Tres compañías españolas figuran entre las cinco primeras que más han crecido en Europa en los últimos años, según el ránking Europe’s Fastest Growing Companies 2018, elaborado por el rotativo económico Financial Times. Una de ellas es Alainsa, cuya tasa de crecimiento absoluto en el periodo 2013-2016 superó el 9.000% y fue del 351% en términos anuales.
El caso de esta compañía catalana -que realiza instalaciones integrales en los sectores terciario e industrial, es decir, dota de todos los servicios a edificios públicos y privados (electricidad, climatización, fontanería, seguridad, contraincendios…)- llama especialmente la atención.
Nacida hace 40 años en l’Hospitalet de Llobregat (Barcelona), ha sabido reinventarse tras el boom olímpico y la reciente crisis económica, y ahora tiene planes de expansión nacionales e internacionales. [hde_related]
Renacer una y otra vez
Alainsa, tal como la conocemos hoy, surgió en 2013, pero se trata de una empresa familiar que comenzó a realizar instalaciones en 1978 como Grupo Camunsa, que fundó el técnico de obra Diego Ramos, actual presidente de Alainsa, junto con otro socio.
En esta primera etapa, la marcha del negocio no pudo ir mejor y en su punto álgido llegó a tener 1.000 trabajadores y una facturación de 20.000 millones de pesetas (120 millones de euros) al año, según cuenta el diario económico Cinco Días. El empujón definitivo para convertirse en una empresa grande fueron los Juegos Olímpicos de Barcelona de 1992, debido a la gran demanda que había en el mundo de la construcción.
“Pero después de las Olimpiadas hubo que acomodarse, todo bajó, ya no era lo mismo”, cuenta Carlos Ramos, director comercial de Alainsa y uno de sus socios actuales, al citado diario.
Hubo que repensar el negocio y buscar nuevos horizontes. Unos años después, aprovechando el boom inmobiliario de principios de la década de los 2000, la empresa volvió a recuperar fuerzas. “De 2003 a 2009 Camunsa se dedicó al sector inmobiliario puro y duro, y a gestionar patrimonio”. Sin embargo, la crisis económica que comenzó en 2008 volvió a golpearla de nuevo.
En 2013, sus responsables decidieron “volver a los orígenes”, lo que supuso retomar la realización de forma integral de todo tipo de instalaciones industriales y en edificios terciarios, y refundar la empresa con el nombre de Álamo Industrial, la actual Alainsa.
La organización volvió a empezar prácticamente de cero y se replegó a Cataluña, tras haber trabajado en obras de Madrid, Valencia o Sevilla. Y todo volvió a despegar.
“El primer año, 2014, la sociedad facturó 2 millones de euros, el siguiente fueron 5, en 2016 se llegó a los 10 y en 2017 facturamos ya 17 millones”, precisa el director comercial de este caso de éxito empresarial que cuenta en la actualidad con 40 trabajadores en plantilla.
Con el cliente desde el inicio hasta la puesta en marcha de las instalaciones
La sede central de Alainsa está en l’Hospitalet de Llobregat y desde ahí cubre todo el territorio catalán, aunque su mercado más importante es Barcelona y su área metropolitana, según declaraciones de Ramos al periódico La Vanguardia.
Alainsa no solo realiza instalaciones integrales, sino que abarca toda una cadena de acciones que van desde la consultoría y el diseño hasta la implementación de dichas instalaciones, su mantenimiento y gestión. “Normalmente, el proyecto nos llega cerrado ya por la ingeniería a la que ha recurrido el cliente, de modo que nos ocupamos de ejecutarlo. No obstante, nuestro personal posee los conocimientos técnicos y el perfil adecuado para, una vez a pie de obra, buscar las mejores soluciones tanto para el cliente como para nosotros. Esto forma parte de la voluntad de Alainsa de acompañar al cliente desde el inicio hasta la puesta en marcha de las instalaciones”, subraya Ramos.
Obras destacadas y planes de expansión
Esta empresa se encarga de todo tipo de edificios, como parques públicos, bibliotecas, mercados municipales, hoteles y polideportivos. Tres de sus obras más recientes y destacadas son el centro logístico de Amazon en El Prat de Llobregat, de 220.000 m²; las instalaciones del Mercat de Sant Antoni de Barcelona –un proyecto de casi dos años– y el nuevo Campus Administrativo de la Generalitat de Catalunya, con cerca de 60.000 m² de oficinas.
Ante su buena cuenta de resultados, la empresa pretende para este 2018 “consolidar la estructura de la empresa tras el crecimiento de los últimos años”, de acuerdo con Ramos. E iniciar su expansión nacional e internacional. “En España vamos teniendo clientes fuera de Cataluña y estamos ofertando porque queremos trabajar en el mercado nacional ante todo”, dice. En cuanto a su salto internacional, Alainsa ya está haciendo gestiones en el extranjero. “A medio plazo queremos comenzar a ofrecer nuestros servicios también fuera de España. Tenemos la experiencia, los conocimientos y la competitividad para lograrlo”.
Imágenes | Alainsa