Dyson se describe a sí misma como una empresa de tecnología. Pero esta empresa inglesa es reconocida sobre todo por el diseño de sus electrodomésticos, en los que, más allá de esta cuidada apariencia, también se esconden importantes cambios e innovaciones.
¿Cómo ha pasado esta compañía a vender más de 3.000 millones de dólares en aspiradoras y plantearse el objetivo de ser un referente en inteligencia artificial en el futuro?
Los orígenes de la empresa hay que buscarlos en una aspiradora que no funcionaba bien. La curiosidad de James Dyson por mejorar este aparato, 15 años de trabajo y 5.126 versiones que fallaron antes de dar con la correcta son el germen de esta corporación.
James Dyson fundó en 1993 una empresa de electrodomésticos que lleva su apellido y que hoy es una de las más importantes de todo el planeta, conocida por su creatividad y diseños progresistas.
Precisamente por esta innovación y este cuidado diseño, para muchos Dyson es el Steve Jobs de los pequeños electrodomésticos.
Antes que CEO, ingeniero
Nombrado Sir, James Dyson cree firmemente en el fracaso. De hecho, lo ve como una parte esencial de su propio éxito y como un paso necesario para dar con una solución verdaderamente innovadora.
Aunque su papel es de CEO, reconoce que no le agrada este rol. “A nivel operativo, se convierte en un trabajo enorme, demasiado grande para mí. Nunca he sido un hombre de negocios. Yo quería continuar el diseño y la ingeniería. Eso es lo que me gusta hacer”.
Incluso antes de fundar esta empresa, Dyson ya mostró que tenía una manera de hacer las cosas de forma diferente a los demás. Antes de convertirse en emprendedor, trabajaba en una compañía industrial llamada Rotork, donde ayudó a idear el Sea Truck, una embarcación de alta velocidad que podía atracar en tierra firme.
Más tarde creó la Ballbarrow, una carretilla que, en lugar de rueda delantera, tenía una bola de plástico para que no se oxidase ni se abollase, con el reto de conseguir una mayor estabilidad.
Un aspirador que le llevó al éxito
James Dyson alcanzó la fama y el reconocimiento con la invención de un aspirador que no utilizaba bolsa para recopilar los residuos. Para ello, se inspiró en cómo funcionaban los aserradores. El resultado es, según Dyson, un sistema más eficiente y que permite que las aspiradoras se estropeen menos con el paso del tiempo.
Crearlo no fue fácil. Ninguna empresa de capital riesgo ni banco quisieron prestarle dinero hasta 1993, cuando su gerente bancario, Mike Page, presionó personalmente a Lloyds Bank para que le prestara el dinero que necesitaba para las herramientas. El banco finalmente le concedió un millón de dólares, con los que pudo fabricar su innovadora aspiradora.
Tras una experiencia de venta por correo, los grandes almacenes británicos John Lewis comenzaron a venderla, lo que supuso la vía de entrada para otros minoristas. En dos años fue el aspirador más vendido en Gran Bretaña.
Quizá por esa primera experiencia buscando financiación renunció a salir a bolsa. “Me encanta la independencia de tener el 100% de las acciones, de tener que pensar solo en los productos y no preocuparme por los accionistas”, señala Dyson quien se enorgullece de ser “completamente libres” en ese sentido.
Otros inventos posteriores
Después del éxito cosechado, Dyson empezó a innovar en otros electrodomésticos, a los que también les ha quitado algún elemento hasta entonces indispensable. Uno de ellos ha sido el cable eléctrico, poniendo en su lugar baterías. Fue así como llegaron los robot aspiradoras.
Mientras, los ventiladores han sufrido la mutilación de sus aspas gracias a la tecnología Air Multiplier. Con ella, el aire se expulsa a gran velocidad. Como consecuencia de ese choque, se produce una bajada de la temperatura, lo que vuelve a generar un círculo vicioso de empujar con más fuerza el aire.
Dyon dedicó 8,5 millones de libras durante cuatro años a la investigación de esta tecnología para fabricar ventiladores sin aspas.
Un potente I+D y diseño
Dyson asegura que una de las claves del éxito de su negocio es la inversión en I+D+i, que ha llevado a su empresa a ser un referente en aspiradores, secadores de mano, ventiladores, secadores de pelo…
La compañía asegura que da trabajo a más de 2.500 ingenieros y científicos a nivel mundial. Juntos forman ese laboratorio del que salen las ideas para diseñar y crear electrodomésticos desde una nueva óptica y punto de vista.
El área principal de I+D+i de la compañía (donde se diseñan sus famosas aspiradoras) está ubicado en su sede central en Malmesbury, en el condado de Wiltshire (Reino Unido). Pero, además, la compañía está presente en 75 países del mundo, incluido el nuestro.
Sin embargo, la compañía arrancó sin un business plan definido en estrategia internacional, según reconoce el propio Dyson. “Seguir un plan de negocios lógico sería aburrido para mí”.
En cambio, su apuesta fue desarrollar nueva tecnología y fabricar productos donde esa tecnología marcara la diferencia. “En 2006 lanzamos nuestro secador de manos, que es mejor para el medioambiente que las toallas de papel, y luego lo hicimos con el Air Multiplier, que es un ventilador sin cuchillas. Hicimos una lavadora con ciclos de lavado más cortos durante algunos años, pero nos detuvimos porque no estábamos ganando dinero con eso”.
Pruebas de fabricación
La fabricación se realiza en Malasia y Singapur. En el primero de los países hay una zona de 4.385 m² donde se ponen a prueba los electrodomésticos de la firma. Según la compañía, cada vez que se diseña un nuevo electrodoméstico se implica de media a 150 ingenieros. Del laboratorio salen numerosos prototipos hasta alcanzar lo que ellos consideran como producto adecuado.
Cuando estos prototipos obtienen el visto bueno, se envían a Malasia, donde se les somete a todo tipo de pruebas (como resistencia o durabilidad). Así, las aspiradoras se tiran unas 5.300 veces contra un suelo y se les hace recorrer lo equivalente a 1.300 km encima de una plataforma con el fin de comprobar sus cualidades.
Entre los 550 que deben superar las aspiradoras se encuentran pruebas mecánicas, de uso, calidad y nivel del sonido.
El futuro de la IA y los robots
Además, la compañía trabaja ya en lo que será la Dyson del futuro, que asegura que será muy diferente a la que conocemos actualmente.
De hecho, está estudiando cómo explotar la «robótica de visión», la tecnología de interpretación de imágenes e imágenes en movimiento, porque tiene una «gran cantidad de aplicaciones». El trabajo en robótica comenzó hace 17 años, antes de que se lanzara la aspiradora automática 360 Eye en 2015.
Sin embargo, será la inteligencia artificial la que juegue un papel más importante en los modelos futuros, según reconocía el propio James Dyson en una reciente entrevista.