Empresarios que revolucionaron los negocios y la sociedad: Bill Gates

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William Henry Gates III, más conocido como Bill Gates, es el cofundador de Microsoft y uno de los mayores filántropos de la historia. Su inmensa fortuna procede del éxito de Windows, el sistema operativo para ordenadores personales más utilizado en el mundo, con el que introdujo la informática en la vida cotidiana de las personas y contribuyó a la escalada tecnológica que vendría después. Fuera de la junta directiva de Microsoft desde 2020, está centrado completamente en la Fundación Bill y Melinda Gates, desde la que destina miles de millones de dólares para cambiar el mundo o, en la jerga propia de los programadores, para «optimizarlo».

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William Henry Gates III nació el 28 de octubre de 1955 en Seattle (Washington). De familia acomodada -su padre era un abogado de renombre y su madre empresaria-, cursó la educación secundaria en la escuela de élite de Lakeside, en su ciudad natal. En 1968 el centro ya contaba con una computadora, lo que permitió a un jovencísimo Gates tomar contacto con la informática y aficionarse a ella. Fue en Lakeside donde conoció a Paul Allen, también de Seattle y dos años mayor, con quien compartía la pasión por la programación, incursionaría en el mundo de la informática y con el que más tarde fundaría Microsoft.  

Tal como recordaba el propio Gates con motivo de la muerte de Allen, a finales de 1974 él y su amigo vivían en Boston. Gates iba a la Universidad de Harvard y Allen trabajaba. «Un día vino y me llamó insistente, diciéndome que fuera a ver la prensa en un puesto de periódicos cercano. Cuando llegamos, me enseñó la portada de la edición de enero de ‘Popular Electronics’. Mostraba un nuevo ordenador llamado Altair 8800, que funcionaba con un nuevo y poderoso chip. Paul me miró y dijo: ‘¡Esto está sucediendo sin nosotros!”. Ese momento marcó el comienzo de Microsoft.

Convencidos de que la informática personal era el futuro cuando aún se dependía de la máquina de escribir, se pusieron en contacto con MITS, la empresa artífice de esa primera computadora, y le propusieron crear una versión de lenguaje BASIC para dicho ordenador. El presidente, Ed Roberts, pidió a los chicos una demostración y estos aceptaron el reto. Pasaron los dos meses siguientes realizando el software en un laboratorio de computación de la Universidad de Harvard. Allen viajó luego a Albuquerque, en Nuevo México, sede de MITS, para probar su desarrollo, que salió a la perfección. Fue entonces cuando MITS contrató sus servicios y Gates, para consternación de sus padres, dejó Harvard para ir con él. 

A mediados de los 70, con Gates con apenas 20 años y Allen 22, nacía en Albuquerque la pequeña empresa Micro-Soft (ahora ya sin guion), resultado de la combinación de dos palabras: microordenador y software

De esta época data una de las imágenes más famosas de Gates, la de su detención un 13 de diciembre de 1977, cuando con 22 años y llevado por la emoción de tener su primer Porsche y su gusto por la velocidad, se saltó un semáforo en rojo en Albuquerque y, por si fuera poco, sin permiso de conducir. Aunque no sería la única vez que Gates tendría que vérselas con las autoridades por exceso de velocidad.

Tras establecer la primera oficina de ventas en el extranjero, en Japón en 1978, Microsoft se mudó de Albuquerque a Bellevue, en Washington, al este de Seattle. Habría que esperar, no obstante, a 1981 para que empezara a hacer historia.

En la década de los 80 el desafío era producir hardware cada vez más pequeño, lo que logró Steve Jobs con su computadora personal Apple II. Sin embargo, Jobs cometió el error de dar a conocer a otras empresas las especificaciones exactas para la confección de la máquina, y así fue como IBM copió y adaptó la arquitectura abierta del invento de la firma de la manzana.

Esto le permitió lanzar en 1981 su primer PC con un sistema operativo de Microsoft, el MS-DOS. Poco antes, y gracias a la madre de Gates, que formaba parte de la junta directiva de IBM, este pudo reunirse con el director de la compañía en aquel momento, Frank T. Cary. El joven convenció a Cary de que Microsoft podría desarrollar el software que operaría en sus próximas computadoras personales, aun cuando no era verdad. Para no perder el negocio, Gates se apresuró a comprar, a muy bajo precio, el sistema operativo QDOS al joven programador Tim Paterson, que adaptó a los PC de IBM y lo renombró como MS-DOS (Microsoft DOS). 

La multinacional también cometió errores, en este caso en el uso de la patente, pues aunque lo había encargado, el MS-DOS no era de su propiedad: había cedido los derechos de venta a Microsoft, lo que hizo que, a partir de ese momento, la expansión de la compañía de Gates fuera espectacular. 

El MS-DOS, sin embargo, era un entorno poco amigable, y en 1985 Microsoft lanzó Windows, con muchas similitudes con el sistema Macintosh, lo que valió a Gates acusaciones de plagio por parte de la propia Apple, que finalmente no prosperaron en los tribunales. 

Microsoft fue muy bien recibido por los usuarios y, con su generalización y la de sus sucesivas versiones, la compañía de Gates pasó a ejercer en los años siguientes un virtual monopolio del mercado de software mundial.  

Aunque sus detractores acusan a Gates de falta de verdadera creatividad y dudosas políticas empresariales, como prácticas monopolísticas y de absorción de la competencia y del talento a golpe de talonario, no se le puede negar que contribuyó de forma clave a cambiar la forma en la que las personas interactuaban con las máquinas a finales del siglo XX, anticipando la revolución tecnológica que vendría después.

Durante años figura muy discutida, hoy su faceta de filántropo, que inició en 2000 con la creación de la Fundación Bill y Melinda Gates, junto a su esposa, con la que tiene tres hijos, despierta más bien admiración. Desde esta organización, Gates, que en 2008 dejó el cargo de presidente ejecutivo de Microsoft y en 2020 su junta directiva, destina parte de su inmensa fortuna -es uno de los hombres más ricos del planeta- a construir un mundo equitativo y sostenible. Tratando, por ejemplo, de erradicar la polio, que ningún niño muera de diarrea, frenar el cambio climático o conseguir que las vacunas contra el coronavirus lleguen a los países más pobres. 

A juicio de este referente empresarial, filántropo y visionario –son ya famosas algunas de sus predicciones cumplidas-, el mundo es un enorme conjunto de sistemas operativos que necesitan depurarse, tal como él mismo declaró a la revista ‘Rolling Stone’. Sus errores de código siempre se pueden corregir si se cuentan con las herramientas y habilidades adecuadas. Ya sea Windows, la pobreza, la educación o el calentamiento global, reprogramar estos sistemas es la idea motriz que guía su acción.

Imágenes: Kuhlmann /MSC | Wikimedia Commons/Kjetil Ree

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