Durante casi todo el año 2022 hubo runrún de crisis económica. Por suerte, no llegó a materializarse. La subida de la inflación y la respuesta de los bancos centrales en forma de subida de tipos de interés estiraron una cuerda, ya bastante tensa de por sí, con la incertidumbre global, la guerra en Ucrania y los problemas de suministro. Sin embargo, las predicciones económicas más catastrofistas no se están cumpliendo. Por lo menos, hasta la fecha.
La recesión, por el momento, se aleja. Aunque la palabra ‘incertidumbre’ sigue estando omnipresente en los informes de los organismos internacionales, como la Comisión Europea, el FMI y la OCDE. Además, ya casi todo el mundo da por hecho que en España la economía bajará su ritmo de crecimiento en 2023.
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Un informe del Banco de España de mediados de noviembre adelantaba que la economía nacional crecería un 4,5 % en 2022, y que este año ese ritmo de avance caerá hasta el 1,4 %. Para recuperarse otra vez en 2024, con un alza del Producto Interior Bruto (PIB) del 2,9 %. Otra muestra de que llega un parón: un mercado tan revolucionado como el de la vivienda también está a punto de entrar en una fase anodina.
En este escenario la pregunta es: ¿qué deben hacer las empresas para pasar de la mejor forma por esta travesía del desierto? Aquí van una lista de buenos propósitos para 2023 a nivel empresarial.
Acelerar la transformación digital
La pandemia de la COVID-19 dejó claro a las empresas que su viabilidad futura pasa por apostar por la digitalización de sus procesos e invertir en tecnologías transformadoras. Como la inteligencia artificial (IA), el internet de las cosas (IoT), la computación en la nube y el 5G, entre otras. Además, las empresas españolas todavía tienen pendientes retos que las compañías del entorno europeo han superado, como la adopción del comercio electrónico.
En 2023 las empresas de este país contarán con las ayudas de los fondos europeos para financiar en parte esta transformación. El programa Kit Digital, por ejemplo, está dotado con algo más de 3000 millones de euros, y solo una parte muy pequeña de esta cantidad ya ha sido otorgada.
Asegurar cadena de suministro
Desde que se desató la pandemia, las cadenas de suministro están viviendo tensiones que están añadiendo incertidumbre a la operativa de muchas compañías. Los precios de las materias primas son más volátiles que antes. Y la subida de los costes logísticos debido al encarecimiento de la energía tensan aún más la cuerda.
En este escenario, es clave que las empresas hagan un mapa de toda su cadena de suministro y de las relaciones con todos sus proveedores. Apostar por la autosuficiencia y por proveedores alternativos y de proximidad puede ser una buena solución en muchos casos.
Reducir el impacto de la inflación
Otro de los buenos propósitos para 2023 tiene que ver con los precios. La inflación ha caído en España de los máximos del pasado julio, del 10,8 %, a un nivel cercano al 7 %. Y los expertos auguran que no volverá a subir en 2023 como lo hizo el último verano. En cualquier caso, el índice de precios seguirá siendo un tema a tener en cuenta por las empresas en los meses que vienen.
Para minimizar los efectos negativos de este factor, las empresas tendrán que reducir el periodo de cobro a los clientes, elaborar políticas salariales que impliquen beneficios para el empleado sin tener que subir los sueldos (o apostar por retribuciones flexibles) y reducir la cartera de productos y servicios para dar prioridad a los que más alto margen tienen.
La sostenibilidad es obligatoria
El cambio climático ha dejado de ser un tema de discusión entre científicos y ya se ha instalado en la agenda de políticos y empresarios, y también en el debate público. En 2023 las empresas deberán empezar a medir la huella de carbono que tienen sus operaciones. Y también tendrán que elaborar un plan con objetivos y plazos concretos para reducir su impacto negativo en el medio ambiente. Las grandes corporaciones tendrán que adaptarse a los criterios ESG (siglas de environmental, social y governance), que piden a las compañías no solo mitigar los efectos nocivos de su actividad, sino ser beneficiosas para el entorno. Por ejemplo, luchando contra la deforestación, consumiendo energías renovables y eliminando emisiones de CO₂. Los inversores tendrán muy en cuenta este compromiso con la sostenibilidad del planeta.
De la omnicanalidad al metaverso
Los productos cada vez más se convierten en experiencias. Y las propias empresas deben ofrecer una experiencia, una visión de la vida, más que un producto. En 2023, las compañías deberán seguir profundizando en conceptos como el metaverso y en tecnologías como realidad virtual e inmersiva si quieren seguir seduciendo. Las tiendas de ropa y de complementos que solo permitan al potencial cliente navegar por un aburrido catálogo online de prendas no tendrán mucho que hacer. Se imponen los probadores virtuales en los que entraremos transformados en un avatar. Además, las empresas, sobre todo del retail, deberán ofrecer una experiencia omnicanal que permita al usuario comprar en internet y recoger en tienda o viceversa.
A por un talento escaso
Cuidar la contratación de personal es el último de los buenos propósitos para 2023 que destacamos. Fenómenos como la ‘gran dimisión’ y la ‘renuncia silenciosa’, unidos al envejecimiento de la población, están haciendo muy complicado a las empresas occidentales y españolas captar profesionales. El talento, a pesar de los elevados niveles de desempleo de este país, es un bien escaso en muchos sectores. Y la lucha por llevarse a los mejores profesionales será, en algunos casos, encarnizada. En un momento en que los empleados han repensado sus prioridades vitales y quieren trabajar para vivir, y no vivir para trabajar, las empresas deberán esforzarse por ofrecer carreras atractivas, flexibilidad para hacer teletrabajo y trabajo híbrido, y un entorno laboral atractivo.