Acaba de comenzar la Campaña de la Renta 2022 y los contribuyentes, por supuesto los autónomos que cotizan por sus actividades económicas, se enfrentan al siempre temido cara a cara con Hacienda. A todo ellos les ha afectado la alta inflación que se viene produciendo en los últimos meses, y para la que algunos gobiernos autonómicos han propuesto una receta: deflactar el IRPF.
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¿Qué es deflactar?
Según la RAE, ‘deflactar’ es “transformar valores monetarios en otros expresados en monedas de poder adquisitivo contantes”. Es decir, tiene como finalidad eliminar el efecto producido por una subida de los precios en un valor monetario.
Para ello se debe convertir una magnitud que se mide en términos nominales en otra que se exprese en términos reales, teniendo en cuenta la inflación.
Pero más allá de la definición, es algo que se aplica especialmente a los impuestos, en concreto al IRPF. Y es que deflactar es, básicamente, una de las medidas posibles a tomar para paliar la pérdida del poder adquisitivo en los ciudadanos provocada por el aumento de la inflación.
Para entenderlo, debemos tener en cuenta que el IRPF es un impuesto progresivo, es decir que grava más cuanto más altos son los ingresos del trabajador o autónomo. Estos ingresos se dividen en distintos tramos y a cada uno de ellos se le aplica un porcentaje de IRPF a tributar.
Lo que ocurre es que estos tramos no varían de forma automática, y por tanto no tienen en cuenta la inflación. Así, si el salario de la persona que tributa ha aumentado para compensar la inflación (y mantener su poder adquisitivo) es posible que deba pagar más IRPF al pasar a un tramo fiscal superior.
Por tanto, deflactar los impuestos es, básicamente, subir los tramos para ajustarlos a la inflación; no se trata de bajar el IRPF. Sin embargo, en la práctica supone que muchos contribuyentes, en especial aquellas personas que hayan visto aumentado su salario o pensión, no tengan que pagar más al no llegar al cambio de tramo del IRPF.
¿Qué es el IRPF?
El impuesto sobre la renta de las personas físicas es, según nos cuenta la Agencia Tributaria, “un impuesto que se paga según el dinero que se gana. Así, el que gana más paga más y el que gana menos paga menos e, incluso, las personas que tienen sólo lo justo para poder vivir, no pagan nada”.
Su razón principal es responder al sostenimiento de los gastos públicos entre todos los ciudadanos, algo establecido por nuestra Constitución, y grava la renta de los ciudadanos.
Se compone de dos elementos principales: por un lado están los rendimientos del trabajo, básicamente el salario, pero también las rentas provenientes de la pensiones y otras. Por otro lado están los rendimientos del capital, que son los que provienen de los inmuebles y de los ahorros que poseamos, las ganancias en el patrimonio personal y también los rendimientos de las actividades económicas, que es el apartado que más directamente toca a los autónomos.
En todos los casos, a la declaración hay que incorporar los “descuentos” (reducciones, deducciones..) que son cantidades que se pueden restar las personas que tienen unos determinados gastos. Entre estos descuentos hay de todo, pero nos interesan los que se aplican a los autónomos, que pueden desgravarse una serie de gastos.
La agencia tributaria aclara que “el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas se paga todos los años, pero no hay que ingresarlo de golpe, sino que se va haciendo poco a poco, a plazos, ya que se pone cada mes una parte del sueldo que la gente gana”.
“Cada año —continúan—, en mayo y junio, se hacen las cuentas: se suma todo lo que hemos ganado, se restan los descuentos o gastos que hemos tenido y lo que hemos ido pagando mes a mes, y si el resultado nos dice que aún nos falta algo por pagar, lo pagamos; pero si hemos ingresado de más, nos lo devuelven”.
Declaración de la renta 2023
La actual campaña de la renta recién estrenada (en realidad es la Declaración de la Renta correspondiente a 2022) tiene entre sus novedades la inclusión de una deflactación, modificando los tramos de este impuesto, que se ha incorporado para intentar ajustar los efectos de la subida de precios.
Es algo de lo que se vino hablando durante los últimos meses y que, finalmente, no se ha producido a nivel estatal, ya que el Ministerio de Economía y Hacienda no lo ha considerado necesario. Sí lo han hecho en cambio algunos gobiernos autonómicos; en concreto los de Madrid, Galicia, Andalucía, Murcia y Comunidad Valenciana.
Por lo que afecta directamente a los autónomos, esto debe significar que aumenta la cantidad de dinero que pueden tener como rendimiento neto de su negocio a consecuencia de la inflación sin que esto signifique que aumente su carga impositiva.
Por tanto, aunque hayan tenido que subir sus tarifas por culpa de la subida de precios, la deflación debería servir para que no paguen más impuestos.
Eso sí, al tratarse solo de una deflactación parcial (en el tramo autonómico y sólo en unas pocas comunidades) el efecto no debería notarse exageradamente.
Aún así, tanto los autónomos como el resto de contribuyentes (asalariados, pensionistas…) deberían notar que deflactar el IRPF les acaba suponiendo una rebaja en el Impuesto sobre la Renta.
Por Óscar Condés Imágenes | Fotos de Katemangostar, Towfiqu barbhuiya, Kelly Sikkema y Adobe Stock