La entrevista de trabajo es muchas veces la última y definitiva prueba por la que un candidato tiene que pasar antes de hacerse con un puesto. Todo el tiempo y los esfuerzos invertidos en un proceso de selección pueden ser inútiles si no preparamos bien este encuentro, que suele ser de una media hora y donde cuentan mucho los detalles. [hde_related]
En este post te indicamos las claves para preparar y sacar adelante con nota tu entrevista de trabajo.
Preparar bien la entrevista
Es imposible saber cuáles serán las preguntas que te harán, pero es muy probable que tengas que hablar sobre tus puntos fuertes y sobre todo de los débiles. También conviene que te prepares un minidiscurso (lo que los anglosajones llaman elevator pitch) donde, además de hablar de tus fortalezas y debilidades, puedas contar qué propones para mejorar la operativa y los resultados de la compañía.
En este punto deberás dar con un discurso sincero para convertir tus debilidades en oportunidades de desarrollo. Conviene que todo esto se lo cuentes antes a otra persona que te diga en qué aspectos puedes mejorar tu exposición. También debes acudir a la entrevista con tu currículum puesto al día en redes sociales como LinkedIn y con una versión actualizada del mismo en papel o en PDF.
Estudia bien la empresa en la que quieres trabajar
Otra parte de la preparación de la entrevista será conocer lo mejor posible la empresa para que quieres trabajar. Los expertos en selección de personal suelen preguntar a los candidatos sobre este tema porque les indica el nivel de interés del entrevistado. Para ponerte al día, puedes mirar artículos en prensa, en la propia web de la compañía y en sus redes sociales. También conviene que abras el campo de visión y estés al tanto sobre la competencia de la compañía e incluso el sector de actividad en el que se desenvuelve. Si salen en la entrevista estas cuestiones, dejarás una excelente imagen de ti.
No descuides tu actitud y presencia
Ten en cuenta que muchos responsables de selección de personal ya han tomado la decisión de contratar a un candidato o prescindir de él antes incluso de que se haya sentado a hacer la entrevista. Si llegas tarde, nervioso, mal vestido o interrumpes a cada poco a tu interlocutor, será difícil que salgas airoso de la entrevista y te hagas finalmente con el puesto.
Conviene ser educado, mostrar una sonrisa y cuidar el lenguaje, pero sin sonar falso. Debes dejar siempre que sea tu interlocutor el que tome la iniciativa. Si solo te dedicas a soltar tu speech sin escuchar a tu entrevistador, puedes resultar maleducado y, sobre todo, dejarás pasar la oportunidad de saber qué quieren realmente de ti. Las respuestas tendrán que ser claras y breves, y debes evitar los tecnicismos y las palabras rebuscadas. También tienes cuidar el lenguaje corporal para saludar y sentarte correctamente, y no hacer gestos excesivos que intimiden al entrevistador.
Muestra tus logros y capacidades
La entrevista de trabajo es la única oportunidad que tienes para dar a conocer lo mejor de ti mismo. Por tanto, no te limites a enunciar fechas, puestos y empresas, puesto que eso ya lo han leído en el currículum. Ve un paso más allá y muestra lo que has conseguido en cada puesto de trabajo, así como las habilidades que has desarrollado. De esta forma, aportarás un gran valor añadido a la conversación e información útil sobre tu experiencia laboral.
Eso sí, hazlo de forma relajada. No hables demasiado deprisa y tómate unos segundos antes de dar cada respuesta, para ir al grano y no divagar. Dar muchas vueltas a las cosas puede llevar a tu entrevistador a pensar que no sabes muy bien de lo que hablas. Un último consejo: no critiques a las empresas donde has trabajado anteriormente ni a otros profesionales. Dice muy poco de ti.
No mientas
Como dice el refrán, se coge antes al mentiroso que al cojo. En los currículums se suelen engordar aspectos como las titulaciones o los conocimientos de idiomas. Ten en cuenta que un entrevistador puede ponerte en evidencia con una simple prueba oral de inglés o francés en el mismo transcurso de la entrevista. Es una ‘prueba del algodón’ que cada vez se hace más.
No debes fingir lo que no eres. Si te están preguntando por algo que desconoces o te están pidiendo una experiencia que no tienes, no pasa nada por reconocerlo. Eso sí, debes mostrar una actitud positiva y señalar que estás dispuesto a seguir aprendiendo y que incluso tenías en mente formarte en tal o cual aspecto que se requiere para el puesto.
Muéstrate interesado, pero no supliques
No hay que decir que necesitamos desesperadamente el trabajo, aunque sea verdad. Le dará una ventaja innecesaria al entrevistador. Hay que mostrar una actitud positiva y un sincero interés en el puesto que se oferta, pero tampoco conviene transmitir que estamos dispuestos a aceptarlo a cualquier precio. También ayuda que hagas preguntas sobre tus posibilidades de promoción en la compañía. Eso muestra que tu interés es alto y que te ves en la compañía en el medio y largo plazo.
Por otra parte, si te preguntan por temas de política, religión o sexualidad, o te hacen preguntas muy emocionales, evítalas diciendo de forma educada que son asuntos irrelevantes a la hora de desempeñar el puesto al que optas. Y, por último, una referencia al sueldo. Hay expertos que dicen que conviene que saques el tema del salario en la entrevista de trabajo, mientras que otros dicen que lo mejor es dejarlo para una posterior conversación, una vez hayas sido elegido para cubrir el puesto.