Clúster o ‘hub’ empresarial: conformar uno no es sencillo, pero merece la pena

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Cuando una empresa llega a un lugar donde ya hay más empresas, obtiene beneficios inesperados en forma de ‘sinergia’. Los clústeres o hubs empresariales ofrecen tanto a autónomos como a pymes Y grandes empresas herramientas que no pueden obtener en ningún otro lugar, como redes de proveedores o una alta concentración de personal cualificado para el sector.

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¿Qué es un clúster o hub empresarial?

Relacionado con la industria en un principio, un clúster es un espacio donde muchas empresas de un mismo sector comparten territorio y donde se dan ‘actividades de aglomeración’. Estas suelen generar, a su vez, economías de aglomeración que se nutren de la concentración de empresas, lo que da a todas las presentes y las que llegan beneficios adicionales.

Los clústeres han sido imprescindibles en el desarrollo tecnológico y en las distintas versiones de las revoluciones industriales. Sin ellos, resulta poco probable crear ‘economías de escala’ o ‘efectos de red’, que serán explicados más adelante, así como innovación e incluso nuevas profesiones que solo aparecen cuando hay mucha densidad de profesionales de un área determinada. Esto se percibe aún mejor con los hubs tecnológicos.

Aunque clúster y hub refieren al mismo concepto (empresas del sector agrupadas territorialmente), hub suele usarse para el ámbito de alta tecnología. Este también se beneficia, sobre todo en industria, del efecto clúster. Sin embargo, el concepto de hub a menudo incluye las nuevas relaciones y sinergias aparecidas incluso dentro de un mismo edificio compartido por varias empresas punteras del sector o nuevas startups que se agrupan.

Estas agrupaciones no tienen por qué ser formales. En los clústeres no es necesaria la aparición de cooperativas de trabajo o la organización en Agrupaciones Empresariales Innovadoras (AEI), aunque, sin duda, pueden ayudar a atraer talento y empresas a la zona.

¿Por qué los clústeres benefician a las empresas?

Los clústeres son tejido empresarial per se. A diferencia de empresas aisladas alejadas de la aglomeración, dentro de un clúster es altamente probable que una empresa sea cliente o proveedora de una o varias dentro de la misma agrupación. Esto reduce considerablemente no solo los tiempos de transporte de materiales entre compañías, si los hay.

El mero hecho de que haya proximidad física y de que los trabajadores de una empresa sean capaces de pasear hasta la empresa del cliente o del proveedor facilita un entorno de trabajo estrecho que minimiza errores de todo tipo. Desde fallos a la hora de entenderse entre sí hasta mejoras en la calidad de productos y servicios finales.

Las economías de aglomeración hacen surgir nuevas ideas e incluso nuevos puestos de trabajo que de otro modo no podrían producirse. Por ejemplo, varias empresas fabricantes de cables eléctricos trabajan en una región y un proveedor de cobre se ubica en la zona para abaratar costes de transporte, ganando todas las empresas y haciendo algo más: dándoles beneficios extra con los que invertir en I+D+i. Algo que las empresas no ‘clusterizadas’ no pueden hacer.

Cuando varias decenas de empresas de un sector se ubican en una región, las economías de escala (producir una unidad de producto a menor coste) se vuelven mucho más viables. De hecho, esta posibilidad aumenta con el número de empresas. Competencia incluida.

Además, el efecto de red (llamado también externalidad de red o sinergia de red) hace que empresas aún no instaladas en la región la consideren interesante para beneficiarse de las condiciones que ya existen en la zona. Dicho de otra forma, cuando un clúster o hub alcanza cierto tamaño crítico es capaz de atraer empresas que refuerzan no solo las ventajas, sino la atracción futura.

¿Es posible crear un clúster empresarial?

De forma individual es imposible diseñar y ejecutar un plan que dé como resultado un clúster industrial. La idea básica del clúster es la agrupación de empresas, por lo que es necesario la intervención de más de una empresa. De tantas como sea viable, dado que la densidad de empresas es un parámetro relacionado con el éxito a futuro del hub.

Como ejemplo, una decena de empresas de restauración de una misma comunidad autónoma podrían trabajar juntas para abrir algunos restaurantes en un entorno de potencial turístico. Esto da lugar al fenómeno conocido como demanda inducida, por el que cuando un bien aumenta su suministro se consume más. De hecho, así es como suelen nacer las zonas de restauración o turísticas, aunque históricamente han seguido un crecimiento más orgánico.

Ejemplos parecidos podrían darse en otros ámbitos con clústeres sectoriales. Varias empresas rivales podrían usar una misma ubicación para sus empresas. Esto ocurre con frecuencia en el mundo automovilístico, aunque más por competencia que por crear hubs. De igual forma, el resultado es el mismo: pocos años después de asentarse los concesionarios, una decena de talleres aparecen en el ecosistema, y con ellos servicios de ocio, estaciones de servicio y otros negocios que consolidan el tejido empresarial y el empleo.

Agrupaciones Empresariales Innovadoras

Las Agrupaciones Empresariales Innovadoras (AEI) son un tipo de clúster reconocido por el Gobierno de España a través de la Orden IET/1009/2016. Esta orden sienta las bases de qué es una AEI y de las ayudas que se dan para su consolidación y crecimiento. Al igual que las empresas pueden pedir ayudas específicas, las agrupaciones de empresas también tienen ventajas.

El motivo principal de que se den ayudas a estas agrupaciones es que las externalidades positivas que emergen de los clústeres aportan beneficios más allá del económico a las empresas involucradas directamente. Según la orden anterior, los clústeres son elementos esenciales para la estrategia nacional debido a la innovación que suele derivar de ellos, así como a la estabilización del trabajo.

Para las AEI se ha abierto un Registro de Agrupaciones Empresariales Innovadoras que permite recibir apoyo financiero. Este registro también ayuda a los hubs a darse a conocer y establecer relaciones prósperas con otros entornos de innovación, especialmente a través de eventos específicos.Imágenes | iStock/IR_Stone, iStock/Radachynskyi

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