El diseño es una de las claves más importantes del éxito empresarial.
Pequeños cambios en el diseño de gran impacto
Hay dos aspectos de gran importancia en los cambios y mejoras de diseño. Por un lado, algunos incrementan la usabilidad del producto. No pocas veces se origina un incremento en la seguridad de su uso que puede librar de lesiones y fallecimientos.
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Existen muchísimas formas de hacerlo:
- Una pequeña advertencia de manejo.
- Un indicador que nos informe del estado de un elemento del producto o de los procesos que se desarrollan con él.
- La incorporación de elementos de protección.
- Un cambio en la disposición de una pieza, con el fin de evitar confusiones y accidentes.
- Añadir elementos de sustitución que actúen en caso de peligro por avería.
Por ejemplo, pensemos en las señales de tráfico de una autopista o autovía. Representan un pequeño porcentaje del coste de construcción y mantenimiento. Sin embargo, sin ellas, sería imposible ordenar la circulación de manera que estas carreteras tuviesen sentido.
En otros casos, el uso sin la mejora de diseño es posible, pero mucho menos seguro. Por ejemplo, pensemos en los indicadores de calor residual en los fuegos de una cocina. Gracias a ellos se pueden evitar muchas quemaduras en cocinas en las que no se ve una llama, lo que incrementa su atractivo y posibilidades de uso.
Con este tipo de ‘pequeñas’ mejoras de diseño lo que conseguimos es poder llegar a un público mucho mayor y damos sentido a programas de inversiones e investigaciones para mejorar el conjunto del producto.
En definitiva, vamos a lograr una mejora significativa de la usabilidad y viabilidad del producto. Esto ha llevado a que cada vez exista una mayor conciencia de la importancia de depurar errores en el diseño. De hecho, son este tipo de cambios en el diseño los que han protagonizado recientemente el Día Mundial de la Usabilidad (10 de noviembre).
El diseño como reserva de know-how
Frente a la ejecución, en muchos sectores, el diseño se convierte en el primer reflejo del know-how de la empresa. Pensemos, por ejemplo, en la moda. Saber diseñar prendas de éxito es complicado, más incluso que dominar los procesos de confección. Requiere un conocimiento especial que, con frecuencia, solamente posee una empresa. Se valora el resultado por su elaboración y acabados, pero la decisión de compra depende, en gran parte, del diseño.
Además, la actividad de diseño es una de las que mejor responde a los retos del crecimiento. Por ejemplo, muchas empresas tienen una experiencia muy grande en realizar una amplia gama de diseños, que podría ser trasladable a todo tipo de contextos, requerimientos normativos y necesidades del cliente.
Un ejemplo muy habitual en nuestro tiempo lo ofrecen determinadas empresas emergentes que diseñan plataformas para poner en contacto compañías que ofrecen un producto y demandantes. No es raro ver el salto a otros mercados, muchas veces internacionales, donde aplican el conocimiento adquirido al diseño de otra plataforma semejante, pero adaptada a las necesidades concretas de los nuevos sectores en los que se internan.
La importancia del diseño en la prestación de servicios
Si nombramos el diseño, es fácil que nos venga a la cabeza el relacionado con bienes. Sin embargo, el diseño de servicios, muchas veces olvidado, tiene una enorme importancia en diferentes direcciones.
En primer lugar, cada servicio tiene su propia fase de diseño, que no es raro que involucre a distintos tipos de diseñadores. Por ejemplo, si nos dedicamos al comercio y queremos lanzar una tienda online, necesitaremos diseñar unos procesos internos, una atención al público, etc.
Además, el propio diseño de bienes tiene una repercusión importante en el de servicios. Lo vemos claramente con el diseño arquitectónico. Concebir un edificio, incluyendo su interior, no es solamente plantearse cómo será el soporte material de una actividad económica, sino que contribuye a prefigurar cómo se desarrollará.
El diseño de dispositivos conectados orientados a las actividades de prestación de servicios es un buen ejemplo de estas tendencias. Sus diseñadores no pueden desentenderse de las aplicaciones de los objetos en los que trabajan. Buena parte de su éxito procede de saber ponerse en el lugar de quienes se plantean cómo emplearlos en sus empresas.
Algo semejante sucede con el diseño de la experiencia del usuario. Aunque en un mundo empresarial crecientemente clientecéntrico tenga la mayor relevancia, nunca podemos olvidarnos del diseño del proceso necesario para prestar el servicio con el que se pretende dar forma a esa experiencia.
Las empresas que no conceden la importancia que merece al diseño corren un grave riesgo de extinción. Su importancia es creciente en un mundo marcado por la aplicación del conocimiento empresarial al diseño de bienes y servicios a medida del cliente.
Imágenes | Kelly Sikkema,Daniel McCullough, Dylan Gillis, STIL en Unsplash