¿Te has planteado cambiar radicalmente de sector?

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Trabajar durante toda nuestra carrera profesional en el mismo puesto laboral será cada vez menos frecuente.

No solo porque el puesto en cuestión podría desaparecer tal y como dicen las estadísticas. También porque surgen nuevos trabajos y porque merece la pena innovar a lo largo de nuestra carrera.

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Los informes de vida laboral están cada vez más fraccionados y la generación Z cambia de trabajo mucho más rápido que los millenials, con quienes se llevan unos años. ¿Cuánto tiempo debemos permanecer en el mismo puesto de trabajo? ¿Podemos cambiar radicalmente de sector?

¿Cuánto tiempo me quedo en el mismo puesto?

Aunque determinar cuánto es el tiempo máximo que resulta recomendable estar en el mismo empleo resulta inabarcable, podemos acudir a los expertos en recursos humanos para hacernos una idea de qué se ve desde su departamento.

Claire McCartney, codirectora del CIPD (Instituto Colegiado de Personal y Desarrollo de Reino Unido), asegura que no hay un momento concreto a partir del cual dar el salto a la siguiente aventura laboral. Avanzado esto, marca la línea inferior de tres meses. Antes no es recomendable irse, salvo circunstancias de fuerza mayor o que el proyecto en cuestión requiera menos tiempo. El límite superior lo marcan plazos de tres a siete años.

Después de este tiempo, y según el puesto y sector laboral, podría dar la impresión de que no estamos preparados para hacer algo diferente. La flexibilidad profesional es un factor demandado.

Job-hopping, cuando lo normal es cambiar de trabajo

Hace 50 años uno se sacaba una carrera y trabajaba toda su vida de ello. A menudo en el mismo puesto. Los ascensos entonces se realizaban en vertical a lo largo de la jerarquía de la empresa.

Hoy el 80% de los jóvenes de la generación Z (por debajo de 24 años) no tiene intención de ascender así. Los motivos son obvios: un 1% o 3% de aumento salarial en vertical y un 15% si el cambio es ‘lateral’. Además, para cada cambio de trabajo consideran cambiar de tipo de trabajo o directamente de sector.

[hde_summary] El 20% de la generación Z, con menos de 24 años, ya había cambiado cuatro veces de trabajo [/hde_summary]

Un estudio elaborado por LinkedIn en 2018 mostró que “más del 40% de los profesionales están interesados en dar un giro a su carrera, ya sea para cambiar de sector (50%) como para desarrollar una función diferente (60%)”.

Debido a estos saltos laborales, el término job-hopping se ha popularizado para la generación Z. El 20% de esta generación, de menos de 24 años cuando se realizó el estudio, ya había cambiado cuatro veces de trabajo en su carrera.

Es muchísimo más que los dos cambios por década que caracteriza a la generación baby boomer, la de sus padres. Hoy esta última generación, y otras que les precedieron, se plantea volver a estudiar para regresar al mercado laboral.

Cambiar buscando la demanda del mercado

Tanto si estamos en la generación de los baby boomers, los millennials o la Z, es probable que busquemos las claves para cambiar radicalmente de sector. Aunque a priori no es sencillo, una estrategia interesante puede ser la de “perseguir” la demanda.

Cada cierto tiempo portales como Universia, LinkedIn o Infojobs hacen uso de enorme volumen de datos para mostrar qué buscan las empresas. Algunas de las habilidades personales más demandadas son:

Con respecto a las “habilidades duras”, aquellas que más difícil resulta implementar a nuestra carta curricular, la gran demanda está en:

Frente a las nuevas demandas del mercado laboral, como nuevos idiomas o una adaptación más rápida al uso de la tecnología, también tenemos la posibilidad de estudiar. Por ejemplo, mediante MOOCs, la lectura de publicaciones especializadas o el estudio universitario a distancia.

Los trabajadores no hemos tenido nunca antes tantas oportunidades a la hora de renovar nuestras destrezas. Además, hay déficit de profesionales cualificados en todos los sectores tecnológicos, por lo que hay mucha demanda que cubrir.

Los sectores se enriquecen con “personal externo”

En los últimos años se ha buscado con más intensidad una fuerza de trabajo multidisciplinar. Equipos más heterogéneos obtienen resultados más innovadores debido a que el número de puntos de vista aumenta.

Como ejemplo, podemos pensar en cómo los equipos de programadores incluyen cada vez más matemáticos y filósofos a sus carteras. Las máquinas necesitan un marco ético y, por tanto, también profesionales que sepan trasladar conceptos como la moralidad a los algoritmos.

Todo esto implica que la valoración de nuestras respectivas habilidades podría ser mucho mayor en un sector diferente que en el que llevamos operando años. Un factor más a tener en cuenta si consideramos migrar.

Imágenes | iStock/GaudiLab, iStock/Sheikoevgeniya

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