperativa digital. Su objetivo es convertirse en una plataforma de escritores, traductores y profesores autónomos en la que puedan compartir recursos y alcanzar un público mayor.
- MásPúblico, una más de periodismo. Cuando el diario Público decidió cerrar su edición en papel y despedir al 85% de su plantilla, un grupo de periodistas se juntaron para reinventar la profesión. Su modelo: el Die tageszeitung alemán, un periódico cooperativo que se ha mantenido en pie durante 40 años gracias a las aportaciones de sus socios. De momento, son responsables de la publicación independiente La Marea.
Una oportunidad para el mundo freelance
Cuando se trata de emprender a nivel individual, son muchos los que eligen establecerse, en primer lugar, como autónomos. Además, hoy en día, abundan, sobre todo en algunos sectores como el diseño o la comunicación, los proyectos puntuales que se encargan a trabajadores freelance en lugar de a trabajadores en plantilla. A raíz de esta explosión de trabajadores autónomos, surgieron primero los espacios de co-working donde compartir mesa, conexión a Internet y cafetera con tus iguales. En los últimos meses, han aparecido también varias cooperativas digitales para prestar apoyo comercial y, sobre todo, a nivel de facturación.
Los miembros de estas cooperativas son socios y trabajadores al mismo tiempo. Es decir, pagan su parte como cooperativistas y hacen el trabajo que consiguen como freelance a nivel individual, para después facturar mediante la cooperativa y recibir una especie de sueldo a través de ella. Así no es necesario pagar la temida cuota de la seguridad social. Una fórmula un tanto enrevesada pero legal, que ha ganado adeptos, sobre todo, entre aquellos que no facturan grandes cantidades al mes. Algunas de estas cooperativas en España son Factoo, Freelance SCM o CooperativaOnline.
Los límites al cooperativismo digital parece ponerlos solo la imaginación. Allí donde haya un emprendedor, puede existir una red de aventureros empresariales que busquen cambiar las cosas desde el trabajo en equipo. La filosofía: no importa lo buena que sea tu idea o los grandes que sean tus problemas, seguramente alguien ya haya pasado por ello antes y esté dispuesto a compartir su experiencia.
Juan F. Samaniego