Dice la International Coach Federation (ICF) que “el coaching profesional se fundamenta en una asociación con clientes en un proceso de acompañamiento reflexivo y creativo que les inspira a maximizar su potencial personal y profesional”. Más allá de su esencia, se trata de una tendencia en el mercado laboral vigente. La consultora PwC asegura que el perfil medio del coach, en líneas generales, es mujer (70%), norteamericana (33%) y con una edad comprendida entre los 40 y los 55 años (51%). Los ingresos medios de esta profesión son de 41 700 dólares americanos, unos 34 400 euros anuales. [hde_related]
Pero ¿en qué consiste esta profesión? ¿Cómo podría alguien certificarse para convertirse en este perfil profesional?
El trabajo del coach profesional
Ya sea para ayudar a individuos o departamentos de organizaciones, el trabajo del coach es el de un mentor que guía, motiva y acompaña a sus clientes.
Esto puede hacernos pensar en el mentoring, otra técnica vigente de tendencia, que comparte muchos puntos en común. Habitualmente, suelen diferenciarse en que el coaching busca resultados más inmediatos en una relación más a corto plazo. Por su parte, el mentoring tiende a establecer una relación más duradera que busca el desarrollo personal del cliente.
Según ICF, las responsabilidades del coach son las siguientes:
· Descubrir, aclarar y definir lo que el cliente quiere alcanzar.
· Estimular el autodescubrimiento del cliente.
· Suscitar soluciones y estrategias generadas por el propio cliente.
· Mantener en el cliente una actitud responsable y consecuente.
Entre las ventajas de contar con un coach, reconocen como atractivos principales “desarrollar fortalezas”, “ganar en eficiencia”, ganar confianza y tomar mejores decisiones. En cuanto a la organización, está dirigido a la incorporación de nuevo talento o seguimiento de las promociones internas, potenciar ese talento, “innovar en procesos de gestión” y, en definitiva, desarrollar las capacidades de las personas.
Cómo convertirse en coach
El estudio de PwC que citamos arriba dice que esta es una profesión con gran crecimiento en los últimos años: “Un creciente número de personas y compañías ha adoptado el coaching, y el uso de habilidades y enfoques del coaching se ha expandido más allá de los coaches capacitados profesionalmente para incluir managers, líderes y profesionales de recursos humanos y desarrollo de talentos, que aplican estas competencias en sus interacciones diarias en el lugar de trabajo”.
Las líneas de esta profesión en nuestro país son todavía difusas. La ICF es la asociación imperante, pero hay otras, como el European Mentoring and Coaching Council (EMCC). En cualquier caso, la mayoría de fuentes coincide, como dice la Asociación Española de Coaching (Asesco), en que para ser coach hacen falta las certificaciones necesarias acreditadas por ICF.
Existen dos categorías de programas de formación, que se imparten en centros específicos, y que permiten certificarse como coach:
· ACTP: Accredited Coach Training Program (Programa de formación de coaches acreditados). Además, hay que acumular un mínimo de 100 horas de experiencia como coach (75 pagadas), con al menos ocho clientes, y aprobar un examen para evaluar el conocimiento.
· ACSTH: Approved Coach Specific Training Hours (Horas de formación específicas de coach aprobado). Además, se debe acreditar un mínimo de 100 horas de experiencia como coach (75 pagadas), con al menos ocho clientes, y superar un examen.
Hay una tercera vía que reconoce los programas formativos no reglados por ICF, para lo que es necesario aportar una serie de documentación especial, como una grabación de una sesión real junto con una transcripción.
La importancia de la regulación profesional
Estas organizaciones evitan el intrusismo laboral y fomentan el desarrollo profesional reglado de los individuos. ICF establece tres categorías o niveles para considerar la capacitación de un coach:
· ACC – Coach asociado certificado. Más de 100 horas de experiencia.
· PCC – Coach profesional certificado. Más de 500 horas de experiencia.
· MCC – Coach máster certificado. Más de 2500 horas de experiencia.
Los criterios son muy específicos y atienden a varios factores. Por ejemplo, EMCC utiliza un modelo de cuatro niveles y, en él, se contabilizan también años de profesión y clientes:
· Foundation – un año de experiencia, 50 horas y cinco clientes diferentes.
· Practitioner – tres años de experiencia, 100 horas y 10 clientes.
· Senior practitioner – cinco años, 250 horas y 20 clientes.
· Master practitioner – siete años, 500 horas y 40 clientes.
La experiencia de todas estas horas de trabajo, además de la formación certificada, garantiza la talla profesional de los coaches, lo que evita que una empresa pueda caer en contrataciones de perfiles no cualificados. Es preciso que estas actividades laborales estén reguladas porque a su vez pueden cruzar fronteras para las que no están preparados: el coaching nace de la psicología, pero el coach no tiene que ser necesariamente psicólogo.
En el diario ‘Cinco Días’ acuden a voces acreditadas y estas alertan de que hay muchos coaches que dicen serlo y no poseen experiencia ni certificaciones, simplemente por el prestigio que esto puede acarrear. Además, pone en duda la homogeneización de títulos y la falta de regulación. Obviamente, esta es una información muy en contraste con las normas en vigor de las asociaciones y federaciones que hemos nombrado aquí. En cualquiera de los casos, este es el ecosistema vigente y el camino a seguir para convertirse en coach profesional.
Imágenes | Pexels: cottonbro, mentatdgt, Andrea Piacquadio