El mercado laboral ha cambiado y lo seguirá haciendo. Más temporalidad, más contratos a tiempo parcial y más trabajadores freelance. El esquema se repite no solo en España, sino en toda la Unión Europea.
Según los datos del Eurostat, en la UE existen 32,6 millones de trabajadores autónomos (un 14% del total). Además, de entre los trabajadores por cuenta ajena, un 14,2% tiene contratos temporales. Y un 18,5% contratos a tiempo parcial. Hoy en día, solo el 43% de la población activa de la Unión Europea tiene un contrato indefinido a tiempo completo, según el informe ‘El mercado laboral digital a debate’, elaborado por la Fundación COTEC, Malt y Ouishare. En este contexto, ¿qué sucede con los derechos y los beneficios de los freelancers?
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El nuevo contexto laboral
Durante décadas se le llamó el futuro del trabajo. En 2019 podemos hablar ya de una realidad presente. El nuevo contexto laboral tiene sus pros y sus contras, pero las tendencias están claras. Según ‘El mercado laboral digital a debate’, “la organización del trabajo se aleja cada vez más del modelo imperante en nuestro imaginario colectivo de un trabajo fijo de 9:00 a 18:00 en un espacio físico particular”. Y estas son las señales que lo indican:
- Aumento de las formas de trabajo no convencionales. El 32% de los empleos en la Unión Europea se basan en relaciones laborales no convencionales. Freelancers, teletrabajo, trabajo mediante plataformas de economía bajo demanda (gig economy), etc.
- Crecimiento de la externalización por parte de las empresas. Las organizaciones buscan más acceso al talento bajo demanda y de forma flexible. Cada vez se externalizan más funciones.
- Auge de la plataformización del trabajo. Esta se produce por dos vías: por la aparición de plataformas para intermediar entre la oferta y la demanda de talento y por el aumento de empresas que funcionan como plataformas digitales. En este sentido, el informe establece una nueva pirámide del trabajo que está naciendo de esta plataformización.
- Microtrabajadores. También conocidos como crowdworkers o click-workers. Se trata de la escala más baja. Trabajadores que hacen microtareas mal pagadas y que, con alta probabilidad, serán reemplazados por la inteligencia artificial en el medio plazo.
- Trabajadores bajo demanda o gig workers. Aquí se englobaría la fuerza laboral de los conductores de Uber, los riders de Deliveroo, los repartidores de Glovo, etc. Son trabajadores que cubren tareas puntuales bajo demanda con mayor o menor duración, complejidad y regularidad. También son empleos amenazados por la robotización.
- Blue collar o trabajadores de cuello azul. Tradicionalmente, cubrían los trabajos de menor jerarquía en las fábricas. Hoy, el término se extiende a todos los trabajos temporales en el sector servicios e industria. Este segmento del mercado laboral se está digitalizando mediante plataformas como CornerJob o JobToday.
- White collar o trabajadores de cuello blanco. El segmento de los trabajadores profesionales engloba ahora también a freelancers. Los que trabajan por cuenta propia acceden cada vez más a proyectos a través de plataformas digitales como Fiverr o Malt.
- Especialistas. Forman el segmento más alto de esta nueva pirámide. Su talento es muy demandado y tienen capacidades muy específicas.
“Se abre por tanto un escenario caracterizado por la relación intermitente y mediada por plataformas digitales entre las personas trabajadoras y sus empleadores. En consecuencia, la capacidad de negociación de cada persona también será muy diferente”, señala el informe. “Esta nueva organización del trabajo […] abre un nuevo mercado para toda una generación de servicios de apoyo y organización de los trabajadores pensados para garantizar sus derechos y satisfacer sus necesidades frente a los nuevos intermediarios digitales”.
La irrupción del WorkerTech
En buena parte del planeta, el trabajo ha dado acceso (al menos en las últimas décadas) a una serie de beneficios y derechos. Salario mínimo, acceso a un seguro médico, bajas laborales o compensaciones por accidentes, integración en la Seguridad Social, organización y acción colectiva… ¿Cómo mantenerlos en un mercado laboral desestructurado de trabajadores independientes? Aquí es donde entra en juego el WorkerTech.
“WorkerTech es la oferta de servicios digitales que aprovechan el poder y la comodidad de la tecnología para ofrecer a los trabajadores independientes y flexibles beneficios personalizados a la vez que les facilitan el acceso a sistemas de protección y la defensa de sus derechos”. Así define esta nueva tendencia el informe ‘El mercado laboral digital a debate’.
La digitalización permite abaratar los costes de la mayoría de programas de beneficios. De esta manera, los freelancers y otros trabajadores autónomos pueden pagar por ellos. Al estar integrados en una plataforma, los nuevos trabajadores no solo pueden sufragar ciertos beneficios, sino que tienen otros derechos cubiertos como el de organización, el de protección frente a conflictos o todos los nuevos derechos surgidos de la digitalización (al olvido, a una identidad digital soberana o a la desconexión).
El WorkerTech es, en algunos países como Reino Unido, un nuevo mercado en el que muchas empresas, sobre todo asesorías y aseguradoras, pueden crecer. Plataformas como Organise (servicios de representación colectiva), Zego (seguros personalizados por actividad), Hurdlr (servicios financieros) o Credly (gestión de la reputación y la experiencia) son algunos de los ejemplos de innovación en el sector.
“Este tipo de soluciones llegan por el momento desde dos frentes diferenciados. El primero, startups de nueva creación que apuestan por el desarrollo de productos y servicios de apoyo a trabajadores independientes tanto a nivel individual como colectivo. El segundo, empresas tradicionales (seguros, finanzas, formación, etc.) que han visto una oportunidad y comienzan a adaptar su oferta de servicios a la coyuntura emergente”, concluye el informe.
El WorkerTech representa una solución a medio camino entre la flexibilidad laboral y la protección del trabajador. Es, también, una oportunidad para dejar atrás la fuerte diferencia entre el asalariado altamente protegido y el trabajador autónomo sin apenas derechos. Y se trata, por último, de una vía a explorar para mantener los derechos de los trabajadores en un futuro laboral en el que la irrupción de la IA lo pondrá todo patas arriba.
Imágenes | Malt.es, Unsplash/Brooke Cagle