Del cambio climático a las criptomonedas: así será España en 2030

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En 1995 el burgalés Jesús Pérez se convirtió en la primera persona en nuestro país en hacer un pedido a través de Amazon. Compró el libro ‘El mundo en 2020: poder, cultura y prosperidad’, del escritor y periodista británico Hamish McRae. Pérez adquirió la obra en el curso de una investigación que estaba realizando para la publicación de un libro y tras comprobar que solo en la web de la empresa estadounidense podía hacerse con un ejemplar. [hde_related]

Ahora, casi tres décadas después, los caminos de McRae y Pérez se han vuelto a cruzar, pues la compañía ha reunido a ambos para escribir el prólogo y el epílogo, respectivamente, de ‘España en 2030’. Un libro con el que Amazon ha querido celebrar su décimo aniversario en España y que, en un ejercicio similar al que hizo McRae a principios de los 90, compila las proyecciones de 10 especialistas en diferentes áreas sobre cómo será nuestro país con el horizonte temporal de 2030.

Declive de Europa

En el prólogo, que se encuentra disponible de forma gratuita en Kindle, la plataforma de libros electrónicos de Amazon, McRae expone los muchos retos a los que se enfrenta hoy la humanidad y que marcarán el futuro. Destaca especialmente dos: la geopolítica y el medioambiente.

Respecto al primero, con el progreso actual, augura que China y la India acabarán siendo las mayores economías del mundo. Mención especial merece Europa, que «se enfrenta a la dificultad de aceptar que su participación en la producción mundial se está reduciendo y que, en consecuencia, su influencia seguirá disminuyendo«.

En cuanto al medioambiente, el comentarista económico considera que el «gran desasosiego actual» es el cambio climático, un «problema enorme, gigantesco, holístico, interconectado y existencial«. Tanto es así, que «las preocupaciones medioambientales ya han empezado a cambiar nuestra vida cotidiana, como el cambio a los coches eléctricos, y habrá muchos más cambios a lo largo de esta década y más allá».

Las criptomonedas, muy lejos de una inversión ‘friki’

En un plano puramente económico, el periodista Carlos Manso vislumbra un futuro en el que «todo estará conectado» y será «mucho más rápido e instantáneo«, donde las operadoras de telecomunicaciones serán «auténticas centrales de servicios» y las sucursales bancarias estarán «principalmente enfocadas al asesoramiento y a los servicios financieros». El dinero físico será muy minoritario y las criptomonedas ya no serán, ni mucho menos, «la inversión ‘friki’ que algunos piensan. Y es que gozarán de gran aceptación internacional, aunque se hayan tenido que someter a cierta supervisión de los bancos centrales.

En el caso concreto de España, el turismo seguirá siendo uno de los principales motores económicos, junto al sector agroalimentario -con la tecnología ya indisociable del día a día de las explotaciones agrícolas y ganaderas-, y, en mucha menor medida, la construcción. De cualquier modo, «la industria tendrá un peso importante a pesar de los cierres y la ausencia de política industrial», porque un cambio de modelo productivo es cuestión de tiempo, con los nuevos fondos europeos como buen abono para ello.

La tecnología, pilar de la nueva pedagogía

En el capítulo ‘La educación es encender una llama, no llenar un recipiente’, la periodista especializada en educación Noelia García señala que la pandemia ha mostrado a los políticos que «la educación necesita una renovación completa para preparar a los estudiantes a forjar sus propios caminos con adaptabilidad, creatividad y propósito». 

Así, «en el nuevo contexto económico, social y tecnológico en el que nos encontramos requiere líderes digitales capaces de comprender y provocar el cambio que necesita la sociedad«. En él, la «realidad virtual y aumentada, el big data, el aprendizaje móvil, el blockchain, la inteligencia artificial y el aprendizaje personalizado son los pilares de la nueva pedagogía».

Innovación que genera valor económico y social

A juicio de Lucila Ballarino, directora general de Womenalia, la revolución tecnológica que estamos viviendo generará un gran valor tanto a nivel económico como social y nos movilizará para resolver problemas globales que ahora no parecen tener remedio. «Veremos soluciones cada vez más disruptivas y originales que busquen resolver problemas complejos derivados de la emergencia climática, las enfermedades crónicas, las desigualdades y el desarrollo social y económico en general», augura en el capítulo dedicado a la innovación

Una socialización distanciada frente a una intimidad monitorizada

Mientras que para el divulgador sobre digitalización y ciberseguridad Eugenio Mallol asistiremos a una creciente incapacidad para distinguir verdad de ficción, lo real de lo irreal, lo natural de lo artificial, e incluso la esfera privada de la pública. En esta línea, sostiene que «una de las paradojas del nuevo mundo será que viviremos una socialización cada vez más distanciada y una intimidad cada vez más monitorizada«.

Otro de los aspectos que definirá nuestra vida dentro de una década es que «las grandes corporaciones globales han adelantado en muchos ámbitos a los Estados en la carrera tecnológica y disponen no sólo de herramientas y conocimiento más avanzados, sino que ocupan también territorios conquistados de los que no será fácil conseguir que se apeen debido a la falta de instrumentos legales para ello». Son numerosos los ejemplos. «Estados Unidos trabaja en una revisión de la Ley de Monopolio para frenar el omnímodo poder de las grandes redes sociales que han ido expandiéndose sin barreras porque, con la legislación vigente, no se puede acusar de monopolio a quien ofrece sus servicios gratuitamente».

El siglo de las mujeres

Pero si por algo se caracterizará el siglo XXI será por ser el siglo de las mujeres, en opinión de la especialista en temas de mujer y género María Pardo de Santayana, con el año 2030 –cuando se deben alcanzar los ODS de la ONU– como punto de inflexión. Por demografía: habrá más mujeres que hombres en el mundo -su esperanza de vida es superior a la de los hombres-, y «los grupos hasta ahora considerados minoritarios alcanzarán el estatus de mayoría, por lo que la situación actual de privilegio del hombre heterosexual de raza blanca se verá mermada». Por formación: las mujeres superan a los hombres en graduaciones en todos los niveles educativos. Y por riqueza: para 2030 se estima que más de la mitad de la riqueza global esté en manos de mujeres.

No hay un ‘yo’ aislado; siempre en relación con el ‘otro’

En el epílogo escrito por Pérez, este señala que hacer una prospección sobre el futuro es siempre algo positivo que puede ayudar a paliar los problemas previstos. En este sentido, cree que «los humanos nos parecemos a esa rana a la que en un experimento echan a una olla llena de agua: si el agua hierve antes de echarla, la rana saltará en cuanto entre en contacto con ella; si la echamos en frío y el agua se va calentando poco a poco, acabará cocida. Nuestro medio de vida hoy es una olla de agua cada vez más caliente y nuestro destino, si no lo remediamos, será morir dentro de ella», afirma. 

Por eso, espera que, más allá de las bondades de los avances y la tecnología, logremos evitarlo dándonos cuenta de que «lo que nos salva como humanos es nuestra capacidad para trabajar en equipo«. «Creo que solo ayudándonos unos a otros -y esto es algo que se debe fomentar, se debe enseñar- podremos dar empleo a nuestros jóvenes, superar divisiones territoriales y hacer una sociedad más comprometida con el medio ambiente, con los mayores y con quienes carecen de recursos. Espero que nos demos cuenta de cuánto nos necesitamos unos a otros, de cuánto nos beneficiamos sumando todos”.

Imágenes: Benjamin Davies (Unsplash)  | Christiann Koepke (Unsplash) | Nathan Dumlao (Unsplash)

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