Cada vez más, los términos “estrés” y “trabajo” van ligados. Hay expertos que apuntan a que la causa es que nos hemos acostumbrado a trabajar bajo presión o, mejor dicho, lo hemos asumido, pero sin poder gestionarlo.
Otros, aseguran que todo depende de la generación a la que perteneces. Es más, aseguran que las generaciones más recientes, como la Z o la Alfa, son las más preparadas en cuanto a conocimientos; pero también se caracterizan por ser más sensibles y desear mayor libertad.
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Lo importante es aprender a gestionar adecuadamente tanto el estrés en el trabajo, como la presión y el sobrecargo de tareas. Y más, tras conocer que el 70% de los trabajadores españoles reconocen sufrir, al menos una vez a la semana, estrés laboral.
El 2022 fue un año clave en este tema, pero para negativo. Se registraron niveles récord de estrés por trabajar bajo presión y más si tenemos en cuenta que veníamos de vivir una pandemia mundial.
La consecuencia no solo son trabajadores cada vez más infelices, sino también, según el último estudio de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS), en un aumento del consumo de medicamentos ansiolíticos. Se calcula que los españoles toman hasta 91 dosis diarias por cada 1.000 habitantes.
Más infografías en StatistaAdemás, de no poner límites, ese estrés puede derivar en una afección mayor conocida como Burnout. Te explicamos qué es, los síntomas que identifican que una persona está trabajando bajo una gran presión y una serie de consejos para aprender cómo evitar el estrés en tu trabajo.
Así afecta trabajar bajo presión a nuestra salud
Si te preguntas: ¿Cómo saber si estoy pasando por estrés laboral? Te diremos que el estrés es el conjunto de sensaciones o síntomas de presión, angustia y tensión que una persona puede vivir ante una situación concreta de su entorno.
Pero, ¿qué síntomas se relacionan con el estrés laboral? Hay que diferenciar entre psicológicos y físicos:
Síntomas cognitivos o psíquicos:
- Preocupación por cualquier tema.
- Inseguridad. Lo que afecta al resultado de tus tareas.
- Miedo o temor sin razón aparente.
- Ese miedo suele plasmarse también en el trabajo, por lo que en realidad es miedo a equivocarte.
- Pérdida de autoestima, hasta el punto de dudar de lo que piensas o de las decisiones que tomas.
- Problemas de concentración.
- Ansiedad, depresión o burnout como consecuencia de todo lo anterior.
Síntomas físicos por trabajar bajo presión:
- Problemas de sueño e insomnio.
- Problemas gástricos y de digestión.
- Sudoración.
- Taquicardia y/o palpitaciones.
- Dolores de cabeza.
- Tensión muscular.
- Presión en el pecho que dificulta respirar.
- Mareo y náuseas.
- Aumento o pérdida de peso.
¿Qué es burnout?
Ya hemos mencionado este término, pero ¿qué es burnout? Es un síndrome conocido como de desgaste profesional o síndrome de estar quemado y aparece cuando un empleado se da cuenta de que había idealizado su trabajo o condiciones, que no que imaginaba o esperaba no se corresponden con la realidad.
Aunque es más frecuente en profesiones donde se tiene una interacción continua con otros, puede sufrirlo cualquier trabajador. En realidad, es una mala forma de responder a una situación de trabajo bajo presión o la consecuencia de estar expuesto a un estrés laboral crónico.
Si quieres saber más sobre el burnout, no dudes en leer el artículo: “Cómo afrontar el problema de los trabajadores agotados y estresados”.
Cuatro generaciones y cuatro formas de trabajar bajo presión
Cada persona se enfrenta de una forma completamente distinta al estrés y la ansiedad y lo mismo ocurre con el trabajo bajo presión que, además, se gestiona con herramientas diversas dependiendo de la generación a la que pertenece el individuo.
A día de hoy, en una misma empresa podemos encontrarnos con trabajadores que pertenecen a cuatro generaciones distintas:
Baby Boomers
- Todos los que nacieron en la época del “Baby Boom”, entre 1945 y 1964, eres un boomer.
- Por su edad, son los que más experiencia acumulan.
- Los que mejor y más rápido identifican un problema y actúan para solucionarlo.
- Gestionan el tiempo en “línea recta”, ocupándose de una tarea de inicio a fin. Cuando terminan, empiezan con otra tarea.
- Eso sí, tienen menos conocimientos del mundo digital.
Generación X
- Nacidos entre los años 1965 y 1981.
- Con años de experiencia pero con mucho futuro.
- Muy buenos en las relaciones públicas.
- Resolutivos, buenos planeando y ejecutando proyectos.
- Destacan por su resiliencia, por manejar bien el trabajo bajo presión.
- A la Generación Z le cuesta delegar.
Generación Y o Millennials
- Entre 1981 y 1997.
- Son los encargados de llevar a las empresas a la transición total hacia la digitalización.
- No son nativos digitales, pero tienen muchos conocimientos del tema.
- Educados en el emprendimiento.
- Son muy multitask. Si no lo gestionan bien, puede derivar en despistes.
Centennials o Generación Z
- Son nativos digitales, porque nacieron entre 1997 y el 2010.
- Los más jóvenes de la empresa. Están en su primer trabajo y no les importa asumir muchas tareas.
- Eso sí, no entienden la autoridad horizontal.
- Si su trabajo incluye tareas muy recurrentes, se cansan pronto.
IMPORTANTE: Tenemos que mencionar una más, la última generación: los Alfa. Pero, como son personas que nacieron después del 2010, a día de hoy, como mucho, tienen 14 años y todavía no podemos hablar de ellos como una generación laboral.
Consejos para trabajar bajo presión sin estrés
Como trabajar bajo presión, puede ser una situación más habitual de lo que desearíamos, sobre todo si eres un emprendedor o autónomo que sostiene el peso del negocio; la clave está en aprender cómo manejar las situaciones bajo presión.
Como todo, se pueden aprender trucos y técnicas para ir entrenando tu cuerpo y tu mente para afrontar situaciones de estrés y presión. Estos son algunos consejos:
- La organización es clave para poder afrontar situaciones de multitarea, estrés y sobrecarga.
- Arranca tu trabajo repasando lo que tienes por delante en cada jornada. Hacerte una visión global siempre ayuda.
- Cuando estés con un proyecto, piensa solo en el presente. Acaba una tarea y luego empieza con otra. Evitas despistes y aumentas tu productividad.
- Mándate solo mensajes de tranquilidad. Si te dices a ti mismo que no te va a dar tiempo a hacer todo, seguro que no lo acabas.
- Acepta que no puedes controlar ni todas las tareas ni a todas las personas que trabajan contigo.
- Aprende a poner límites y rebaja tus niveles de exigencia y autoexigencia.
- Pedir ayuda no es malo.
- Cuando cierras el ordenador, cierras el trabajo. Tu hogar debe ser un espacio sagrado sin presión laboral.
Y recuerda, cada persona es un mundo y tiene capacidades y habilidades distintas para poder enfrentarse al trabajo bajo presión. Lo importante es comprender sus síntomas, saber identificarlos y ponerle solución. De ello, depende tu salud mental y física.