Nordin El Yemlahy convirtió en profesión su pasión adolescente por la calistenia, un entrenamiento de fuerza que se ha popularizado en España. Así vive un influencer que ha logrado conectar a las marcas con medio millón de deportistas.
Según SignalFire, más de 50 millones de personas en el mundo (casi la población de España) se consideran creadores de contenidos, a pesar de que sea una profesión nació hace solo 10 años. Y de ellos, más de dos millones podrían considerarse profesionales. Es decir, que viven de lo que generan gracias a las redes sociales o las plataformas de vídeo. Convertirse en un influencer reconocido es hoy una aspiración para los jóvenes en cualquier lugar del mundo. [hde_related]
En España, hay unos 7.500 creadores que viven de esta actividad, según 2btube, una agencia que ayuda a conectar a los influencers con las marcas y con su público potencial. Son personas con cuentas que en algún caso superan los 100.000 seguidores. Y, además, hay otros 134.000 aspirantes que por el momento se quedan en la categoría de aficionados (tienen más de 1.000 followers o suscriptores en alguna de sus cuentas).
Según esta agencia, la barrera del profesionalismo se puede establecer en los 100.000 seguidores. Cuando un aspirante a influencer llega a esa cota está en disposición de vivir profesionalmente de su actividad digital. En ese momento, los ingresos que llegan de la plataforma de difusión de sus contenidos, unidos a los que generan los patrocinios de marca y los fans, además de la participación en eventos, permiten a muchos creadores de contenidos lograr por fin la autonomía económica. Y si las cosas les van bien, puede llegar incluso a multiplicar varias veces el sueldo medio de un español, que son 24.000 € al año.
En la parte más alta de la pirámide de influencers en España hay casi 700 personas con más de un millón de seguidores en alguna cuenta. En este caso, se trata de privilegiados que generan cientos de miles e incluso millones de euros con su actividad. En la parte alta de esa lista están nombres como María Pombo, que tiene su propia línea de moda; Ester Expósito, que aparece en series de Netflix y el gamer Rubius.
En el parque haciendo calistenia desde pequeño
En Hablemos de Empresas hemos charlado con un influencer de la ‘clase media’, uno de esos que no es multimillonario, pero que con esfuerzo y buen ojo se ha hecho un hueco y ha fidelizado a una audiencia muy concreta. Y ha acabado atrayendo a marcas y patrocinadores, que es una de las claves de este oficio.
Se trata de Nordin El Yemlahy, conocido sobre todo por su canal de YouTube, Nordinworkout. Este canal es hoy un lugar de referencia para casi medio millón de amantes de la calistenia, un tipo de entrenamiento se puede ver en los parques de toda España y donde los ejercicios físicos se basan en el propio peso corporal, sin más herramientas que una barra. También Nordin cuida su cuenta de Instagram, donde tiene 80.000 seguidores.
Este atleta empezó a entrenar de niño en un parque de Leganés, al sur de Madrid. Su obsesión por aquel tiempo eran las dominadas, ese ejercicio clásico de la calistenia que consiste en levantar el cuerpo mientras este pende de una barra. “Al principio era incapaz de hacer siquiera una dominada. Incluso mi hermano pequeño me superaba, y por eso me piqué y empecé a investigar y a perder peso para ir haciendo cada vez”, explica. Aquel parque se convirtió en su segunda casa. Allí pasaba cuatro o cinco horas diarias e hizo muchos amigos y evitó, de paso, malas influencias. “Era una oportunidad para tener un ocio saludable, ser más fuerte y tener más autoestima”, comenta.
Las plataformas y redes son el escaparate de los ‘influencers’
Nordin está en YouTube desde 2012. Al principio subía vídeos por pura pasión. Quería dar a conocer sus entrenamientos de fuerza. Y ganaba poco dinero por ello, aunque suficiente para un adolescente. Pero el salto llegó para este youtuber hace cuatro o cinco años, cuando las marcas empezaron a interesarse por los creadores de contenidos como vía para llegar a los clientes, más allá de la publicidad tradicional. “A partir de ahí me di de alta de autónomo y comprendí que mi modo de vida era este”, señala.
Hoy en día, lo que menos ingresos le genera a Nordin son las propias plataformas de contenidos, como YouTube, donde tiene vídeos que sobrepasan las dos millones de visualizaciones. “Esto te lo va a decir cualquier creador de contenidos. A no ser que estés haciendo streaming en una plataforma muy activa, como Twitch en estos momentos, la mayor parte de tu facturación va llegar por otras vías”, reconoce. Para él y para muchos influencers, las plataformas y las redes sociales son solo un escaparate.
En su caso, la vía alternativa y más sustancial de ingresos es la publicidad y la promoción de ropa deportiva y de marcas de lo que en su ‘mundillo’ se conoce como “suplementación”. Es decir, complejos alimentarios en forma de pastillas o polvos que contienen proteínas y otros componentes y que sirven para mejorar el rendimiento. “Promociono productos que encajan conmigo y con mis valores y que, por supuesto, no considero que sean una tomadura de pelo. Yo no hablo de dietas milagrosas”, aclara Nordin.
Además, este atleta, que ha trabajado como informático y tiene formación en gestión de empresas, también genera ingresos preparando guías y planes de entrenamiento específico. “Cuando a alguien le gustas mucho en un vídeo, te suele llamar para que luego le guíes en su entrenamiento personal”, explica.
Entre 2000 € y 3000 € al mes de ingresos mínimos
Traducido a ingresos, la pasión por la calistenia le deja a Nordin entre 2000 € y 3000 € mensuales brutos en los momentos más flojos. Y hay picos en que esa cifra se multiplica por dos o por tres.
Después de muchos años entrenando y promocionándose en internet, Nordin asegura que ha logrado un equilibrio que le permite vivir de su pasión sin tener que hipotecar todo su tiempo por estar hiperpresente en las redes sociales o en el mismo YouTube. De hecho, en la plataforma de vídeo sube uno o dos contenidos al mes como mucho.
Se trata, además, de entrenamientos, retos y exhibiciones grabadas y editadas por otra persona y en las que, en ocasiones, también son protagonistas otros youtubers del mundo de la calistenia. “Cuando llevas mucho años dejas de ser esclavo de las redes sociales, de los likes y de las visitas. Yo intento no obsesionarme con el dinero y estar bien conmigo mismo”, comenta.
Además, como otros muchos influencers profesionales, este atleta trabaja con agencias intermediarias que les ponen en contacto con las marcas. “Ellos me ofrecen acciones y siempre dejan a mi criterio participar. Si viene una cervecera, yo no voy a participar porque no bebo alcohol. Ellos, además, se encargan de mover tu perfil y de negociar”, explica.
Siempre hay que tener un ‘plan B’
A medio plazo, Nordin quiere volver a “darle caña” a su canal de YouTube, que, debido a la pandemia, ha estado poco actualizado. Las medidas sanitarias le impidieron durante mucho tiempo hacer los entrenamientos y tener el contacto físico que requiere la calistenia.
Y también quiere seguir trabajando en líneas paralelas a la plataforma de vídeos. En este sentido, da un consejo para los que quieren dedicarse profesionalmente a vivir de sus contenidos. “No hay que poner todos los huevos en una sola cesta. Ibai Llanos y esa gente no solo vive de las redes sociales y continuamente montan negocios paralelos para subsistir el día de mañana. En las redes sociales hoy eres todo, pero mañana puede ser que nadie se acuerde de ti. Además, un día te puedes cansar de estar en esas redes, o te cancelan de un plumazo. Siempre hay que tener un plan B”, finaliza.
Imágenes | Nordin El Yemlahy