La denominación Chief Operating Officer (en adelante, COO) pertenece al ‘ejército’ de anglicismos que, poco a poco, se han ido adueñando del léxico laboral. Su traducción más fidedigna es ‘director de operaciones’ o ‘jefe de operaciones’. En las siguientes líneas intentaremos hacer una aproximación a la naturaleza y funciones de este cargo dentro del organigrama de una empresa.
Qué es un Chief Operating Officer o jefe de operaciones
Al igual que el resto de denominaciones empresariales presididas por la palabra chief (‘jefe’ en inglés), COO designa a un cargo directivo con mando en plaza sobre un determinado campo dentro de la compañía. En concreto, es el máximo responsable de las actividades diarias de la entidad.
Esta definición engloba el enorme alcance de sus funciones, pero resulta muy vaga. El motivo es que es un cargo muy versátil cuya labor varía dependiendo de la empresa y el sector en el que opere. Como se ha dicho, el control y coordinación del proceso productivo recae sobre su espalda, por lo que los conocimientos específicos sobre el ramo de actividad de la compañía tienen que ser el núcleo de su formación profesional.
La meta última que persigue quien ostente este cargo es encontrar el modelo productivo que optimice los recursos al máximo y propulse la rentabilidad. Por consiguiente, Carlos Crespo, el COO de Inditex, tiene un bagaje de conocimientos y una titulación diferente respecto a su homólogo en Hyundai, José Muñoz.
Como vigilante de la eficiencia de los procesos, las atribuciones comunes a todo COO se distribuyen en tres áreas:
- Finanzas: apoyado en sus subalternos del departamento correspondiente, lleva a cabo el control de los gastos y la supervisión de los resultados económicos.
- Logística: en sintonía con compras, verifica las adquisiciones de material, equipo y suministros.
- Recursos humanos: también tiene funciones en esta área, con cuyos responsables se ocupa de velar por un entorno laboral sano y productivo. Si es necesario, puede tomar decisiones relacionadas con la reasignación de puestos y distribución de tareas, entre otros aspectos.
¿Ante quién responde el COO?
Su posición dentro de la estructura jerárquica de la organización es muy cercana a la cúspide. El COO tiene la última palabra sobre las operaciones realizadas y es la cara visible del rendimiento de las mismas, antes de que estas sean reportadas al Chief Executive Officer (CEO), es decir, al consejero delegado.
La relación entre el COO y el CEO es la columna vertebral de un proyecto exitoso. Además de que este delega en aquel muchas de las tareas de índole técnica, el COO ejerce de ‘puente’ entre el consejero delegado y los mandos de área. Lo que lo convierte en el vehículo transmisor de las órdenes estratégicas de la gerencia. Esta atribución acentúa aún más su condición de figura imprescindible para la coordinación transversal (entre departamentos) y vertical (con la cúpula de la empresa).
Tipos de COO
Este puesto, insistimos, se caracteriza por su flexibilidad y adaptabilidad. Las responsabilidades de un director operativo, al ser tan multifacéticas, varían de forma paralela a factores como el sector, el tamaño, la idiosincrasia y los objetivos de la compañía. Incluso dentro de un mismo proyecto, sus atribuciones evolucionarán.
A continuación, describiremos las variaciones más comunes que presenta esta figura, según las características y necesidades de la empresa:
- El ejecutivo: centrado en la implementación de las estrategias diseñadas por la cúpula empresarial y en la consecución de resultados a corto plazo.
- El agente de cambio: se espera de él que asuma un rol proactivo en un cambio de rumbo proyectado para la empresa, orientando las operaciones a una evolución en los métodos de producción o a un plan de expansión acelerado.
- El mentor: asume un rol de ‘maestro’ o ‘preceptor’ y ejerce de guía y consultor de los equipos de trabajo o de un consejero delegado joven.
- El ‘cortejado’: directivo de gran talento y potencial que es elevado al rango de COO para evitar su fuga a la competencia.
- La ‘mano derecha’: director de operaciones de métodos y cualidades opuestas a las del CEO, al cual complementa.
- El ‘segundo CEO’: otra versión del consejero delegado, con más experiencia o capacidad para la comunicación directa con los equipos de trabajo.
- El discípulo: el puesto de COO no es sino un cargo transitorio pensado para que la persona designada aprenda del actual CEO, al que sustituirá en el futuro.
¿Qué se necesita para ser Chief Operating Officer?
El COO trabaja sobre el terreno, mano a mano con los diferentes departamentos, así que es imprescindible que tenga una sólida formación técnica, lo que llamamos hard skills. No obstante, al tratarse de un cargo tan versátil, la adaptabilidad y las habilidades sociales también tienen un enorme peso.
- Conocimientos específicos. No se pueden dirigir las operaciones sin tener un alto nivel de competencia en las mismas y el entorno en el que se realizan. Por consiguiente, la titulación y la experiencia del COO deberían estar en consonancia con el sector de la empresa y el producto que ofrece.
- Capacidad analítica. El director de operaciones tiene que ser capaz de hacer una lectura precisa de las necesidades del proceso productivo y las herramientas y plazos necesarios para llevarlo a cabo.
- Rapidez y audacia en la toma de decisiones. La consecuencia directa de la atribución descrita en el punto anterior. Hecho el análisis, hay que aplicar medidas prontas y claras en el ámbito financiero, logístico y laboral.
- Habilidades organizativas y comunicativas. Como ya se ha dicho, el COO es la línea de conexión entre los equipos de trabajo y entre estos y la gerencia.
- Liderazgo. Un Chief Executive Officer es, al fin y al cabo, un alto cargo. O, lo que es lo mismo, un jefe. Y con el siglo XXI ya bien entrado, las virtudes del buen jefe son de público conocimiento: proactividad, empatía, transparencia, capacidad de diálogo y olfato para el talento.
Por José Sánchez Mendoza
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