La patente es una de las principales formas de protección de la innovación.
Aprender a patentar forma parte del proceso de aprendizaje en el emprendimiento más innovador. Cuando se trabaja con proyectos novedosos, es normal que en algún momento se planteen dudas sobre cómo funcionan las patentes.
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Cómo funcionan las patentes
Una patente es un mecanismo de protección de la actividad inventiva que ofrece a su titular la posibilidad de gestionar en exclusiva su explotación durante un período de tiempo, que en la actualidad se cifra en España en 20 años.
A cambio, habremos de registrar en las oficinas de patentes de los países en los que pretendemos tener esa protección una descripción clara y completa de la invención que permita ejecutarla a un experto en la materia.
Patentabilidad
Para que una invención sea patentable, es necesario que se den tres requisitos:
- Novedad: no podemos patentar lo que ya era accesible para el público, lo ya conocido.
- Actividad inventiva: no resulta, a partir del estado de la técnica, de una manera evidente para un experto en la materia.
- Aplicación industrial: lo que patentamos debe poder ser utilizado en cualquier clase de industria, incluida la agrícola.
Sin embargo. no toda invención que cumpla estas condiciones es patentable. Existen excepciones, entre las que destacan:
- Descubrimientos.
- Teorías científicas.
- Modelos matemáticos.
- Obras literarias artísticas y científicas.
- Planes, reglas y métodos para el ejercicio de actividades intelectuales, juegos o actividades económico-comerciales.
- Programas de ordenador.
- Formas de presentar informaciones.
- Razas animales y variedades vegetales, así como procedimientos de cruce o selección.
- Procedimientos quirúrgicos, terapéuticos y diagnósticos.
- Determinados procedimientos y descubrimientos relacionados con la genética.
Los beneficios de patentar una invención
Fundamentalmente, son tres:
- Durante el tiempo que dura la patente, habremos gozado de una exclusiva. Habremos podido establecer precios de monopolio sin miedo a la competencia.
- Podremos vender la patente, aportarla a una sociedad, conceder licencias, etcétera.
- Pasado el tiempo de duración de la patente, gozaremos de cierta ventaja. Por un lado, habremos acumulado un saber hacer que hará que nuestros costes sean menores que el de un potencial competidor. Por otro, hemos podido consolidar una imagen de marca.
Cómo se protegen los derechos de una patente
Cuando patentamos una invención, es posible que, pese a los derechos de exclusiva que tenemos, alguien viole la patente. En ese caso, podremos exigir ante los jueces y tribunales de quien contraríe nuestro derecho de patente:
- La cesación de los actos que viene realizando contrarios a la patente. Si no ha comenzado aún, puede prohibirse que lo haga.
- Indemnizaciones que cubran los daños y perjuicios (tanto las pérdidas como los beneficios dejados de obtener) e, incluso, si lo hubiera, el desprestigio.
- El pago de los gastos que nos haya originado la realización de investigaciones que hayamos tenido que realizar para obtener pruebas de que se ha violado nuestra patente.
Las dificultades en la protección de la invención a través de la patente
A pesar de que, desde que patentemos una invención, la justicia estará de nuestra parte para proteger nuestros derechos, el camino no está exento de dificultades:
- Algunos casos suscitan muchas dudas. Aunque a nosotros nos parezca que han violado nuestra patente, el juez podría dar la razón a la otra parte.
- Puede haber dificultades para encontrar pruebas de que se ha violado la patente. Esto es más complicado cuando el caso afecta a los procesos internos de otra empresa.
- No siempre es sencillo demostrar la entidad del daño que hemos sufrido.
- La patente solamente nos protege en aquellos países en los que está registrada.
Las alternativas a una patente
Por su coste y dificultades, algunas empresas se plantean alternativas para proteger su actividad innovadora. Estas son las principales:
- No patentar. Es posible proteger internamente el secreto industrial gracias a los deberes de confidencialidad de trabajadores y otras partes con las que nos relacionemos. Por ejemplo, podemos regular estas relaciones con cláusulas de confidencialidad específicas en los contratos. Sin embargo, no debemos olvidar que un competidor, conocido el producto, podría averiguar por su cuenta, sin que nadie se lo revele, cómo desarrollar el proceso.
- Patentar para luego ceder la patente a un tercero. Es posible que otra empresa pueda ofrecernos una compensación atractiva (dinero, participaciones en el capital u otras).
- Buscar una protección de nuestro saber hacer basada en otros mecanismos como la protección de la propiedad intelectual, el diseño industrial o las marcas.
Aunque pueda parecer que las patentes son el final de un camino (el de la actividad inventiva), en realidad son el principio de otro (el de la toma de decisiones clave en el emprendimiento).
Imágenes | ThisisEngineering RAEng en Unsplash