Si preguntamos por Adolf y Rudolf Dassler, es probable que muchas personas no hayan oído hablar de ellos. Si lo hacemos por la ciudad bávara de Herzogenaurach, quizá tampoco les suene. Sin embargo, en esa localidad se gestó la historia de la ruptura de dos hermanos que terminó en la creación de Adidas y Puma, dos firmas textiles que casi todo el mundo reconoce.
La ruptura traumática de dos socios suele terminar con el fracaso de uno de ellos o de ambos. Es difícil sobreponerse al impacto y encontrar lo que nos falta y que tenía la otra mitad. Sin embargo, el caso de Puma y Adidas nos demuestra que es posible no solamente sobrevivir, sino lanzar una carrera de éxito.
La ruptura de los hermanos Dassler y la creación de Adidas y Puma
Rudolf y Adolf habían creado en 1924 la Gebrüder Dassler Schuhfabrik. En ella comenzaron los primeros diseños y también las colaboraciones con atletas de talla internacional. Entre ellos destaca el celebérrimo Jesse Owens, gran triunfador en los juegos de Berlín de 1936.
Probablemente, las diferencias que habían surgido entre ambos tras la II Guerra Mundial ocasionaron la ruptura de los hermanos Dassler. Desde entonces, terminaron la relación tanto personal como profesional. Rudolf fundó Puma, mientras Adolf creó Adidas.
Tan traumática fue la ruptura que no solamente dividió a dos hermanos, sino a toda una ciudad. En Herzogenaurach, a ambos lados del río Aurach, se formaron dos ciudades paralelas. Los trabajadores de una y otra empresa y sus familias procuraban no cruzar a la otra orilla del río, donde se situaban sus competidores.
¿Qué fue de Puma y Adidas?
En la actualidad, la mayoría de las acciones de Puma (el 86% en abril de 2017) pertenecen a la francesa Kering. En 2016 tuvo unas ventas por encima de los 3.600 millones de euros en más de 120 países del mundo. Su plantilla se elevaba por encima de las 10.000 personas.
Por su parte, Adidas emplea a más de 60.000 personas en más de 160 países. Sus ventas en 2016 se alzaron hasta los 19.000 millones de euros, con más de 850 millones de unidades vendidas.
Apostaron desde el inicio por el diseño
¿Qué tuvo la ruptura de los hermanos Dassler para poder acabar en éxito? El éxito de Puma y Adidas se apoyó sobre varios pilares. Así, por ejemplo, en los años 50, las botas de fútbol de Adidas pesaban alrededor de la mitad que las convencionales. En esa misma época, Puma apuesta por las botas con pernos.
El equipo
Nada de todo esto habría sido posible sin un equipo altamente cualificado y motivado. En el caso de estas dos empresas, ambos hermanos comienzan con un taller artesano que, después, sería dividido. Parece que la competitividad entre las dos plantillas, el deseo de no quedarse atrás, pudo ser un impulso en esos primeros momentos complejos.
El elevado compromiso de los empleados
En ese sentido, los hermanos Dassler lograron un elevado compromiso de sus empleados de esas primeras fábricas de Herzogenaurach, que tuvieron que hacer muchas renuncias. Hoy sabemos que aquellos esfuerzos han tenido éxito y han llevado prosperidad a la localidad, pero entonces sus plantillas mostraron confianza en sendos proyectos por desarrollar.
La capacidad para las relaciones públicas
Desde antes de crearse Adidas y Puma, cuando todavía los Dassler trabajaban juntos, supieron ganarse la confianza de los mejores deportistas. A ellos han ligado su marca y sus signos distintivos.
Sus signos distintivos
Precisamente, la posibilidad de identificar sus símbolos ha sido fundamental. En todo el mundo, el puma y las tres rayas paralelas son sinónimos de calidad. Se vincula un esfuerzo a una marca y ésta a una representación que se fija en la mente de los consumidores.
La innovación
Finalmente, Adidas y Puma han apostado y siguen apostando por la innovación. Por poner dos de los cientos de ejemplos, Adidas lanza zapatillas de impresión 3D gracias al carbón líquido, mientras Puma desarrolla nuevos modelos con mejor agarre de zapatillas sin cordones.
La ruptura entre socios bien compenetrados puede conducir al fracaso. Sin embargo, la historia de Puma y Adidas muestra claramente que eludir el precipicio es posible si los fundamentos son firmes.
Gonzalo García Abad.