El coworking está más de moda que nunca. El abandono de muchas oficinas por parte de las empresas y el bum del trabajo en remoto durante la pandemia de la Covid-19 ha hecho que en los últimos tiempos estos espacios compartidos sean la opción preferida para muchos profesionales.
En esencia, coworking (término que sale de la fusión de las palabras inglesas colaborative y work) es una forma de trabajo que permite a freelancers, profesionales independientes, emprendedores y pymes compartir un mismo espacio físico para desarrollar proyectos de forma independiente, pero también para colaborar entre ellos. Popularmente, se ha acabado llamando coworking a las oficinas compartidas que han aflorado por todo el mundo y que sirven a muchos para rebajar la factura de gastos que supondría alquilar o comprar espacios exclusivos.
El origen del coworking no está claro. Hay quien sostiene que está en Berlín, a mediados de los años 90. Otros en Nueva York, a finales de esa década. Y los hay que miran al desarrollador de software Brad Neuberg, que en 2006 creó en San Francisco el que algunos consideran el primer espacio de coworking del mundo, llamado Hat Factory y que en un principio fue ocupado por tan solo tres freelancers.
Unos 1500 espacios de coworking en España
Se calcula que hoy hay más de 20 000 espacios de coworking en todo el mundo. En nuestro país, y según el informe Estado del Coworking en España 2021-2022, hay alrededor de 1500 locales, lo que supone que la fórmula ha calado. Barcelona es, con mucha diferencia, la ciudad que más espacios de trabajo compartido tiene (casi 450 espacios), seguida por Madrid (349) y Valencia (81).
Y un dato más antes de pasar a analizar los pros y contras de esta fórmula. Los espacios de coworking generaron un negocio en 2021 en España de 131 millones de euros, un 39 % más que el año precedente. Es decir, que la demanda de trabajo en remoto y con unas condiciones flexibles es más alta que nunca en este país.
Pero el coworking no es la gran panacea. Aporta ventajas, sobre todo a los freelancers, los emprendedores y los llamados nómadas digitales, pero también es una fórmula que tiene algunas contraindicaciones.
Ventajas del coworking
Ahorro de costes
Es la más obvia. Una mesa de trabajo en un coworking cuesta por término medio en España 171 euros al mes, y en ciudades como Barcelona o Madrid ronda los 200 euros. Eso siempre será mucho menos que alquilar o comprar una oficina, adquirir mobiliario y pagar todos los costes fijos que supone mantenerla (luz, agua, internet, limpieza…).
Además, en el coworking los gestores suelen ocuparse de servicios añadidos como videovigilancia o la recepción de paquetes. Por último, en el coworking los gastos se adaptan al tamaño de la compañía. Si crece el equipo, se alquilan más mesas de trabajo y salas de reuniones. Si se recorta, se ajustan también los recursos. En una oficina exclusiva, eso no ocurre.
Es más flexible
A un freelancer que se mueve mucho o a un emprendedor que tiene que ver clientes en diferentes sitios del país y viajar, les viene como anillo al dedo la fórmula del coworking. En cada lugar al que acuden pueden reservar este tipo de espacios por adelantado. Y también disponer de ellos en fin de semana, si es necesario. Además, el contrato suele ser flexible y por lo general se puede cancelar en cualquier momento.
Crea comunidad
Si uno es un emprendedor, el coworking es ideal porque allí encontrará autónomos y empresas de reciente creación con los mismos anhelos y problemas. De ahí, además, pueden salir intercambios de ideas e incluso colaboraciones para proyectos conjuntos. De hecho, muchos espacios de coworking fomentados por instituciones públicas y grandes empresas lo primero que buscan precisamente es este florecimiento empresarial.
Permite una buena ubicación
Un coworking da la posibilidad a cualquiera de trabajar en centros de ciudad que, de otra manera, serían prohibitivos. Además, permite estar en zonas de innovación, como el distrito 22@ de Barcelona, que facilita la colaboración con empresas del mismo sector y el intercambio de ideas. Este tipo de ubicaciones, además, dan una imagen mucho más favorable que la de estar en casa trabajando o en un polígono de la periferia.
Evita las distracciones domésticas
Con el teletrabajo, a muchos les cuesta separar su vida personal y laboral. Y seguir horarios y rutinas estrictamente profesionales. Sin embargo, acudir a un coworking ayuda en este sentido y permite incluso tener una mayor disciplina. En un espacio compartido se pueden evitar las distracciones y obligaciones de casa, y la tentación de ir a cada rato a la nevera o a ver cómo va el guiso en la cocina. En el coworking lo único que hay que hacer es trabajar.
Desventajas del coworking
No hay tanta privacidad
Un coworking es un lugar de encuentro e intercambio de opiniones, pero también es un sitio donde la privacidad escasea. Las conversaciones serán escuchadas por los vecinos en muchas ocasiones. Será difícil mantener algo en secreto. Y tampoco hay mobiliario de uso exclusivo.
También distrae
Por un coworking puede pasar mucha gente durante el día. Estar rodeado de profesionales diferentes en cada momento, cada uno con sus idiosincrasias, puede llevar a pérdidas de concentración durante la jornada laboral. Pero igual que el ruido y las conversaciones son un problema, también lo puede ser un ambiente monacal, donde nadie hable. En ese caso resultará incómodo romper ese silencio para hacer una llamada, por ejemplo.
Limitación horaria
Estos centros suelen tener unos horarios establecidos, aunque hay algunos que funcionan las 24 horas del día. Esa limitación puede ser un factor en contra si, por ejemplo, se quiere hacer una llamada a un cliente después del horario habitual de oficina.
Redactado por Juan I. Cabrera
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