Es el comentario más recurrente estos días: “La luz está por las nubes”. Si el ascenso de las cuotas de electricidad se ha convertido en un quebradero de cabeza para los hogares, no lo es menos para las empresas, que se han encontrado un hándicap añadido en una coyuntura que ya era adversa. [hde_related]
Por si esto fuera poco, el repunte de los contagios por la Covid-19 en las últimas semanas ha puesto en jaque la recuperación de sectores como el comercio y la hostelería. El ajuste del consumo energético y los buenos hábitos de ahorro, así como la renovación del equipamiento, configuran una fórmula esencial para garantizar la viabilidad de los negocios.
Optimiza el consumo
La disciplina empieza con la concienciación, tanto de los directores como de los empleados. Comunicar y hacer cumplir unas pautas claras de uso del material y los recursos es imprescindible para erradicar el despilfarro.
La primera norma es que lo que no se esté usando, se apaga. Parece una obviedad, pero no lo es. PCs, impresoras, fotocopiadoras… pueden convertirse en auténticos sumideros de energía -y por ende, de dinero- si no se establecen unas reglas estrictas. En el caso de los equipos informáticos, hay que considerar que, normalmente, su antigüedad influye en el consumo incluso más que la potencia, así que si la empresa no está al último grito en este ámbito, la vigilancia se hace aún más importante.
Según la distribuidora CHC Energía, la media de gasto de un equipo se sitúa en torno a los 200 y los 300 W, dependiendo de la marca, el modelo y los años que tenga. Si tenemos en cuenta que durante el mes de octubre el precio medio de la electricidad en el mercado mayorista ascendió a 204,09 euros por MWh, es fácil inferir la importancia del sencillo gesto de apagar el PC a la hora del almuerzo o al acabar la jornada. En este aspecto, otra buena costumbre es la de configurar el salvapantallas en negro.
En cuanto a la iluminación, en España tenemos la suerte de ser uno de los países con más horas de luz solar de todo el continente europeo. Aprovechar al máximo las ventanas, tragaluces y escaparates no solo es saludable y sostenible, sino que además es una excelente medida de ahorro; especialmente si se combina con los LED, como veremos a continuación.
Invierte en equipamiento
Lo ideal es renovar las instalaciones y el material lo antes posible, de manera que el esfuerzo inversor se traduzca en un ahorro acumulado mayor. El primer filtro que hay que aplicar es el de la eficiencia energética: todos los aparatos electrónicos a nuestro servicio deberían tener la calificación A, que distingue a aquellos dispositivos capaces de reducir el gasto eléctrico en un 55%.
Si en tus locales todavía resisten las bombillas tradicionales, deberías cambiarlas. Disponibles en diferentes formatos y potencias, las luces LED amortizarán su costo prácticamente desde el primer día: no solo son mucho más duraderas (100 veces más que las incandescentes y 10 veces más que las fluorescentes), sino que consumen en torno a un 80 % menos de energía.
Si la actividad de tu compañía exige la iluminación de exteriores, conviene echar un vistazo a la oferta de reguladores de flujo luminoso. Estos dispositivos calibran el gasto eléctrico según el flujo de personas o vehículos, constituyendo además un importante activo en la lucha contra la contaminación lumínica.
Hay otros trucos e ingenios que ayudarán a pulir la factura de la luz (temporizadores, iluminación por áreas funcionales, etc.), pero de nada servirán sin un adecuado y frecuente mantenimiento de las instalaciones eléctricas.
Digitalización
Sí, aquí también tiene sitio la palabra de moda. Te vas a aburrir de escucharla en los ámbitos más insospechados, y este es uno de ellos; la transformación digital es, en esencia, eficiencia y sostenibilidad, es decir, todo de lo que hemos estado hablando hasta ahora.
Si echas cuentas, es muy posible que concluyas que la adquisición de aplicaciones y herramientas basadas en la inteligencia artificial (IA) te permita equilibrar tus balances a través del ahorro energético. El futuro ya está aquí y las propias compañías eléctricas tienen disponibles soluciones que alinean parámetros como el consumo, los horarios e incluso las predicciones meteorológicas para ayudar al usuario a disminuir su factura.
La nube, por su parte, puede dar un respiro a tus equipos informáticos para que dejen de cebar tu factura eléctrica. Según un estudio de Telefónica Tech, la división de soluciones de la operadora, una pyme podría tener un ahorro de energía de entre el 60% y 70% con tan solo migrar sus aplicaciones a la nube. Los centros de datos disponen de un hardware más eficiente, además de herramientas de visualización que incrementarán el rendimiento de tus redes a un menor coste. Y están ahí, esperando a acelerar tu servicio de correo electrónico y tu CRM.
También puedes encontrar un aliado en el Internet de las cosas (IoT): busca hueco en tu presupuesto para dispositivos inteligentes, capaces de autorregular su consumo y optimizarlo con base a los tramos horarios más amables. Impresoras, fotocopiadoras, electrodomésticos, smartphones y, naturalmente, PCs sabrán cuándo activar el modo ahorro, cuándo ponerse en stand off y cuándo apagarse, para tranquilidad tuya y de tu plantilla.
Autoconsumo
Hablar de autoconsumo en empresas es hablar de placas solares, es decir, de inversión. Aunque son tiempos de ‘vacas flacas’ y desembolsar 6000 euros por una instalación decente puede descuadrar tus cuentas, el retorno es incuestionable: hasta un 50% de reducción en la factura. Haz cuantas batidas sean necesarias en las administraciones estatal, autonómica y local en busca de subvenciones y ayudas para financiar el proyecto.
Por José Sánchez Mendoza
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