El impuesto de sociedades es uno de los más importantes de entre los que afectan a la fiscalidad empresarial.
¿Quiénes tributan en el impuesto de sociedades?
Aunque existen excepciones, la regla general es que las personas físicas hacen la declaración de la renta y las jurídicas están sujetas al impuesto de sociedades. Dentro de estas últimas, las más habituales son los diferentes tipos de sociedad mercantil (especialmente las sociedades limitadas).
[hde_related]
No obstante, ello no significa que las personas físicas que participan en una sociedad no tengan que hacer la declaración de la renta. Obviamente, en ella tendrán que incluir todo lo no relacionado con el negocio. También habrán de tener en cuenta el impacto fiscal (tanto en su declaración de la renta como en el impuesto de sociedades que pague la sociedad) de posibles relaciones entre una sociedad y los socios que la controlan (y las personas y entidades vinculadas a ellos) como las siguientes:
- El desempeño de un cargo de administrador.
- El cobro de una nómina de la empresa.
- La realización de trabajos como profesional independiente para la sociedad.
- El cobro de dividendos.
- Que un socio conceda un préstamo a la empresa.
- La cesión de un local u otro elemento de cualquier tipo a la empresa.
¿Cuál es la mecánica del impuesto de sociedades?
Como en otros impuestos, hay que calcular una base imponible que, en definitiva, es una forma de medir o valorar el hecho que ha generado la obligación del pago del impuesto. En este caso, ese hecho es la obtención de renta por parte de las sociedades y otras entidades sujetas a dicho tributo.
En este impuesto, en general, para calcular la base imponible se parte del resultado contable. No obstante, sus propias normas indican determinados ajustes que hay que realizar como estos:
- Gastos contables no deducibles fiscalmente.
- Gastos contables que pueden ser deducibles fiscalmente en un periodo posterior.
- Límites que marcan una cuantía hasta la que un gasto contable puede ser deducible fiscalmente.
- Ingresos o gastos contables que se cuantifican de manera diferente desde el punto de vista fiscal.
- Ingresos que puedan ser declarados a medida que se obtienen los cobros, en lugar de cuando corresponde contabilizarlos.
¿Cuánto se paga por el impuesto de sociedades?
Depende de diversos factores. Por un lado, muchas empresas se benefician de algún régimen especial que les propicie incentivos fiscales. Es, por ejemplo, el caso del aplicable a las entidades de reducida dimensión, del cual disfrutan la mayoría de las pymes sujetas al impuesto y que permite anticipar, hasta cierto punto, la compensación de bases imponibles negativas y también deducir amortizaciones, pérdidas por deterioro de créditos o los gastos relacionados con el arrendamiento financiero en condiciones ventajosas.
Por otro lado, la cifra que hay que pagar también depende del tipo de gravamen, es decir, el porcentaje que se aplica a la base imponible para calcular el impuesto. El general es del 25%. No obstante, existen otros como, por ejemplo, el de las cooperativas fiscalmente protegidas (del 20%) o el de las empresas de nueva creación (del 15% durante los dos primeros ejercicios con base positiva).
Además, hay que tener en cuenta que existen diferentes tipos de deducciones que propician que una empresa pueda pagar menos por el impuesto sobre sociedades.
¿Cuándo se paga el impuesto de sociedades?
De forma semejante a lo que sucede con la declaración de la renta, el impuesto de sociedades tampoco se paga de una sola vez, sino que se paga en distintos momentos por diferentes conceptos:
- Las retenciones que pueden practicarse cuando la sociedad obtiene rentas como, por ejemplo, cuando percibe dividendos. En general, podemos decir que, al contrario que en el IRPF, no son demasiadas clases de rentas las sometidas a retención.
- Los ingresos a cuenta, que cumplen una función semejante a las retenciones, pero en este caso cuando la sociedad cobra una renta en especie y hay una obligación de ingresar una cantidad a cuenta el impuesto.
- Los pagos fraccionados que la mayoría de las entidades han de realizar en los 20 primeros días de los meses de abril, octubre y diciembre. Para ello se presenta un modelo que, en la mayoría de los casos será el modelo 202.
- La declaración del impuesto que se presenta, en la mayoría de los casos, a través del modelo 200. Se presenta en los 25 días siguientes a los seis meses posteriores a finalizar el período impositivo. Así, por ejemplo, si coincide con el año natural, habrá que presentarla antes del día 25 de julio.
Todo emprendedor debe tener un mínimo conocimiento del funcionamiento del impuesto de sociedades. Tengamos en cuenta que no solamente afecta a las sociedades. De hecho, sus normas también se aplican para el cálculo de los rendimientos de actividades económicas de los autónomos que tributan en el IRPF.
Imágenes | iStock