Loom, la fuente de sinergias entre emprendedores

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Las formas y espacios de trabajo se encuentran en constante cambio. Los nuevos emprendores buscan lugares en los que desarrollar sus ideas, por lo que recurren a espacios de coworking en los que trabajar al máximo en sus proyectos. Sin embargo, los coworking tradicionales necesitan de un empujón y es necesario añadir nuevas funcionalidades a este concepto.

Así nace LOOM, ofreciendo todas las comodidades de un coworking tradicional , pero con metodologías para potenciar tu empresa y ser parte del crecimiento de otras. Un lugar donde la innovación vuelve a inventarse y donde inspirar y soñar es posible. Para ellos, es posible trabajar disfrutando, rodeado de gente estimulante y con las herramientas para crecer colaborando. Buscan espacios especiales para que el entorno de trabajo sea único.

Hablamos con Paula Almansa Lapeira, cofundadora de LOOM, con el fin de que nos cuente cómo el emprendimiento comenzó a formar parte de su día a día y de qué manera ha cambiado su vida.

¿Qué o quién os inspiró para montar vuestro propio espacio de coworking? ¿De dónde viene ese primer impulso?

El origen de LOOM se remonta a más de 10 años atrás, cuando mi hermano Jose y yo creamos el Hub, hoy conocido como el Impact Hub Madrid. Creamos una comunidad que fue creciendo durante años, reuniéndonos en lugares diferentes y conectando con otras comunidades europeas que estaban siguiendo un proceso parecido. Así nacimos los primeros cinco Hubs en Europa hasta llegar años después a más de 100 hubs por todo el mundo.
Hasta finales del 2013 yo trabajaba en banca de inversión y compaginaba ese trabajo más estructurado con la parte emprendedora como cofundadora de varias start-ups. Desde octubre del 2013 decidí dar el salto, salir de banca y trabajar codo con codo con Jose en los distintos proyectos que teníamos. Durante el 2014 y con más fuerza en el 2015 Jose y yo volvimos en parte a los orígenes, a cuestionarnos cómo sería la sociedad del futuro, cómo trabajarían las personas, qué valores eran necesarios para tener una vida profesional plena y un montón de otras cuestiones. Así que Jose y yo decidimos empezar de nuevo con un folio en blanco y con la experiencia e ilusión de saber que podíamos crear algo grande y transformador. En resumen, diría que el primer impulso viene de tomar consciencia del momento social, de nuestra experiencia creando y gestionando espacios y comunidades y de encontrar en nosotros mismos la fuerza y la valentía para dar un paso al frente y empezar de nuevo.

Contadnos, ¿qué es lo que tiene de diferente LOOM del resto de espacios de trabajo?

Loom es un movimiento de innovación k*órdica centrado en el innovador como motor de transformación personal, organizacional y social. A través del innovador como persona generamos una “cultura” y un cambio de paradigma social. Este movimiento está plasmado y se articula mediante tres herramientas: espacios de innovación k*órdica, una comunidad con ganas de cambiar el mundo y una programación llena de contenido y actividades de interés para la comunidad Loom, que cubren muy diversas temáticas. El objetivo de LOOM es fomentar e impulsar la creatividad de las personas, facilitar su transformación, hacer que conecten con su talento y fortalezas. Conviviendo en nuestros espacios, se crea la energía para formar sinergias entre personas y sus proyectos, que consiguen generar un impacto social.
La esencia de LOOM está basada en la filosofía k*órdica que posiciona en el centro a la persona innovadora y que toma el equilibrio como el punto intermedio entre el caos y el orden. Por un lado, están las personas muy creativas, que generan ideas innovadoras y originales con mucha facilidad pero que les cuesta llevarlas a la acción por falta de estructura y de foco. Y por otro lado están las organizaciones muy estructuradas en las que trabajan personas con roles muy definidos, y esto hace que su creatividad y esencia tengan poco espacio para brillar. Pues bien, en LOOM hemos definido el equilibrio entre estos dos puntos como k*orden, movimiento que potencia el talento, las fortalezas y la creatividad del innovador.

Las personas que forman parte de LOOM comparten unos valores, son curiosos, respetuosos, responsables, valientes, asertivos y empáticos, poseen fuerza y pasión por sus proyectos, comparten alegría, determinación y convicción. Además, quieren llevar sus modelos de negocio originales al éxito, pero con la ambición sana de no pisar a quien tienen cerca; al contrario, son las sinergias y su espíritu de colaboración los elementos que impulsan sus empresas.

¿Cómo fueron los inicios? ¿Con qué sorpresas os encontrasteis?

Los inicios de Loom fueron apasionantes tanto desde el punto de vista personal como profesional y, desde luego, una época de grandes descubrimientos y, por qué no, de ese factor aleatorio que la vida regala a los valientes que se atreven a confiar. Y también una época de humildad, de reconocer que para aterrizar las ideas se necesitan muchas personas que decidan ir más allá de su obligación profesional, creer en nosotros y apoyarnos con toda su energía. No tengo suficientes palabras de agradecimiento para esa larga lista de personas que nos apoyaron.
También creo que el optimismo y la fe de Jose fueron determinantes para arrancar. Digamos que nuestra pregunta no era qué hacer o si funcionaría sino simplemente el cómo. Este punto, que parece entre obvio y trivial, no lo es en absoluto, porque la energía cambia totalmente. Si lo cuestionas todo y te preguntas si lo que haces tiene sentido, en algún momento de las muchas dificultades que van apareciendo, tirarás la toalla. Sin embargo, si la pregunta es cómo hacerlo, toda la energía se centra en superar obstáculos y en encontrar otras formas más creativas de llegar a la meta, pero teniendo la certeza de que sí se puede y que lo vamos a hacer. Hoy miro atrás y me parece un milagro todo lo que hemos conseguido en apenas dos años, desde encontrar nuestro primer espacio en la Real Fábrica de Tapices, crear la comunidad, atraer a inversores, etc.

Aprovecho para compartir una anécdota de Orange. El primer cliente que se atrevió a alquilar una “sala de innovación” cuando ni siquiera teníamos mesas fue el equipo de Ignacio de Orúe de Orange. Querían hacer un “offsite” de equipo y decidieron pasar dos días en aquel Loom incipiente. Siempre les agradeceremos esa valentía para probar y renunciar a algunas comodidades a cambio de ser los primeros en acompañarnos en nuestra aventura.
Apenas un año después tuvimos la grandísima suerte de tener el mejor compañero de viaje en la forma de inversor: Merlin Properties tomó una participación en nuestra empresa que nos ha impulsado para poder crecer abriendo varios espacios nuevos al año.

¿Tuvisteis a mucha gente a vuestro alrededor que pensaron que era una locura?

Sí, por supuesto. Incluso nosotros mismos nos lo preguntamos… Es inevitable. Si el proyecto fuera muy, muy, muy obvio ya lo habría hecho otro. Al final siempre hace falta un puntito de locura para lanzarse. Lo que yo llamo “riesgos controlados” o “locura con límite”. Es decir, ser consciente del riesgo y de hasta dónde estamos dispuestos a ir y en qué punto estás rozando la temeridad.
Aunque pareciera una locura, para nosotros tenía todo el sentido del mundo y más locura nos parecía no intentarlo. Pero sí, claro, mucha gente no entendía que después de pasar años y años inventando y predicando el concepto de coworking cuando nadie hablaba de él; de habernos dejado la piel para lograr el éxito del Hub; que, una vez que teníamos éxito y estabilidad en aquella aventura, decidiéramos de nuevo que ese modelo quedaba obsoleto y que teníamos que lanzar un nuevo concepto basado en el innovador como motor de transformación. De hecho nuestra sociedad se llama “Innovación Colaborativa SL”, reflejando el nuevo concepto que posteriormente evolucionó hasta convertirse en un movimiento de innovación k*órdica centrada en el innovador como motor de transformación individual, organizacional y social.

 

¿Qué relevancia ha tenido el uso de redes sociales a la hora de daros a conocer?

Hemos tenido la suerte de crear nuestra comunidad Loom sobre todo basado en el boca-oreja y en referencias de gente que nos conoce así que, hasta hace poco, no prestábamos mucha atención a las redes sociales.
Ahora somos conscientes de que si queremos transformar la sociedad sí que necesitamos salir y contar nuestro discurso más allá del boca-oreja y por eso estamos empezando a ser más activos en redes sociales y también a través de nuestra página web o apariciones en prensa. Nos parecen herramientas muy potentes para canalizar esta energía transformadoras y para ayudarnos a que nuestro discurso y filosofía transciendan los límites de lo que conocemos.

Si tuvierais que escoger un momento de satisfacción vivido en vuestra empresa, ¿con cuál os quedáis?

Creo que por suerte nuestra breve historia está llena de momentos increíbles de enorme conexión con personas que admiramos, de muchas emociones compartidas, de esos golpes de suerte y habilidad de estar en el sitio perfecto en el momento preciso.
Ha sido un camino increíble sobre todo en lo personal. No sólo por lo bonito de trabajar con mi propio hermano sino porque, quizás esa familiaridad que tenemos ha conseguido crear una verdadera familia en el equipo que tenemos y en la comunidad de loomers.
Nosotros compartimos y vivimos como propios los éxitos y los momentos duros de los equipos de Loom, nos involucramos y apoyamos con toda nuestra energía para que les vaya bien. Por eso es maravilloso cuando nos cuentan sus éxitos.
Otro momento maravilloso fue la entrada de Merlin Properties en nuestro capital, no por quienes son ni por lo que invierten, sino porque estamos predicando con el ejemplo y demostrando cómo una gran compañía del IBEX puede trabajar codo con codo con alguien tan pequeño (en tamaño que no en aspiraciones) e innovador como nosotros. El ver que los fundadores de Merlin creen en nuestros valores y nuestra filosofía de innovación k*órdica es maravilloso.

 

¿Alguna anécdota divertida?

Una anécdota interesante se remonta al principio de Loom, cuando organizamos una sesión de cocreación con un grupo muy variopinto de unas 15 personas a las que considerábamos que podían ser el germen de la primera comunidad Loom y que podrían apoyarnos con sus ideas para construir el Loom que todos queríamos. Apenas hacía un par de semanas que habíamos firmado el contrato de Loom.
Invitamos a amigos y conocidos que de manera intuitiva nos parecía que tenían sentido. Curiosamente, a día de hoy y sin que en aquel momento tuviéramos la menor sospecha de hacia dónde se moverían las cosas, resulta que a aquella sesión vinieron María, nuestra directora de Loom que en aquel momento trabajaba para un banco; David, uno de los fundadores de Merlin Properties a quien habíamos conocido una semana antes e invitamos por si tenía curiosidad en ver el espacio; María Guerrero, fundadora de la Fundación Acción Social por la Música, que actualmente es un equipo de Loom; Issa, que ha seguido vinculada a Loom en los talleres de creatividad ayudándonos a conectar con nuestra parte más creativa; y así otros tantos que a día de hoy siguen vinculados a Loom.
Jamás habríamos pensado aquel día de mayo del 2015 que todas esas personas serían tan clave para futuro de Loom.

Decidnos una ventaja y una desventaja de ser emprendedor

Más que ventajas y desventajas diría que, ser emprendedor tiene unas implicaciones que a la vez pueden verse como muy positivas y que, llevadas a un extremo pueden tornarse negativas. En general no me gusta etiquetar como “bueno” o “malo” porque al final las cosas son lo que son y depende de nosotros el convertirlas en oportunidades y ventajas o no. Por ejemplo, el tener más control de tu propia vida puede ser una bendición por motivos obvios pero si no se sabe poner el límite uno puede terminar confundiendo la vida propia con el proyecto. Diría medio bromeando y medio en serio que una desventaja de ser emprendedor es que no tienes un jefe a quien culpar de todas tus desgracias.

¿Cómo veis Loom dentro de unos años? ¿Planes de futuro?

Tenemos unos planes de crecimiento ambiciosos, sobre todo dentro de España ya que contamos con el apoyo de nuestro inversor de referencia Merlin Properties y estamos convencidos de que el modelo Loom funciona y tiene cabida en muchos entornos diferentes, desde innovadores individuales a corporaciones que quieren hacer las cosas distintas y formar parte de una comunidad.
Al ser un movimiento de transformación social y no solo un espacio, Loom tiene capacidad para cumplir su misión transformadora de forma más rápida y profunda que si tuviéramos que abrir una infinidad de espacios para llegar a muchas personas. Tenemos diseñado lo que llamamos el “Alma de Loom” que es un conjunto de valores, metodologías, servicios y experiencias que se pueden aplicar a cualquier organización en cualquier espacio. Es decir, supongamos que una empresa no quiere cambiar su sede pero sí que está intrigado por la forma diferente de trabajar de Loom y el efecto positivo y transformador que genera. En lugar de plantearles sacar a todo su personal y trasladarse a un Loom nosotros podríamos “loominizar” su espacio creando una comunidad con personalidad propia que a su vez se integre en la gran comunidad Loom. Eso significa que tenemos potencial para llegar a muchos de miles de personas. De hecho, en Loom solemos decir que vamos a ser leyenda e invitamos a innovadores y a inversores que quieran invertir en proyectos de innovación a ser parte de la Leyenda de Loom.

 

¿Qué consejos le daríais a alguien que quiere montar su propia empresa?

Esta es una pregunta muy personal y no creo que exista una receta universal de lo que hacer o dejar de hacer porque depende muchísimo de la personalidad y circunstancias de cada uno:
1. Los compañeros de viaje. Es prácticamente imposible que todo salga como estaba planificado así que, para mí es fundamental elegir bien con quién queremos embarcarnos en la aventura. En mi caso valoro mucho la honestidad, transparencia, lealtad, espíritu de lucha, valentía, generosidad, compañerismo, creatividad, asertividad, empatía y una larga lista de valores.
2. Elegir bien el momento. No creo que exista un momento perfecto y cada uno tiene su propia forma de evaluarlo. Para mí tiene que ver con la oportunidad, los compañeros de viaje y mis circunstancias personales, tener una especie de plan para poder aguantar un tiempo si las cosas no funciona.
3. Ser humilde y escuchar las señales. A veces tenemos señales que nos dicen a gritos que algo no está en su sitio y hay que hacer cambios y estamos tan enamorados de nuestra idea o nos cuesta tanto admitir los errores que preferimos avanzar por el camino que sabemos que no es.
4. Empatía/compasión y asertividad. Esto forma parte de mi filosofía personal. Creo que para triunfar como persona y como profesional hacen falta estos dos valores en tándem.

 

Una frase que os inspire y que les sirva a aquellos que todavía no se atreven a emprender

“No nos hace inmortales los años que vivimos sino la huella que dejamos en los demás”.
Si nuestro instinto nos dice que nuestro camino está en un proyecto determinado, ¿por qué privarnos a nosotros mismos y al resto del mundo de eso que nos va a hacer brillar? Nunca habrá un momento más perfecto que ahora, que es cuando te lo estás planteando. Si no, esa idea no habría venido a tu cabeza.

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