Así te afecta el coste de oportunidad en tus decisiones cotidianas

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Ser o no ser, he ahí la cuestión. Esta frase, extraída de la obra de teatro ‘Hamlet’, es una referencia universal de la literatura y el arte dramático, y representa como ninguna otra la propia esencia del ser humano, basada en una continua toma de decisiones.

Y es que, en cualquier ámbito de nuestro día a día, cuando existe más de una alternativa, siempre hay una elección, pero también una renuncia. Y, por supuesto, todas las renuncias implican un cierto coste de oportunidad, un término que se ha convertido en uno de los conceptos económicos y financieros más utilizados dentro del mundo empresarial.

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Qué es el coste o costo de oportunidad

Desde un punto de vista económico, el coste o costo de oportunidad es el valor de la mejor alternativa a la que se renuncia. Es decir, lo que habrías dejado de ganar por haber escogido una de las opciones y no la otra.

Es un término acuñado por uno de los fundadores de la Escuela Austriaca de Economía, Friedrich von Wieser en su ‘Teoría de la economía social’ (‘Theorie der gesellschaftlichen Wirtschaft’), publicada en 1914.

En la literatura económica, el coste de oportunidad puede ser de dos tipos:

El coste de oportunidad se ha extendido a otros ámbitos fuera del económico. Sin ir más lejos, la pandemia de la COVID-19 ha puesto de actualidad este concepto en el entorno sanitario, sobre todo al darse la dicotomía entre vacunarse o no vacunarse, a riesgo de contraer la enfermedad.

El coste de oportunidad en las empresas

El coste de oportunidad es un concepto que se encuentra presente en el mundo empresarial. Las compañías se enfrentan a diario a una continua toma de decisiones. Desde cómo financiarse, a través de recursos propios o ajenos, hasta si poner o no una máquina de café en la oficina. Todas estas decisiones tienen como contrapartida una alternativa no elegida que acarrea cierto coste de oportunidad.

Sin ir más lejos, la propia decisión de montar una empresa ya implica un coste de oportunidad, el de las otras alternativas que puede tener ese capital. Por ejemplo, imagina que el 1 de enero de 2019 decides montar una pescadería para la que desembolsas 10 000 € y que, al cabo de un año, proporciona unos beneficios de 15 000 €. Es decir, has obtenido 5 000 € en ese periodo de tiempo.

¿Qué hubiese pasado si en ese mismo periodo de tiempo hubieses invertido en acciones de Apple? En enero de 2019, podrías haber comprado un total de 253 acciones a un precio de 39,48 €. Al finalizar el año, se han revalorizado casi un 100%, con un precio de 73,41 €. Habías obtenido un beneficio de 8 572,73 €. Es decir, el coste de oportunidad ha sido de 3 572,73 € en total.

El coste de oportunidad en macroeconomía

Uno de los ámbitos donde más se emplea el coste de oportunidad es la macroeconomía. De hecho, el ejemplo paradigmático de coste de oportunidad fue el que utilizó Von Wieser para explicar el concepto por primera vez: la disyuntiva entre producir cañones y mantequilla.

A través de este ejemplo, se entiende muy bien que cuanto más gaste un país en defensa nacional (cañones) para protegerse de los enemigos externos, menos recursos podrá dedicar a producir aquellos bienes (mantequilla) que mejoren el bienestar de su población. Por eso, deberá decidir la proporción de recursos utilizados para producir cada uno de esos bienes.

La realidad es mucho más compleja, ya que un país puede especializarse en la producción de muchos bienes o servicios. Otro economista, David Ricardo, lanzó la teoría de la ventaja comparativa, en la que afirmaba que los países se especializarán en la producción en los que tengan una mayor ventaja comparativa. Es decir, dado que los recursos son finitos, los países deciden producir aquellos bienes que mejor saben hacer e importarán el resto de otras naciones.

El coste de oportunidad en finanzas

El coste de oportunidad también se utiliza en finanzas en general e inversión en particular. Cualquier inversor sabe que, en el momento que elige un determinado activo para invertir, está renunciando a que ese capital proporcione un rendimiento diferente en activos sin riesgo.

Por ejemplo, una persona que tenga el dinero parado en su cuenta corriente está renunciando a una cierta remuneración en productos sin riesgo, como un depósito a plazo fijo o una cuenta remunerada. Si ese producto proporciona una rentabilidad del 1 %, ese sería el coste de oportunidad de una persona que decide mantener su dinero en efectivo.

Cómo hacer un análisis de coste beneficio

A la hora de calcular el coste de oportunidad, existe un análisis conocido como coste beneficio. En esencia, este procedimiento económico y empresarial viene a determinar la relación entre el coste por unidad producida de un bien y el beneficio obtenido por su venta. El análisis coste beneficio será mayor cuanto mayor sea el beneficio y menor sea su coste.

En realidad, el análisis coste beneficio se puede aplicar tanto a negocios como a cualquier otra decisión cotidiana, aunque no siempre se pueda cuantificar. Por ejemplo, en el momento que decides ir a un restaurante y no a otro estás realizando un análisis coste beneficio, pero valorando otros elementos como la distancia o el precio. Y el beneficio sería la calidad de la comida o el servicio prestado.

En definitiva, cualquier dicotomía lleva implícito un coste de oportunidad, que será mayor o menor en función del valor que se de a la alternativa no elegida. Por eso, es importante que, ante cualquier decisión, por pequeña que sea, se realice un cierto análisis coste beneficio para calcular, aunque sea de manera aproximada, si la decisión tomada es correcta o no.

Imágenes | Unsplash.com\JESHOOTS.COM, Pixabay.com\geralt

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